Cartas de lectores
11 Junio 2018

AHORRO DE ENERGÍA ELÉCTRICA

El 30/12/2014, en un diario porteño me publicaron una carta a los lectores, donde solicitaba a las autoridades se suspendiesen los espectáculos deportivos nocturnos, en todo el país, dada la crisis energética que teníamos en aquella época. Solamente podían realizarse (de cualquier deporte) cuando los organizadores contrataran generadores o tuviesen propios. Por supuesto nadie me contestó y el “viva la pepa” siguió hasta hoy, donde vivimos una situación crítica que afecta a todo el país, gracias a la falta de inversiones en materia energética y que debemos achacar a los gobiernos de Néstor y Cristina “K”. El actual Gobierno ha decretado la Emergencia Nacional en la materia; mi sugerencia es válida para esta actualidad y debería ampliarse a los espectáculos artísticos al aire libre (léase recitales): se los debe prohibir si los estadios no cuentan con generación de energía propia. La AFA y demás Federaciones deberán arbitrar los horarios de realización de las actividades así como los productores artísticos harán lo propio. Quisiera agregar que Víctor Santa María debería aleccionar a los afiliados al Sindicato de Porteros que las veredas deben lavarse con agua y escoba, haciendo respetar normas municipales; es fácil ver a los encargados de los edificios “barrer” las veredas con una manguera hoja por hoja, gastando agua por demás, lo que hace funcionar más seguido las bombas eléctricas de los edificios. Además, las cadenas de supermercados, para sus salones iluminados “a giorno”, podrían utilizar luces testigos durante la noche. La mejor calidad de vida depende de nosotros y no transferir el problema al Gobierno, sino colaborar con él. “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”, escribió Albert Einstein (1879-1955).

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Jorge Rubnicius

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TAPAS DEL ALCANTARILLADO

Tengo mucha imaginación. Quiero creer que en todas las reparticiones estatales alguien tiene la obligación de leer las cartas al Director de LA GACETA. Quiero creer que luego se toman los recaudos del caso en cuanto a la repartición competente. Eso si alguien quiere trabajar para mejorar tal o cual situación. Paso a contar: cuando uno toma su auto y conduce a lo largo de la avenida Sarmiento en dirección a la Plazoleta Mitre, a la velocidad permitida en avenidas -lógico-, mientras ningún piquete a la altura de los Tribunales Penales se lo impida y la onda verde no lo haga esperar tres cambios de semáforo en una cuadra, se encuentra con varias y diversas tapas redondas de acceso al alcantarillado incrustadas en el pavimento como si se trataran de baches, que hacen que el auto dé un golpe en cada esquina. Si esto sucede, y se repite varias veces, los amortiguadores y las cubiertas del auto, se golpean y se van dañando y nuestro cerebro rebota dentro de la calota craneana al mismo tiempo. Si inspirados por el alma de algún corredor de carrera, se nos da por esquivarlo, debe volantear a izquierda o derecha. Si lo hace, puede tocar a bicicletas, motocicletas o autos con sus respectivos ocupantes y con los consiguientes riesgos. También puede ser que Dios lo ayude, en cuyo caso, saldrá indemne. Hasta el próximo escollo oculto. Eso si eres conductor. Si eres peatón, peor. Te conviertes en blanco: una vez, con los últimos estertores del semáforo en verde, alcancé a cruzar a pie hasta la mitad de la avenida y llegué a la platabanda angosta. Ahí se puso en rojo. Quedé paralizada por mis malos pensamientos, cuando advertí que quedaría atrapada entre dos fuegos. Era de noche. La masa de vehículos con sus cientos de pares (o no) de luces venía aterradoramente hacia los incautos parados en ese peligroso lugar. ¿Y si esto? ¿Y si aquello? Largos segundos de oración. Dije que tengo imaginación: ¿a alguien se le ocurrirá solucionar este problema levantando las tapas a la altura del pavimento? ¿o viceversa? Pequeña cosa. Detener el tráfico. Poner una cuadrilla. Arreglar. Quizás trabajar de noche. ¿Será mucho pedir? ¿O seguiremos golpeándonos la cabeza y atontándonos? (el mal menor). Después no nos culpen si votamos mal.

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María Amelia Acuña de Molina

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ABORTO

En una actitud desprejuiciada y casi divertida, funcionarios de primer nivel nacional compiten en fotografiarse en grupos sonrientes, cual hinchadas alentando a cada uno de los bandos que en la Cámara de Diputados de la Nación deberán decidir con su voto el destino de los niños por nacer en el futuro. Banalización y desmesura, en un ámbito en que lo que hace falta es racionalidad y amor al prójimo. A todo el prójimo. Los argumentos en favor de la legalización del aborto, más allá de lo que ya está aceptado por la sociedad en la Constitución, los códigos civiles y la sensibilidad popular, soslayan el hecho fatídico e irrecuperable: el niño siempre es la víctima. Muere solo, sin saber el motivo. Lucha por defenderse de las armas que lo atacan, por otro lado, diversas y eficaces y finalmente sucumbe, en medio del dolor. No conocerá madre, padre ni hermanos. No tendrá tumba, epitafio ni flores. Su destino final será el recipiente de los desperdicios. Una sociedad que se jacta de justa y caritativa porque no acepta la pena de muerte ni para el criminal más abyecto, provoca la más tétrica de las paradojas: somos muy buenos con los malos y muy malos con los buenos.

José Félix Risso

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PLAN NUCLEAR

El Gobierno nacional decidió dar de baja la construcción de la cuarta central nuclear argentina (Atucha III), no obstante haberse anunciado y celebrado -en abril del corriente año- la renegociación exitosa de su contrato con el gobierno de China, y en abierta contradicción con la normativa legal (Ley 26.566), que determina el “interés nacional” para la construcción de la cuarta central nuclear. Duro golpe para el desarrollo del Plan Nuclear argentino en menoscabo del “interés nacional” y a favor del ajuste presupuestario (léase achique) y respetando restricciones externas (léase FMI). Se reciclan así políticas de ajuste de años anteriores, que llevaron a postergar Atucha II (por más de 20 años) como consecuencia de la vigencia de igual marco conceptual: primacía absoluta del “mercado” , en desmedro de consideraciones estratégicas de soberanía y seguridad energéticas, resultando indiferente producir “acero o caramelos”.

Miguel Ángel Villafañe

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LOS GUAPOS

Jorge Luis Borges dictó cuatro conferencias en Buenos Aires en octubre de 1965. En 2016, fueron editadas en un pequeño libro titulado “El tango”. De la segunda charla extraigo el siguiente relato: “los guapos no peleaban con cualquiera. Era necesario hacer méritos para poder dejarse matar por un guapo. Eso no estaba a la altura de cualquiera. Cerca de nuestra casa vivía el sargento (Andrés) Chirino, el que ensartó en su bayoneta a Juan Moreira que huía por los fondos de la casa. Quedó atónito cuando vio que había muerto al famoso guapo. Pero esto no le valió ninguna gloria, porque ¿quien era él, un oscuro sargento de Policía, para matar al famoso Moreira? La gente no le perdonaba esto. Los chicos de la escuela primaria mirábamos mal a este señor de edad, porque lo veíamos como alguien que había cometido un atrevimiento. Me contaron un caso análogo, el caso del Noy, del mercado de Abasto, que tuvo un intercambio de palabras con un muchacho que no sabía que el otro era un guapo famoso y cometió la imprudencia de sacar el revólver y de matarlo. Y después tuvo que mudarse de barrio, porque la gente no le perdonó la insolencia que él, que no era nadie, hubiera matado al Noy, que era famoso y que debía tantas muertes”.

Luis Salvador Gallucci

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