Así funcionan los microchips que ayudan a identificar a los perros

Así funcionan los microchips que ayudan a identificar a los perros

El dispositivo permite mantenerlos relacionados con sus propietarios y así es más probable poder recuperarlos si se pierden o los roban

10 Julio 2018

Tiene el tamaño de un grano de arroz. Y a pesar de ser imperceptible cuando se lo coloca debajo de la piel, es un arma muy poderosa que ayuda a identificar a quienes nunca podrán hacerlo por sí solas: nuestras mascotas. Hablamos de los microchips. Son dispositivos que llegaron a Tucumán no hace mucho ante la demanda de los viajeros. Países como Chile o los europeos no permiten el ingreso de perros que no tengan esta tecnología. Pero más allá de la cuestión turística, estos minúsculos aparatos tienen un enorme potencial.

El microchip mide 11,5 milímetros de largo por dos de ancho. Se inyecta en el pescuezo del animal. Mediante este sistema, el perro o el gato quedan identificados de por vida y a nivel internacional, según explica Teófilo Miño, veterinario. Es un código de barras –como el de un producto de supermercado- que al escanearlo nos da detalles sobre la raza (si tiene), quién es su dueño y dónde vive, si tiene vacunas, si posee alguna enfermedad y la edad, entre otros detalles. “Cada uno trae un número de 15 dígitos, autorizados por normas IOS que no se repite por lo que es único en el mundo”, remarcó. También contó que les dura para toda la vida, no les duele ni les genera ninguna reacción adversa. Se coloca con una inyección.

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Así como cada persona tiene su DNI que lo identifica, Miño cree que es fundamental colocarles microchips a todos los perros para otorgarles un número único y asociarlos a sus propietarios. Esto fomenta la tenencia responsable y, a su vez, ayuda a reconocer las mascotas perdidas o robadas, señala.

Utilidades

Imagine que una mascota se pierde (algo que ocurre a diario en Tucumán). Lo primero que suele hacer el dueño es poner a circular la foto del perro por las redes sociales, luego pega carteles en postes y negocios, ofrece recompensa y se queda esperando, en la mayoría de los casos, en vano.

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Si se generalizara el sistema de identificación con microchips, cualquier animal extraviado podría ser llevado a una veterinaria para escanearlo y así aparecería el nombre y la dirección de sus propietarios. En España, por ejemplo, el 80% de los canes desaparecidos se recuperan de esta manera. Claro que en ese país es obligatorio el uso del dispositivo.

“Sería un gran logro que en nuestro país también se implementara este sistema. Hubo algunos intentos, pero no prosperaron”, cuenta Miño, quien sigue armando proyectos que permitan avanzar en ese sentido.

Otros controles

El sistema podría permitir también controlar mejor la población callejera de animales, ya que habría menos perros perdidos y abandonados, y tendríamos más información sobre la cantidad de mascotas castradas, cuáles son potencialmente peligrosas, entre otros datos, señala el experto. En fin, el microchip exige al dueño una tenencia responsable, resume.

El microchip es cada vez más solicitado por aquellas personas que tienen miedo de que les roben sus perros. “Si bien no es un sistema de rastreo, porque no tiene GPS, cuando el dueño encuentra a su mascota; si esta ha sido sustraída y no se la quieren devolver, pueden escanear el animal y demostrar que el can es de ellos”, explica la veterinaria Roxana Martínez, quien también considera que el sistema debería ser obligatorio en el país.

En Tucumán, Martínez implanta los chips principalmente a los perros que viajan al exterior con sus dueños. Hay clientes que le preguntan si sirve para encontrar a los canes perdidos.

“El dispositivo no te dice dónde está el animal. Para eso están los collares con GPS; pero también es cierto que si la persona que encuentra al can perdido quiere hacer un daño, le puede sacar el collar y el GPS ya no sirve”, sostiene la experta y reitera que el chip sigue siendo la mejor opción.

Más de 5.000 chips colocados en Rosario

En Rosario funciona un programa municipal por el cual ya se colocaron unos 5.000 microchips que identifican a cada perro de la ciudad, describen su morfología (peso, color, raza, tamaño, características especiales) y el tipo de comportamiento que tiene. Para las autoridades de esa localidad, el “microchipiado” previene el abandono del animal, ya que exige al dueño una tenencia responsable. Para el caso de los Perros Potencialmente Peligrosos (P.P.P), también se registra que deben llevar puesto el bozal obligatorio en sus paseos.

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