"La Princesita" que sorprende en el ring

"La Princesita" que sorprende en el ring

Tiene siete años; va tres veces a la semana al gimnasio y sueña con ser boxeadora algún día.

IMPECABLE. “La Princesita” tiene un look en el que predominan los tonos violeta. Hasta su protector bucal está en la gama. Ya es un verdadero personaje del boxeo. la gaceta / fotos de Ines Quinteros Orio IMPECABLE. “La Princesita” tiene un look en el que predominan los tonos violeta. Hasta su protector bucal está en la gama. Ya es un verdadero personaje del boxeo. la gaceta / fotos de Ines Quinteros Orio

“Me gusta ver en el teléfono los videos de CNCO y cantarlos”, cuenta Martina Zelaya. “Pero prefiero el ring”, aclara inmediatamente. Ella tiene siete años y, como a millones de niñas y adolescentes, le gusta el exitoso grupo de pop latino y reguetón formado en Miami en 2015 por los ganadores de la primera temporada de La Banda, un programa de televisión emitido ese año. Hasta ahí, nada diferente para una nena de su edad. Sin embargo, CNCO recibe un nocaut desestabilizador cuando se lo compara con el boxeo. ¿Cómo es eso? “Él me dijo que practique”, señaló la jovencita a su papá Marcos que miraba embelesado mientras su hija menor respondía las preguntas de LG Deportiva.

En el gimnasio, esos viejos lugares que tienen lo justo y necesario para practicar el boxeo, “La Princesita” es reina, condesa, emperatriz, presidenta y todo mote que pueda portar alguien con poder. “Ella es la mimada de aquí”, describió con mucho más acierto Miguel Nasul, el experimentado entrenador que se instaló en la casa familiar para enseñar.

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Hasta Juan José Paso 325 llegó papá Marcos un día con la intención de boxear para estar en buen estado físico. Otro día llegó con Martina. “Cuando me dijo que quería que empiece a entrenarla, le dije que no porque me parecía muy chica”, recordó Emiliano, hijo de Miguel y entrenador de Martina. “Pero le dije que iba a preguntarle a mi papá”, agregó.


Crece y sorprende

La respuesta fue que Martina vaya al gimnasio para ver cómo se desempeñaba. “Desde ese día no paró de crecer y de sorprendernos a todos”, reconoció Emiliano.

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No hay otra palabra que describa mejor a “La Princesita” cuando tiene los guantes puestos.

“Sorpresa” fue lo que causó en Villa Luján, la noche del triunfo de José Miguel “Chupita” López. El público la aplaudió cuando subió a hacer una exhibición con su entrenador que, manoplas de por medio, se “bancó” todos los golpes de su pupila. Los aplausos fueron el mejor reconocimiento a su pasión por el boxeo.


“Al principio sí, estaba nerviosa. Pero también sabía hace mucho tiempo que iba a estar en el ring y yo quería que llegue esa noche”, afirmó Martina. “El día de la exhibición, ella me dijo que quería volver a vivir lo mismo”, contó Marcos sobre lo que le confesó su hija luego de esa experiencia.

Por la seriedad con la que se toma la práctica del boxeo, todo indica que Martina volverá a subir a un ring. Hasta los 15, edad reglamentaria, deberá ser por exhibiciones de “guanteo”, nada todavía de enfrentarse a otra boxeadora. “Yo, antes de subir al ring, primero pienso y entreno”, se describe la alumna de la Escuela Periodismo Argentino.

Sus prácticas duran casi dos horas y las hace tres veces por semana. “Hacemos, además de boxeo, rutinas con carga, con potencia, velocidad y coordinación. Es el entrenamiento común para un boxeador, nada más que adaptado a la edad de ella”, detalló Emiliano luego de finalizar una sesión de manoplas en la que se puso a la altura, literalmente, de su alumna agachándose casi hasta el suelo. “Martina demuestra, por el progreso que tiene, que el boxeo puede ser un buen deporte de iniciación”, elogió Nasul.

“Parece haber nacido para el boxeo”

Según Miguel Nasul, formador de boxeadores profesionales como José Alberto “El Puma” Santillán y Mariano “El Fenómeno” Aguirre, Martina Zelaya es distinta para su edad. “Nunca tuve una alumna así. Por lo general los chicos que llegan se cansan rápido y no tienen la mente tan metida en el boxeo como ella. Todos vienen por jugar, pero a ella le gusta de alma, por eso aprendió rápido y va a seguir aprendiendo”, auguró Nasul.


En su gimnasio se entrenan más de 30 boxeadores entre varones y mujeres. Martina es la más pequeña, desde luego, y en todos los sentidos. Con su altura -y con suerte- le llega a la cintura a alguno de sus colegas y cuando mueve los centímetros de su silueta con los jabs y los “1-2” frente a la bolsa o su entrenador, hace que todos los que entrenan se detengan a admirarla. “La primera vez que la vi me llamó poderosamente la atención. Parece haber nacido para el boxeo. Hace la misma rutina de los grandes; no se cansa y queda con resto. Cuando vienen chicos de su edad juegan más que otra cosa, pero ella se entrena como si tuviera 15 años”, comentó Nasul.

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