El reino de la desigualdad
OPERATIVO DESGASTE. La foto de la reunión con los colaboradores que se desvincularon de la Selección no fue casual. Prensa AFA. OPERATIVO DESGASTE. La foto de la reunión con los colaboradores que se desvincularon de la Selección no fue casual. Prensa AFA.

ESPECIAL PARA LG MUNDIALISTA

Néstor Pitana podrá dirigir la final. Acaso también esté allí el “uruguayo” del mate Antoine Griezmann y tal vez en las tribunas haya argentinos, mexicanos, brasileños y otros vecinos que no pudieron revender su boleto o que, simplemente, quieran disfrutar de la Copa hasta el último día. Pero Sudamérica, campeona en nueve de 20 Mundiales, subcampeona en otros cinco, y dos veces protagonista exclusiva de finales (Uruguay 1930 y Brasil 1950), estará ausente de una final por quinta vez en la historia. Peor aún, Rusia 2018, ya es un hecho, marcará cuarto triunfo seguido europeo, nuevo record histórico: Italia ganó en Alemania 2006, España en 2010 ya en territorio neutral (Sudáfrica) y Alemania en 2014 y con nuevo avance, porque fue campeón en propia casa sudamericana (Brasil). Pero en el último Mundial tuvimos al menos dos semifinalistas sudamericanos, aunque ambos derrotados, porque Alemania aplastó 7-1 a Brasil en la semifinal y venció luego 1-0 a la Argentina en la final. Ahora ni eso.

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Las partidas de Uruguay primero y de Brasil después siguen agrandando la brecha. Tanto que Rusia, sabemos, tendrá también semifinales enteramente europeas. Es cierto, las semifinales enteramente europeas ya habían sucedido en cuatro de los veinte Mundiales anteriores (1934, 1966, 1982 y 2006, tres de ellos ganados por Italia). Pero acaso nunca antes en el contexto actual. Porque ya teníamos asumido el dominio europeo a nivel de clubes. Las diferencias presupuestarias allí son enormes. Con la excepción de Corinthians (campeón en 2012), equipos europeos ya dominan el Mundial de Clubes desde 2007, toda una década de reinado. En 2022, cuando comience la Copa de Qatar, Sudamérica cumplirá 20 años sin haber ganado Mundiales. ¿Habrá acaso también diez Mundiales de selecciones seguidos ganados por Europa? ¿Llegó Europa para quedarse para siempre en el trono de los Mundiales?

Realidades diferentes

La pregunta puede sonar exagerada. Pero pocos Mundiales como este de Rusia mostraron tantas diferencias. Un fútbol de velocidades distintas. Perú fue el primero que hizo las valijas, en fase inicial. Argentina y Colombia cayeron en octavos y Uruguay y Brasil en cuartos. Perú, Colombia, Uruguay y Brasil, sin embargo, quieren seguir sus procesos. Perú quiere mantener a Ricardo Gareca, Colombia recibió con ovación a José Pekerman, Brasil elogia a Tite y Uruguay al Maestro Tabárez. No sucede lo mismo en Argentina, donde la AFA va cumpliendo por goteo el prometido “Operativo Desgaste” para echar sin indemnización a Jorge Sampaoli, primero filtrando su remuneraciones y luego con la fotografía oficial sobre la desvinculación de los colaboradores de un DT que se ha quedado definitivamente solo.

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Sampaoli aportó lo suyo, no hay dudas. Pero la AFA, que usa ahora a la misma prensa que hasta una semana atrás denostaba por cómo filtraba informaciones, fue la que firmó el contrato y aclaró siempre que era el inicio de un proceso de cinco años que iba mucho más allá de Rusia. Ahora es “Operativo Desgaste Sampaoli”. ¿Será luego Operativo Desgaste “Chiqui” Tapia?

Formadora eterna de jugadores, Sudamérica ya no puede siquiera disfrutar a sus cracks en plenitud en sus selecciones. Parten jóvenes y vemos por TV las hazañas que cumplen en sus clubes europeos. Un Mundial, como mucho, son apenas siete partidos. Poco para el medio centenar que juegan con sus clubes. Lionel Messi, Neymar, Luis Suárez, Sergio Agüero, Philippe Coutinho, Radamel Falcao, Gabriel Jesús, Edinson Cavani o James Rodríguez se fueron de Rusia ofreciendo apenas muestras de todo su talento.

Messi, peor aún, jugó acaso su Mundial más difícil, al punto que comprometió su condición casi unánime de número uno del mundo. Mental y físicamente pareció en otro lado, mientras en su propio país estallaban denuncias en su contra en pleno Mundial. Demasiado extraño. Neymar, supuesto heredero, dos goles, una asistencia y 12 remates al arco, luchó realmente hasta el último segundo en la injusta caída ante Bélgica, pero se despidió con un record poco honroso: más de 14 minutos en el suelo. El VAR lo está desnudando. Si no cambia, allí estará Kylian Mbappé, u otro, dispuesto a ocupar su puesto.

Puertas que se abren

Mbappé es una de los nombres que explican el cambio en Europa. El Viejo Continente que expulsa inmigrantes les abre en cambio las puertas del fútbol con valijas repletas cada vez con más dinero. Francia, con 12 de los 23 jugadores de su plantel, es el caso más notorio. Y ahí está también Inglaterra, semifinalista flamante. Aceptar a los inmigrantes y a sus hijos no es la única explicación. No es casual que Los ingleses hayan comenzado a dominar también en Mundiales juveniles. O que Bélgica haya copiado el sistema que alguna vez hizo famoso a Holanda.

El Mundial de las sorpresas quedó finalmente reducido a sorpresas europeas. En pleno torneo, la Conmebol debatió con exjugadores y técnicos que denunciaron falta de estructuras y corrupción dirigencial como posibles causas del atraso. Puede haber de todo un poco. Y, también, que el fútbol comience a parecerse cada vez más al mundo que habita. Y que el reino de la desigualdad acabe con la dinámica de lo impensado.

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