De Nueva Zelanda al mundo para reivindicar los derechos de los pueblos indígenas

De Nueva Zelanda al mundo para reivindicar los derechos de los pueblos indígenas

DE VISITA. Karen y Jill pasaron por la redacción de LA GACETA. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.- DE VISITA. Karen y Jill pasaron por la redacción de LA GACETA. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.-

Karen Johansen nació en Nueva Zelanda y, a lo largo de su vida, recorrió más de 60 países. La primera vez que llegó a Tucumán fue hace 50 años. Ahora regresó al mismo sitio que supo alojarla aquella vez: la casa de la familia Urtubey. Esta vez, Karen llegó acompañada por Jill Chrisp. Muchas cosas han cambiado de aquel primer recorrido por la provincia.

“Me parece que ahora hay más polución, más smog que en mi primera visita -dijo Karen-; tampoco había tantas plantaciones de limón, pero todavía hay mucho verde y eso me gusta mucho; en aquel tiempo había naranjos también”, agregó.

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Las visitantes son consultoras expertas en Derechos Humanos y se ocupan muy en especial sobre las reivindicaciones de las comunidades originarias. En 2010 llegaron a Kabul, la capital de Afganistán. “El escenario era complejo por la violencia de los rebeldes ISIS -recordó Karen-, íbamos a exponer sobre la violencia contra los niños; había mucha tensión y se interrumpió la conferencia, llegaron los militares y nos rodearon para sacarnos del lugar inmediatamente”, relató.

Era tan complejo, que dos meses después les llegó la noticia de que habían asesinado al hombre que había sido el anfitrión. “Lo mataron a él y mataron a toda su familia por habernos recibido en su casa”, dijo.

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En Tucumán se reunieron con referentes de las comunidades originarias para analizar el proceso de reivindicación de los derechos. En comparación con Nueva Zelanda, Jill explicó que los maoríes tuvieron que afrontar un largo proceso para obtener su reconocimiento. Recordó que los niños eran castigados en las escuelas si alguien los escuchaba hablar en lengua maorí. También mencionó un episodio ocurrido en 1984. “Una mujer atendió el teléfono en su trabajo, dijo ‘hola’ en maorí y por eso fue despedida de su empleo y eso marcó un quiebre, porque comenzó un debate en defensa de los maoríes hasta ser aceptados”, detalló.

Karen resaltó que en Argentina se inició un proceso de reivindicación de derechos tal como sucedió en su país. “Lo más importante es que los pueblos indígenas conozcan su propia cultura y reciban el apoyo del Estado para lograrlo”, señaló.

Aclaró que en Nueva Zelanda el proceso de debate por la recuperación de las tierras y los pedidos de disculpas a las comunidades maoríes se vienen dando desde los últimos 25 años. “Hay mucho por hacer todavía y entiendo que aquí también falta un camino por recorrer -remarcó Jill-, las propias comunidades deben buscar sus propias soluciones para aplicar sus derechos en temas de salud, de educación, por ejemplo”, dijo. A su vez, Karen insistió en que no debe haber una política paternalista, sino una actitud de escuchar a los pueblos indígenas.

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