El 27% de los adictos que se tratan lo hace por marihuana

El 27% de los adictos que se tratan lo hace por marihuana

Aumenta la aceptación social de esta sustancia. Solo la mitad de los que piden ayuda inician una rehabilitación.

MARIHUANA. Una persona fuma un cigarrillo de cannabis, una de las sustancias ilegales más consumidas. MARIHUANA. Una persona fuma un cigarrillo de cannabis, una de las sustancias ilegales más consumidas.

Que es inocua. Que es mejor que fumar tabaco. Que no causa dependencia. Que puede resultar beneficiosa en algunas circunstancias. De la mano de una creciente aceptación social, la marihuana sigue avanzando y es por lejos la sustancia ilegal más consumida. En los últimos siete años, el uso de esta droga se duplicó. Ahora, un nuevo informe aporta otro dato alarmante: en 2017 hubo más pedidos de tratamientos por el efecto del cannabis que por el alcohol y la cocaína.

“Fumar marihuana es absolutamente perjudicial. No hay dudas. Claramente hay daño en los pulmones, así también como a nivel neurológico, hormonal e inmunológico. Y es una droga muy adictiva”. Así de categórico es Gustavo Marangoni, toxicólogo y especialista en adicciones.

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De acuerdo con las cifras del Observatorio Argentino de Drogas, de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, unas 118.000 personas buscaron en 2017 ayuda por el abuso de sustancias psicoactivas. Solo la mitad de esos consumidores iniciaron finalmente un tratamiento. El mayor porcentaje de ellos, un 27% (representa 17.000 personas) están haciendo terapias por su dependencia a la marihuana, mientras que el 22,3% recibe asistencia por alcoholismo y un 22,5% por cocaína.

Según el estudio que hicieron los profesionales de la Sedronar, 18 de cada 100 personas que hicieron uso recreativo de la marihuana en el último año manifestaron signos de adicción.

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Un dato que preocupa es que del total de 278.000 personas que presentan consumos problemáticos de la sustancia, solo el 6% ingresaron a tratamientos (17.000). Mayormente pidieron ayuda los varones de 18 a 25 años. Las 118.000 personas que buscaron ayuda en 2017 se dirigieron en mayor medida a centros de asistencia supervisados por sectores religiosos (en el 28,4% de los casos), un 23% recurrieron a grupos de Alcohólicos Anónimos y un 19% a comunidades terapéuticas). Los hospitales públicos recibieron el 16% de las consultas.

El psicólogo Emilio Mustafá sostiene que es evidente cómo el incremento en el uso de marihuana se relaciona a la creciente percepción de que esa actividad no implica ningún riesgo para los consumidores. Dos trabajos oficiales avalan lo que señala Mustafá. En 2010 el 11,4% de los adolescentes creía que que fumar cannabis era inocuo; hoy el 21,3% asegura esto.

“Muchos plantean no es tan dañina. En comparación con las drogas sintéticas y el paco efectivamente es menos perjudicial, pero no quiere decir que no haga daño en el consumo prolongado”, resaltó. Y trazó una diferencia con el cannabis medicinal. “Es que la planta de marihuana tiene muchos químicos; uno de ellos se usa con fines terapéuticos. Pero el que se utiliza con fines recreativos es perjudicial. Nada que se fume puede ser bueno”, especifica.

“El consumo se ha naturalizado. Hay eventos, como fiestas e incluso partidos de fútbol, donde ya nadie se sorprende cuando se percibe que alguien está fumando marihuana. Es una droga, además, que se ve en todas las clases sociales. Distintas corrientes se empeñan en decir que es una sustancia que no genera adicción. No es cierto. Nosotros en los barrios vemos chicos que empiezan a muy baja edad a consumirla y fuman hasta 15 porros por día”, detalla. Según el experto, lo más preocupante en los barrios vulnerables hoy es el policonsumo y el abuso de drogas como el paco (basura que se obtiene de la elaboración del clorhidrato de cocaína).

También criticó los dispositivos de rehabilitación en la provincia: “no hay un plan integral. Está todo muy fragmentado y no se piensa en la reinserción de los adictos recuperados”. “El mayor problema en la provincia es la falta de un dispositivo específico para mujeres adictas. No hay comunidades terapéuticas para ellas. La realidad es grave porque muchas tienen hijos, porque su consumo puede estar relacionado con la prostitución y los embarazos no deseados. Ya estamos viendo bebés que nacen con síndromes de abstinencia”, detalló.

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