Las excusas ante la Verdad y el Amor

Las excusas ante la Verdad y el Amor

PBRO. MARCELO BARRIONUEVO

06 Mayo 2018

“Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor”. El amor mutuo del Padre y del Hijo se transmite de Cristo a los suyos y de estos a todos los hermanos: “Mi mandato es que os améis los unos a los otros como yo os he amado”. Quien busca solamente sus intereses personales es como una maquinaria técnicamente avanzada cuya instalación eléctrica no está conectada con la red general de energía. El egoísta está siempre ocupadísimo. Glotón de su tiempo, lo devora afanosamente en sus ocupaciones. Nadie duda de que se gasta, que rinde, pero al desligarse de la corriente vivificadora que Cristo ha inaugurado con su llegada a la Tierra, sus realizaciones carecen de valor, no sólo para la vida eterna sino para la presente. La Historia ofrece pruebas de esta infecundidad hasta el aburrimiento.

Nuestra generación no puede eludir la pregunta del Señor: ¿De qué le valdrá al hombre ganar todo el mundo -todos los avances técnicos- si pierde su alma, si los valores del espíritu son postergados? Sin la colaboración con Dios, el mal, en toda dimensión, se adueña de este mundo. Hemos crecido en un mundo hipertecnologizado que sin embargo no nos hizo más hermanos, sino más individualista y autoreferenciales. El Evangelio de hoy es un llamado urgente a salir de nuestras mezquindades para pensar en el otro como expresión de Amor.

Publicidad

“Para todas las otras buenas obras puede siempre alegarse una excusa -dice S. Jerónimo-; más para amar nadie puede excusarse. Me puedes decir: no puedo ayunar, pero no puedes decirme no puedo amar”. Hay que sobreponerse y unirse en el camino de la contrucción de una civilizacion de la Verdad y del Amor. Mucho más hoy debemos servir a la verdad y al amor por la Vida. No puede haber excusas en proteger el don mas propio que vivimos como es la vida que tenemos y la vida del niño por nacer junto a la de su madre. El Bien de la Vida debe ser amado en su Verdad misma. No hay excusas para no trabajar por ello. Aquó reside hoy el mandamiento del Amor en Argentina, en amar y proteger la vida del niño por nacer.

Se salvará este mundo y nos salvaremos nosotros si nos esforzamos por construir espacios donde el respeto, la comprensión y el afecto no sean suplantados por la espiral de la violencia. El amor es la fuerza más creativa y poderosa, la que -dice S. Pablo- no muere nunca (1 Cor 13). Por ello seamos portadores de Verdad y amor por la Vida.

Publicidad
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios