Las expresiones de deseo en el Día de la Patria

Las expresiones de deseo en el Día de la Patria

Hace 202 años, Tucumán, cuando ese 9 de julio en la casa de Francisca Bazán de Laguna, el secretario del Congreso de Tucumán, Juan José Paso, les preguntó a los congresistas si querían que las Provincias de la Unión fuesen una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli, los 29 diputados aprobaron por aclamación. Comenzó entonces un largo proceso que incluyó una guerra civil, para llegar a constituirnos finalmente como una nación.

El 9 de Julio es la fecha más importante para los argentinos porque en un acto de valentía y compromiso se declaró la independencia. Desde 1991, ese día, durante 24 horas, San Miguel de Tucumán es la capital del país, de acuerdo con el decreto que firmó entonces el presidente Carlos Menem.

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En 2016, celebramos el bicentenario de la Declaración de la Independencia. El momento fue aprovechado por referentes judiciales provinciales, nacionales y federales para desear que haya federalismo, acceso a la justicia, protección de la población vulnerable, cuidado del ambiente, defensa de la república, así como luchar por la transparencia y combatir la corrupción. Los legisladores ratificaron su compromiso de trabajar por la construcción de igualdad de oportunidades para todos, la universalidad y calidad de la educación pública y el trabajo digno, así como el cuidado del medio ambiente y el desarrollo sustentable para las próximas generaciones. Las promesas de limar las diferencias, de trabajar conjuntamente tras un objetivo común estuvieron a la orden del día. Se habló de desterrar esa grieta que divide a los argentinos y se alimenta de una intolerancia que refleja un espíritu antidemocrático. Sin embargo, poco o nada ha cambiado. Debatir ideas, dialogar, acordar, como ocurre en cualquier sociedad civilizada, pareciera ser una tarea inalcanzable.

Hay valores esenciales propios de la vida y de la convivencia cotidiana que se vienen perdiendo desde hace tiempo. La solidaridad, el respeto por el otro, la amabilidad, han sido desplazadas por el egoísmo, la prepotencia, por esa oscura necesidad de descalificar al prójimo, al que piensa diferente.

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En alguna oportunidad, dijimos que ser patriota no significa solo defender nuestra tierra del invasor, sino también esforzarse por ser buen estudiante, por ser un trabajador eficiente, por desempeñar cualquier profesión u oficio que se elija con vocación de servicio, por honrar los cargos públicos con capacidad y decencia. Se ejerce el patriotismo cuando se es solidario, cuando dejamos de criticar en los demás aquello que no hacemos y ni siquiera lo intentamos, y actuamos, involucrándonos en algún proyecto social.

El 9 de Julio se ha convertido en una celebración donde brillan generalmente los discursos, se hacen promesas de ser más felices, de unión, de salir de las adversidades juntos, entre aplausos, abrazos, desfiles. Lealtad, patria, esperanza, son palabras que ganan protagonismo por unos instantes. Todo se diluye rápidamente con el correr de los días, depositando nuevamente en un baúl del pasado los deseos y el coraje de aquellos argentinos que soñaron con un país libre, grande y soberano. Para la clase dirigente la culpa de los que nos pasa sigue siendo de los otros, del pasado. Hay una ausencia pasmosa de autocrítica, que es justamente la que podría ayudarnos a crecer para no repetir errores históricos. Sería positivo que en este Día de la Patria las expresiones de anhelo que se formulen se hicieran realidad.

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