Hojeando el diario: Bioquímica y Derecho cumplen 80 años de vida

Hojeando el diario: Bioquímica y Derecho cumplen 80 años de vida

CLASE INAUGURAL. El salón de actos de la Biblioteca Alberdi se vio colmado ante la iniciación de las actividades de las flamantes facultades.  CLASE INAUGURAL. El salón de actos de la Biblioteca Alberdi se vio colmado ante la iniciación de las actividades de las flamantes facultades.
02 Julio 2018

Los antecedentes de la enseñanza del derecho en Tucumán se remontan a 1875, cuando el gobierno provincial de aquel entonces fundó una Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Políticas para que sirviera de base para la futura Universidad. La experiencia no tuvo una larga vida y la casa de estudios se cerró en 1882. En 1914 volvió la actividad académica, a partir de la creación de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) por iniciativa de Juan B. Terán. La enseñanza jurídica tendría que aguardar aún varios años, hasta 1938, cuando Alfredo Coviello presentó al Consejo Superior de la UNT el proyecto de creación de las facultades de Derecho y de Bioquímica. La Facultad de Derecho y Ciencias Sociales fue fundada el 26 de marzo de 1938, y se crearon las carreras de Abogacía, Escribanía y Procuración. La ceremonia se realizó en la Biblioteca Alberdi, adonde asistió el entonces rector de la UNT, doctor Julio Prebisch, que había comenzado en 1937 su segundo rectorado y que se extendería hasta 1940. En este último año y en medio de una grave crisis, Prebisch debió renunciar junto a todos los miembros del Consejo Superior, presionados por el entonces presidente Roberto M. Ortiz, quien decretó la intervención de la UNT.

Volviendo a los felices momentos de 1938, en la noche del 26 de marzo el Consejo Superior aprobó por unanimidad la creación de ambas facultades. El consejero Manuel García Morente defendió el proyecto expresando su importancia y requiriendo que se realicen las verificaciones y consultas que hagan falta para su concreción. Se había puesto en marcha el proceso de creación de ambas unidades académicas que recorrió un corto camino al concretarse, en apenas tres meses los trámites e inaugurarse el 30 de junio los cursos de ambas facultades. Nuestro diario lo anunciaba ampliamente en tapa con una gran foto donde se veía la clase inaugural en los salones de la Biblioteca Alberdi. De aquella ceremonia participó el gobernador Miguel Campero, el ministro de Hacienda, Miguel Frías, el presidente de la Corte Suprema, Juan Heller y los vocales Manuel Lizondo Borda, Rafael García Zavalía y Ramón Schreier. El rector Prebisch estaba acompañado por el decano de la Facultad de Ingeniería, Arturo Guzmán, del consejero honorario Pascual Guaglianone y de los consejeros Eduardo Sabaté y Coviello. También estaba el director del Departamento de Filosofía y Letras, Rizieri Frondizi. Tras entonarse el Himno habló el rector que destacó la colaboración del gobierno provincial para la concreción tan inmediata de las facultades y expresó: “tengo palabras de justicia para el consejero Coviello a cuya decisión y entusiasmo se debe en gran parte el éxito de estas nuevas creaciones, una de las cuales -lo confieso hidalgamente- me pareció inoportuna y prematura”. Agregó: “trabajaré por el éxito y la dignidad de la Facultad de Ciencias Jurídicas con el mismo ahínco, con el mismo tesón y con el mismo espíritu con que he trabajado hasta ahora”. También pidió “un voto de aplauso” para los legisladores de Tucumán y de otras provincias que “sin distinciones de banderas, sirven a los intereses de la Universidad”.

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Además pidió un reconocimiento para el ingeniero José Padilla, el doctor Ernesto Padilla y Juan B Terán “cuya constante preocupación por esta casa que ellos tuvieron la audaz inspiración de fundar, los hace acreedores a la gratitud eterna de la cultura de Tucumán”. Agradeció, asimismo, a la comisión que estudió el proyecto de la Facultad de Derecho: “los doctores Rafael García Zavalía, Sixto Terán, Francisco Padilla, Luis Moyano y Eduardo García Aráoz”.

Guaglianone había venido a la provincia para el acto, y fue definido por nuestro cronista definía como “prestigioso pedagogo de conocida actuación entre nosotros, por haberle correspondido la tarea de organizar el Departamento de Filosofía y Letras” de nuestra Universidad. Mencionaba también su fuerte apego con la Escuela Vocacional Sarmiento en lo que se refiere a la enseñanza activa.

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El derecho en Tucumán

El presidente de la comisión rectora de la Facultad de Derecho, Miguel Díaz, habló sobre la historia de la enseñanza de la jurisprudencia en nuestra provincia. Recordó la Facultad de Jurisprudencia de 1875 que había funcionado en la vieja sede del Colegio Nacional (donde hoy funciona la Escuela Sarmiento), y “donde se instalará provisoriamente la nueva Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Tucumán”.

Bioquímica

El doctor Horacio Descole habló sobre la inauguración y en representación de la facultad, señalando: “la bioquímica o química de la vida es una ciencia de reciente desarrollo y activo progreso. En sus adquisiciones notables se percibe la huella de la investigación moderna en forma bien marcada. Dedica sus trabajos en el sentido de descubrir los secretos de la química en la vida, y ensancha sin cesar los capítulos de la fisiología y terapéuticas”. Al realizar una serie de elogios a investigadores e investigaciones de temas biológicos, químicos, bioquímicos y médicos, además de sus aplicaciones expresó: “sus obras son de tal manera extraordinarias que ya han trascendido hasta el público profano. Ignorarlas es imposible. Ellas serán las huellas que conducirán por recta vía a los consagrados del mañana”. También hizo un destacado reconocimiento al maestro Juan Carlos Sánchez, gracias a cuyo impulso se creó, en 1922, el doctorado de Farmacia y Bioquímica en la UBA. “Fue una evolución lógica y un fenómeno que se ha repetido en todas las facultades de farmacia”, dijo. Aunque reconoció que Tucumán llegaba más retrasada, le dio un valor trascendental a la primera iniciativa de crear un doctorado en bioquímica allá por el 17 de enero de 1934, “iniciativa presentada por la comisión constituida por José Padilla, Alberto Rougés y Alejandro Pérez” donde se destacaba la trascendencia de la especialidad para la región. En referencia a la creación de 1938 le reconoce a quien presentó el proyecto; “Coviello, un periodista que honra a su profesión”; una actitud decidida y personal “con cierta clara visión de las necesidades del ambiente, pidiera y obtuviera de las autoridades de la universidad los medio para realizar su iniciativa”. También tuvo palabras de elogio para el gobernador Campero, de quien dijo: “mostrando una clara comprensión de los problemas de la cultura y de la enseñanza pública, materializa este paso gigantesco de las especulaciones superiores, en el orden farmacéutico-bioquímico, y la historia recordará y grabará su nombre, por su noble actitud de fomentar el espíritu de investigación y las ansias de superación”. Tras describir el plan de estudios que se ponía en marcha y que se extendía por seis años, abarcando botánica general, química, bromatología, deontología, parasitología entre otros temas; Descole -que fue miembro de la comisión organizadora del plan de estudios- reconoció los méritos del plan por la intensidad de sus conocimientos y por la incorporación de nuevas orientaciones. Destacaba: “Dando mayor amplitud a la higiene e incorporando la microbiología vegetal, que hará de sus egresados los peritos aduaneros indicados para el examen rápido y preciso de las drogas, incorpora por primera vez en los planes de estudio los conocimientos tan necesarios de Ética y Deontología profesional”. Otro tema, que sumó a su extensa y completa formación, era la incorporación de estos profesionales a la industria que se estaba desarrollando a nivel mundial y que tomaba mayor trascendencia en nuestra provincia. Habló sobre el futuro que se abría para la química aplicada en diferentes áreas comerciales e industriales, entre ellas habló de la producción de alcohol, tan preciada en nuestra provincia, como también sobre la industria de las pinturas y lacas además de las alimenticias. Y en sus palabras finales manifestó que el gobierno nacional debía aportar los medios “para que los tres millones de habitantes del Norte tengan un centro cultural que sea orgullo de sus aspiraciones”. Agregó: “la Universidad amplía su esfera de acción en la formación espiritual de la juventud”.

Gobierno provincial

A su tiempo Miguel Frías, ministro de Hacienda de la provincia, que habló en nombre del poder ejecutivo, manifestó: “al participar en esta trascendental iniciativa, la Provincia no le concede una importancia relativa a la ayuda peticionada. Va más allá, como corresponde a la solución de un problema de tanta responsabilidad que incumbe a nuestra conciencia de tucumanos deseosos de que nuestro solar provinciano dentro de su grandeza, se agigante y se enriquezca, no sólo por el privilegio que la naturaleza le ha otorgado, sino también por el merecimiento de nuestras virtudes espirituales, por la densidad de nuestra cultura, por la inquietud permanente avivada de nuestros afanes intelectuales”.


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