Mountain bike, una pasión familiar en Tucumán

Mountain bike, una pasión familiar en Tucumán

El ciclismo de montaña es uno de los pocos deportes que pueden practicar los abuelos junto a sus hijos y nietos

 TODOS JUNTOS. Franco, Martina, Tomás, Mateo, Juan José, Lorenzo, Bautista y Bruno Rocchio comparten la pasión por el mountain bike. TODOS JUNTOS. Franco, Martina, Tomás, Mateo, Juan José, Lorenzo, Bautista y Bruno Rocchio comparten la pasión por el mountain bike.

Llevan el mountain bike en la sangre. La pasión por el ciclismo de montaña la van transmitiendo de generación en generación. Es por eso, que actualmente en algunas familias corren el abuelo, los hijos y los nietos.

“Son muy pocos los deportes que te dan la posibilidad de poder entrenar junto a tu hijo o tu nieto. Y el mountain bike es uno de ellos. Aglutina a toda la familia. Es muy importante. Lo pueden practicar chiquitos de 3 años hasta gente muy grande”, contó el múltiple campeón Hugo Marcantonio (70 años), que le transmitió la pasión por la bici a su hija Luciana (38). Pero no son los únicos de la familia que están presente en las competencias que organiza el Mountain Bike Tucumán Club. “También corren mis hijos Simón -5 años- y Matilda -3- y mi esposo Christian Domián -40-, que es uno de los pioneros de este deporte en Tucumán”, señaló Luciana. “Sin dudas que es una pasión familiar. Mis hermanos Frederic y Didier también corren. La bicicleta es parte de nuestra vida y te ayuda a unir más a la familia”, expresó Domián.

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“Mi hija María Pía también corrió un Trasmontaña y Flavia, que es bailarina y vive en Buenos Aires, cada vez que viene se sube a la bici y sale a pedalear”, expresó Hugo.


“Yo fui el pionero en la familia. Comencé hace seis años por una cuestión de salud. Tenía sobrepeso. Me compré una bicicleta para comenzar a bajar algunos kilos y empecé a pedalear con unos amigos por las sendas. A los cinco meses corrí el Trasmontañita. Ahí me enamoré del mountain bike y esa pasión se la fui transmitiendo a la familia”, recordó Maximiliano Carrascosa (40). Actualmente, su esposa Fabiola Drago (43) y sus hijos Facundo (17) y Nicolás (14) también corren.

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“Mis hijos se motivaron y se enganchanron gracias a mi evolución con la salud. Bajé casi 40 kilos. Tenía problemas de presión, de acido urico, me dolían las rodillas y los tobillos. Hoy estoy perfecto. El mountain bike me cambió la vida a mí y a toda la familia”, comentó el biker que compite en Master B1.

“El mountain bike sirve para motivar a la familia y aunque algunos integrantes no compitan, todos están presentes en cada carrera apoyando al resto”, agregó.

Ocho integrantes de la familia Rocchio forman parte de este deporte. Los hermanos Juan José (43), Franco (39) y Bruno (33) fueron los encargados de dar los primeros pasos. “Hace siete años arrancamos los tres por diversión y como un clave a tierra. De a poco fuimos motivándonos para competir y actualmente corremos en casi todas las carreras de los dos campeonatos tucumanos. Es un deporte sano y eso le trasmití a mis hijos Tomás y Martina. Juan José hizo lo mismo con sus hijos Bautista, Mateo y Lorenzo. Hoy somos una multitud en cada competencia”, contó Franco. “Entre nosotros existe una competencia sana, que nos sirve de incentivo para mejorar. Aunque corremos en distintas categorías, después comparamos los tiempos para ver quién está mejor. Cada vez lo vamos tomando más en serio y nos preparamos de la mejor forma. Pero lo más importante es que nos permite estar más unidos que nunca”, indicó.


León (42), Andrés (34) y Nicolás Rougés (34) son tres hermanos habitués en las carreras. “El primero que comenzó a andar fue mi papá. De a poco nos fuimos sumando, con la idea de divertirnos, sin competir. Hasta que llegó nuestro primer Trasmontaña. Y así comenzamos a armar un calendario para correr durante todo el año. Ahora llevamos seis temporadas en el mountain bike, un deporte que une mucho a la familia. Antes también corría mi hermano Álvaro y desde hace dos años lo hace mi esposa Luz Frías Silva. Los domingos hablamos casi exclusivamente de bici, de la carrera que se viene, de la prueba que pasó, de los repuestos que necesitamos. Se termina convirtiendo en una pasión”, contó León. “Es un deporte que no tiene impacto. A una determina edad, jugar al fútbol o correr es complicado. Con el mountain bike no tenés límite de edad y lo pueden practicar todos los integrantes de una familia”, agregó.


El mountain bike es una forma de vida para Alfonso “Gordo” Frasca (60), su esposa María Victoria “Toia” Carrasco (53) y su hija Luciana (26). “Entrenamos mucho y corremos poco. Mi papá lo hace solo en el Trasmontaña, mientras que mi mamá volvió a competir después de cuatro año en la primera fecha del Tucumano. Yo me estoy preparando para correr en algunas fechas del torneo local. Es muy lindo poder compartir la misma pasión con el resto de tu familia”, explicó Luciana. “Mi papá fue el que creó la Escuelita del Gordo Frasca. Es gratuita y actualmente somos casi 100, aunque nunca estamos todos en los entrenamientos. Esa también es una gran familia”, concluyó.

No hay dudas de que el mountain bike se convirtió en una pasión para muchas familias.

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