Una revolución que quedó a la vuelta de la esquina

Una revolución que quedó a la vuelta de la esquina

Fue una bisagra en la filosofía, el arte y la política. Algunos de los grafitis de esos días se transformaron en consignas que pasaron a la Historia: “La imaginación al poder”; “Seamos realistas, pidamos lo imposible”; “Si no formas parte de la solución, formas parte del problema”; “Prohibido prohibir”. ¿Qué pasaba en las calles de París hace medio siglo? ¿Qué ocurría en Tucumán? ¿Qué queda hoy de aquello?

13 Mayo 2018

Por Jorge Figueroa - Para LA GACETA - Tucumán

No existían Internet ni las redes sociales, pero nadie puede negar que el Mayo Francés se difundió rápidamente a lejanas geografías. Porque claro, uno piensa en París, casi exclusivamente, pero 1968 también fue la Primavera de Praga, también eran los jóvenes ingleses rebeldes, expectantes, con el rock. Era Europa. Y unos meses antes la imponente movilización en Estados Unidos contra la guerra de Vietnam, la revolución cultural china, la Contracultura que no dejaba de extenderse, Estados Unidos era un polvaredal con el asesinato de Martín Luther King; en México se ahogaba en sangre una protesta (aún se desconoce la cantidad de muertos); y unos pocos meses después el Cordobazo en este país, y las movilizaciones obreras azucareras en Tucumán, en Villa Quinteros, el primer tucumanazo, en Bella Vista, protestas netamente obreras; puebladas como las denomina Rubén Kotler.

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Es que el lenguaje es un virus, lo había escrito el poeta William Burroughs: lo que hace 50 años contábamos en meses, hoy lo hacemos en segundos, minutos; pero es el lenguaje, qué duda cabe. La viralización, término que usamos en la actualidad, parte del virus que ha infectado al lenguaje, definitivamente.

El Mayo Francés no fue tuiteado -lo sabemos-, ni la revolución lo será tampoco (?), ese sueño eterno como la concibió Andrés Rivera, con un dejo de nostalgia, quizá tristeza.

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Por estos días, la historia parece repetirse y no sabemos aún si como farsa (o una nueva tragedia): hace algunas semanas los obreros ferroviarios y otros gremios dispusieron un paro total contra algo así como lo que aquí conocemos como reforma laboral, flexibilización; y algunas universidades soportan una huelga general porque el gobierno desea, algo así como imponer el “limitacionismo” a esos estudios; restringir la enseñanza, en otras palabras. ¿Repetición? Una quincena de universidades está bloqueada, informa Le Monde, tal vez para no utilizar la palabra barricada, tan 60, tan 70, tan peligrosa.

Es el capitalismo, sí, con o sin redes sociales. Es la misma Francia que se viste de pobreza y escasez para una clase, pero exhibe su moderno y llamativo poder militar para atacar a Siria y defender otra clase.

Hace 50 años la revolución parecía estar a la vuelta de la esquina, pero la crisis de dirección política es la misma. ¿Será como dice Trotsky que la crisis de la humanidad es, efectivamente, una crisis de dirección?

París-50 años-París: es tan vigente el Mayo Francés como la crisis de dirección, permítaseme la redundancia.

Si la situación es similar, seré pesimista, los resultados serán iguales.

Fotos de fotografías

Una foto, famosa, que llevó a su tumba la artista, la incorporó al paisaje de esta ciudad en la exposición “Tucumán arde”. Graciela Sacco presentó su intervención en esa exposición que diseñé e hice la curaduría (en marzo de 1998 en el Centro Cultural Borges, de Buenos Aires); tuvo su propia puesta cuando había fallecido un par de meses atrás Edgardo Vigo, uno de sus artistas más potentes. En el Museo Timoteo Navarro (septiembre 1997) había obras de otros artistas, entre ellas un recorte collage con diarios de época de Elena Blasco y de esa actualidad.

Era sábado por la mañana; nos reunimos con Graciela en el museo y mientras conversábamos ingresó una persona que no conocíamos. Luego lo identifiqué y era Maximiliano Jeger, hijo de Maurice Jeger, que, comenzó a identificarse en una foto suya en LA GACETA, participando en una protesta y, unos metros más allá, aseguró que su padre estaba allí: el rostro de Maurice en una famosa manifestación del Mayo Francés (Graciela me contó que era una famosa foto que había publicado Le Monde). Lo reconocí y después de algunas explicaciones, me cerró el relato.

Sacco pensó una historia y lo conversamos (sacó fotos de todos y todo): padre e hijo en protestas diferentes, París, Tucumán, reunidos por el azar en una exposición. Nunca supe qué sucedió con ese proyecto, pero seguro que alguna trascendencia tuvo: otra gente conocía lo que había ocurrido. (Hace pocos meses Pablo Jeger negó ese hecho: desde que su padre Maurice llegó a Argentina no regresó a Francia, me aseguró, cerrando toda duda).

¿Fue todo un invento de Maximiliano mientras consumía pastilla tras pastilla en el bar de la esquina del Museo, en 24 de Septiembre y 9 de Julio, con apenas un café?

Los artistas que protagonizaron “Tucumán Arde” seguramente no sabían lo que ocurría en París, pero conocían la tensión existente entre las tendencias revolucionarias y conservadoras en el arte. Pertenecían a un grupo comprometido políticamente en las experiencias que se hacían en el Instituto Di Tella, buscaban y formaron núcleos revolucionarios, distinto a otro tipo de experimentaciones como en las que trabajaba Marta Minujín, por ejemplo, que, principalmente, fueron celebratorias, festivas para decirlo de alguna manera. Arribaron a Tucumán a hacer un relevamiento social de mortalidad infantil, desocupación, indigencia y pobreza, (fotografías, grabaciones, filmaciones, textos, etc). Y plantaron una gran muestra conceptual de contra- información en Rosario (noviembre 1968, en la sede de la CGT de los Argentinos). Las autoridades locales creyeron que se trataba de arte en los términos que ellos lo entendían y fueron engañadas en su ‘buena fe’.

“Y la idea del nombre ‘Tucumán Arde’ deviene de Arde París, una película que estaba en cartelera, y fue propuesto por Margarita Paksa. Una idea muy buena, que decidimos usarla por su fuerza, por su eficacia, a pesar de que después Margarita no participó totalmente del proceso, no firmó la obra como se dice”, cuenta el artista Juan Pablo Renzi.

Ese mes hubo enfrentamientos entre obreros y policías desde el 1° de Mayo, en el centro de Tucumán y en Bella Vista (LA GACETA, mayo 1968).

¿Qué se puede decir del Mayo Francés además de sus ingeniosos y revoltosos grafitis al arte y la filosofía? De esos que se pintaron decenas en los muros de universidades, en las calles, en los puentes.

El existencialista Jean Paul Sartre estuvo allí, pero seguramente no entendió el carácter político de la revuelta, postrado como estaba ya en su post stalinismo del que había renegado no hacía muchos años atrás; lo guiaba, entiendo, la simpatía por la juventud rebelde.

Las fotos difundidas por todo el mundo muestran a Michel Foucault hablando en la calle con un megáfono a los estudiantes; él, que mostraba una manera distinta de ver las cosas, pero ya había impugnado la propia noción del poder, con su noción del panóptico.

Suelo pensar que el Mayo Francés es una bisagra: en la filosofía, la estética, el arte, la política revolucionaria.

Con sus consignas nos llevaron a creer en otro mundo: “la imaginación al poder” o en “ser realista, pedir lo imposible”; consignas que se escribieron como grafitis en los muros del París de las barricadas, de las protestas obreras, de los estudiantes. Los grafitis dejaron de ser relatos e imágenes contestatarias para pasar a ser herramientas de lucha directa (incluso algunos sirvieron de contraseña o de aviso para algunas actividades); principalmente textos ingeniosos, ocurrentes, políticos y artísticos (en google se pueden encontrar decenas de ellos).

Pensemos, entonces, que se trató de una revuelta, no marginal, en el contexto de una lucha abierta, violenta, que disputaba el poder, aunque ciertamente no había gran claridad al respecto.

A la par de los grafitis estaban los carteles: fueron realizados de forma anónima y colectiva en el Taller Popular de la Escuela de Bellas Artes, en la Escuela de Artes Decorativas, en las distintas facultades o en las agrupaciones de barrio, todas ocupadas por profesores, estudiantes y trabajadores.

Sólo los talleres de la Escuela de Bellas Artes editaron alrededor de 500.000 carteles con unos 400 motivos diferentes, realizados con técnicas básicas de gráfica: serigrafía, litografía y estarcido. Se diseñaban e imprimían a toda prisa, recuperando el sentido urgente e inmediato de los carteles políticos de los grandes conflictos de principios del siglo XX. Muchas de las proclamas manifestadas durante aquellos días han pasado a la historia, como “Prohibido prohibir”, “Seamos realistas, pidamos lo imposible” o “No vamos a reivindicar nada, no vamos a pedir nada. Tomaremos, ocuparemos” o “Si no formas parte de la solución, formas parte del problema”.

Algunos estudiosos relacionan estos grafitis y carteles con el incipiente arte conceptual, que arribaba a Francia luego de su debut en Estados Unidos. No eran pocos los filósofos que estaban en las calles con sus alumnos, estudiantes; aunque obviamente, el compromiso y la influencia no eran iguales.

Así como Guy Debord fue de algún modo ignorado en ese momento, el situacionismo francés fue uno de los movimientos artísticos políticos más influyentes, bien que sus vías de acceso a los movimientos, no están muy claras todavía. Poco enseñado en los estudios académicos y algo mencionado (¿ninguneado?): “Toda la vida en las sociedades donde rigen las condiciones modernas de producción se manifiesta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que antes se vivía directamente, se aleja ahora en una representación”, se puede leer en ese texto, de vanguardia, sin duda alguna.

No obstante, como escribí más arriba, el Mayo Francés fue una experiencia real, directa; a los pocos días, más o menos, llegó el mundo de las interpretaciones. Y, de repente, ahora (?) se está viviendo en tiempo real.

Dispositivos

El situacionismo, la Internacional Situacionista, utilizaron la deriva y el detournement como dispositivos de trabajo, muy influenciados por el surrealismo y (aunque sin saberlo), la deconstrucción. Fue uno de los movimientos que más influyó artista-políticamente en el Mayo Francés. “La vanguardia no se rinde” escribía Debord. Arte y vida no podían estar separados, era la lectura.

Heredero parcialmente del surrealismo (bien que con beneficio de inventario), el situacionismo fue seguido con mucha simpatía por algunos pensadores del punk. “Todo vino del situacionismo francés”, le dijo a este columnista el líder de la banda creadora del punk en Argentina, Pil Trafa, hace unas semanas durante una entrevista, aportando datos, nombres y características. Si tenemos en cuenta que uno de sus ideólogos, Malcolm McLaren, utilizó conceptos de André Frankin a la hora de lanzar sus proclamas de punk rock.

Un lunes 13 de mayo: nueve millones de obreros franceses pararon y unos 200.000 se movilizaron en París. Este dato impugna, por sí, el mito de que el Mayo Francés fue un movimiento puramente estudiantil, como se ha tratado de difundir. El paro en París, Lyón y la Normandía industrial es total, informaban los diarios de la época.

Más que París, pues. Más que estudiantil, obrero- estudiantil. El Mayo Francés extendió las ocupaciones de fábricas de 1936, lo que en Argentina tuvo una influencia directa, a los pocos meses.

¿Qué rol jugaron las grandes organizaciones opositoras?

Huelgas

“El 3 de mayo, en L’Humanité, del PC, a través de la pluma de Georges Marchais, se ataca frontalmente a los estudiantes de Nanterre y denuncia al ‘anarquista alemán’ Cohn- Bendit. Pero los militantes comunistas no aceptan unánimemente esta condena que les obliga a mantenerse alejados del movimiento. En Renault-Billancourt, la participación en la huelga es del 80 %, pero son sobre todo los trabajadores sindicados los que acuden a la manifestación. En Thomson (Bagneux y Gennevilliers Hauts-de-Seine) el nivel de participación es del 60-65 %. En el Centro de la Energía Atómica (CEA) en Saclay (Essonne), la participación es masiva, al igual que en Chausson (90 %).23 En la filial de Rhône Poulenc de Vitry (Valde-Marne), la participación es del 50 %. Estos pocos datos ilustran la tensión en las empresas. De hecho, hacía ya mucho tiempo que una «jornada sindical» no había tenido tanto éxito. Es sin duda la misma tensión la que incita a la dirección de Citroën-Levallois a decretar el cierre patronal y dejar fuera a los obreros, que sin embargo no hacían huelga. En las provincias las huelgas son también numerosas. En Peugeot, en la planta de Sochaux (Doubs), la fábrica cierra en realidad a causa de un corte en el suministro eléctrico, lo que demuestra hasta qué punto la EDF estaba en huelga. Entre las empresas que dieron mucho de qué hablar posteriormente, está Sud-Aviation en Bourguenais, cerca de Nantes. De hecho, esta fábrica era, desde hacía varias semanas, el centro de un conflicto casi ininterrumpido, y la jornada del 13 de mayo se inscribe en una serie de movimientos, a veces duros, que habían comenzado a principios del mes de abril. En la planta de Renault de Cléon (Seine-Maritime), otra empresa en la que prenderá muy rápido la huelga de mayo-junio, el paro tiene un seguimiento del 50 %. En Lyon, al final de la manifestación, se forma una comitiva para acudir a Rhodiaceta (barrio de Vaise), una fábrica que había tenido un conflicto muy duro unos meses antes. Los 2.000 manifestantes se presentan ante de la fábrica y eso da lugar a encuentros y discusiones que la CGT no logra impedir (tendrá más éxito más tarde). A lo mejor es ese día en el que la CFDT anima al estudiantado a invadir la fábrica para ‘impedir el cierre patronal’”. (Bruno Astarian, Las huelgas en Francia durante mayo y junio de 1968, página 28).

LA GACETA informaba en su tapa del 28 de mayo que el acuerdo (Acuerdos de Grenelle) propuesto por Pompidou había sido rechazado en las asambleas obreras, pero todo se diluyó con la convocatoria a elecciones.

“Cambiar el mundo, transformar la vida”, la frase de Marx y de Rimbaud, aparecía aquí y allá, en muros universitarios, pero también muy cercanos a fábricas como la Renault y Citroen.

La historia se ha encargado de contar cómo terminó esta revuelta, que pensó que la revolución se encontraba a la vuelta de la esquina, como se ha escrito. De Gaulle y el stalinismo son responsables. El PCF, como en tantas otras historias, se mostró como enemigo de la clase obrera.

Pero aunque fracasó en Francia, su expansión llegó a diferentes países del mundo, en meses y años siguientes.

Filósofos como Jean Francois Lyotard abandonaron las ideas de izquierda para pasar a criticar duramente al marxismo como otro metarrelato en la posmodernidad. Julia Kristeva y parte de la revista Tel Quel asumieron su maoísmo definitivamente (también el esposo de Kristeva, Phillippe Sollers). No fue casual la gran ruptura del Partido Comunista en todo el mundo, y que un gran sector tomara partido por el maoísmo (en 1968, el PC literalmente se quebró)

Mayo... se ha convertido en sinónimo de Mayo Francés.

A sus 50 años, en Francia la huelga ferroviaria y las ocupaciones de universidades dan cuenta de su vigencia; la palabra, el lenguaje y su transformación en imágenes y consignas, mutaron de ‘lo hecho’ a lo ‘por hacer’. El situacionismo como ruptura, como producción y transformación de un texto sobre otro texto. “La insolencia es una de las mayores armas revolucionarias”. La pintada refleja la gestualidad con la que los rebeldes de Nanterre planteaban su presente.

De la insolencia a la revolución puede no haber muchos pasos. Pero me pregunto, si Tucumán Arde, si Francia Arde (¿Arde París?) O se trata de permanecer en un estado de adolescencia permanente.

© LA GACETA

Jorge Figueroa - Periodista. Doctor en Artes.

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