Y un día Zuckerberg se puso corbata

Y un día Zuckerberg se puso corbata

El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, enfrentó 10 horas de preguntas de cerca de 100 legisladores estadounidenses durante dos días de audiencias, de las que salió casi indemne. Zuckerberg, que vistió traje y corbata en vez de sus habituales camisetas grises y jeans, dijo: “yo inicié Facebook, yo lo dirijo y yo me hago responsable de lo que pasa aquí” sobre el escándalo.

15 Abril 2018

Fue para mostrar que puede seguir siendo el CEO. Pidió perdón, aseguró que su empresa no asumió a tiempo la responsabilidad que debió haber tenido por la relevancia política del caso y se hizo cargo de (una parte) del asunto. Nada más.

Mark Zuckerberg pasó por el Congreso estadounidense sin aportar novedades relevantes sobre ninguno de los escándalos internacionales que atraviesa Facebook. “Yo inicié Facebook, lo dirijo y soy responsable de lo que sucede aquí”. El joven CEO repitió esa frase en sus dos apariciones, como si fuera un mantra. Palabras que ya había adelantado al Congreso el lunes en un texto del cual prácticamente no se movió, pese al zarandeo de senadores y diputados.

Publicidad

Con frases como “no estoy al tanto de eso”, “lo desconozco” y “mi equipo se contactará con usted para seguir el tema”, Zuckerberg esquivó durante las dos jornadas las preguntas más comprometidas. En cambio, se limitó a confirmar prácticas que ya eran un secreto a voces, como que la red social recolecta información incluso de personas que no son usuarias de la plataforma, o a describir una serie de medidas que la empresa ya había anunciado tras el inicio del escándalo con Cambridge Analytica. Entre estas, que la compañía viene limitando desde 2014 la cantidad de datos personales que los desarrolladores de aplicaciones pueden extraer de la plataforma.

Hasta ese momento, Facebook brindaba la posibilidad de que programadores externos recogieran a través de una API -una interfaz de programación- información de las personas que descargaban la aplicación, y la de sus amigos. Ese tratamiento de la información personal fue el que le permitió al profesor Alexandr Kogan obtener los datos de 87 millones de usuarios de la red social, pese a que su app había sido descargada por 270 mil personas, y luego supuestamente vendérselos a Cambridge Analytica. De ahí que en todo este escándalo no se hable de “robo” ni de “filtración” ni de “hackeo”, sino de “uso indebido” de datos. Porque nadie le robó datos a Facebook: fue la propia empresa la que los puso a disposición durante años.

Publicidad

Los organismos defensores de la privacidad en los países de la Unión Europea (UE) consideraron que el pedido de disculpas del CEO de Facebook, por el uso indebido de datos personales “no es suficiente”, y anunciaron que reforzarán el control sobre las redes sociales.

“Una plataforma de redes sociales multibillonaria diciendo que lo siente simplemente no es suficiente”, cuestionó Andrea Jelinek, presidenta del grupo que nuclea a las autoridades de protección de datos de la UE.

Pero en su comparecencia Zuckerberg no respondió la pregunta del millón: cuántos (o cuáles) desarrolladores usaron esa API hasta 2014. Porque la app de Kogan es solo una de las cientos o miles (o millones) que pudieron echar mano a ese recurso invaluable: los datos personales de los usuarios de la red social más usada del mundo. Agencias de inteligencia, laboratorios médicos, fuerzas policiales, hackers y todo tipo de empresas pudieron haberse hecho de esa información. Así como Cambridge Analytica, entre otras menos resonantes, usaron esos datos personales para desarrollar un software electoral, el próximo gran escándalo bien podría tener como protagonista a una firma de venta de medicamentos que con esa (big) data creó perfiles de personas con tendencia a la adicción, para venderles un remedio.

Zuckerberg no aclaró ese punto turbio. Más aún, por momentos rozó el cinismo: el joven CEO que en solo 14 años amasó gracias a la venta de publicidad la quinta fortuna más abultada del mundo -según el ranking que elabora la revista Forbes-, repitió otro mantra. “Mi máxima prioridad siempre ha sido nuestra misión social de conectar a las personas, construir comunidad y acercar el mundo. Los anunciantes y desarrolladores nunca tendrán prioridad sobre eso mientras yo esté al frente de Facebook”.

Sin embargo, además de no aportar novedades ni siquiera se comprometió a modificar las configuraciones de privacidad por defecto, para que usar Facebook sea más seguro. Y tampoco se mostró favorable a tocar su exitoso modelo de negocio, basado en la venta de publicidad gracias a la segmentación de la audiencia en función de sus intereses. De hecho, tras sus apariciones las acciones de la compañía repuntaron en la Bolsa de Nueva York.

Quizás sea aquí donde esté el sentido de su visita al Congreso, donde se presentó voluntariamente. De forma inusual, se vistió con saco y corbata. Fue correcto, calmo. Pidió perdón, asumió su “error”, su responsabilidad, y contra la opinión creciente de que debe dar un paso al costado, el joven de 33 años quiso mostrar que él es el indicado para seguir siendo el CEO de Facebook. (Télam)

> Cómo se desató la tormenta

La revelación pública del uso ilegal de los datos de millones de usuarios de Facebook por parte de una empresa de análisis de datos ha sumido a la compañía tecnológica en una grave crisis.

Desde mediados de marzo su fundador y director ejecutivo, Mark Zuckerberg, intenta controlar las réplicas del terremoto originado por este escándalo. El martes pasado tuvo que testificar por primera vez ante el Congreso de Estados Unidos.

La empresa de análisis de datos Cambridge Anayltica, que trabajaba, entre otros, para el equipo de la campaña electoral del actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, utilizó los datos de 87 millones de usuarios de manera ilegal.

Los datos habían sido recopilados por el desarrollador de una app a través de una encuesta de predicción de personalidad y después entregados ilegalmente a Cambridge Analytica.

Aunque Facebook tenía conocimiento de ello desde fines de 2015, confió en la promesa de que los datos habían sido destruidos y no informó a los usuarios en aquel momento. De esa manera se desató un torbellino de críticas.

> El escándalo sucumbió a la comunidad política global

Un antiguo trabajador de Cambridge Analytica reveló el caso a mediados de marzo, desatando una tormenta de indignación. Políticos europeos y estadounidenses exigieron una regulación más estricta de la protección de datos en Internet. La agencia británica de protección de datos confiscó los datos de Cambridge Analytica, lo que provocó como efecto colateral que Facebook todavía no haya podido confirmar de qué informaciones se trata exactamente. Semanas después, el revuelo no ha disminuido. Nada más estallar el escándalo, el fundador y director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, estuvo desparecido durante varios días. Después comenzó su gira de disculpas, admitiendo que Facebook no había hecho lo suficiente para proteger a sus usuarios. “Fue nuestro error, fue mi error”, dijo, asumiendo la responsabilidad final de todo lo que ocurre en Facebook. Al mismo tiempo, Zuckerberg insistió en que él es la persona adecuada para dirigir la compañía porque aprende de los errores.

> La consolidación del poder de las empresas web 

Las seis empresas que controlan internet a nivel mundial “se entrelazan” con la vida diaria de las personas y con todos los aspectos de la economía global, el discurso cívico y la propia democracia, y a través de prácticas comerciales monopólicas digitales “socavan” la privacidad, la apertura y la competencia en la web, concluyó el Informe sobre la Salud de Internet, que difundió Mozilla. Allí especificó que “a través de su tamaño y diversos conglomerados” unas pocas empresas “que incluyen a Google, Facebook y Amazon o Baidu, Tencent y Alibaba de China” se hacen “del control de la red”.

Si bien el análisis destacó que estas tecnológicas “han ayudado a miles de millones de personas de todos los ámbitos de la vida a darse cuenta de los beneficios de Internet”, consideró que es contradictoria “la consolidación de su poder”. “El problema no es que estas empresas estén valorizadas en miles de millones de dólares, cientos de millones de usuarios o grandes carteras de adquisiciones. Es que son demasiado grandes. A través de prácticas comerciales monopólicas específicas para la era digital, socavan la privacidad, la apertura y la competencia en la web”, se explicó en el documento. También afirmó que “las corporaciones están adquiriendo acceso sin límites a nuestra vida personal” y detalló su capacidad para darle sentido a enormes cantidades de datos con el uso de inteligencia artificial y computación cuántica. “Además es probable que sus poderes avancen a negocios adyacentes a través de integraciones verticales en hardware, software, infraestructura, automóviles, medios, seguros, y más, a menos que encontremos una manera de interrumpirlos”, añadió.

> La toma de medidas en la red

Tras reconocer sus errores, Facebook tomó medidas rápidamente limitando el acceso de desarrolladores de aplicaciones a los datos de los usuarios. También se suprimió la posibilidad de buscar perfiles de usuarios a través de direcciones de correo electrónico o números de teléfono. Facebook admitió que fue probablemente a través de esa función que se extrajo la mayoría de informaciones públicas de los usuarios.

En el futuro, Facebook no quiere recurrir a informaciones de vendedores de datos externos para personalizar la publicidad. Todo aquel que quiera insertar publicidad sobre temas políticos deberá confirmar sus identidad y ubicación, con el fin de evitar manipulaciones como la propaganda rusa en las elecciones presidenciales de 2016.

Además, las condiciones de uso se adaptaron a la reglamento de la Unión Europea sobre protección de datos, un paso planeado desde hacía tiempo, con el fin de proporcionar a los usuarios más instrumentos para la protección de su esfera privada, consignó la agencia internacional de noticias DPA.

> Los cuestionamientos que llegaron desde Cambridge

La Universidad de Cambridge cuestionó las declaraciones del CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, quien ante el Congreso estadounidense cuestionó a investigadores de la casa de estudios inglesa de haber hecho “algo malo” en la recogida de datos de la red social.

La institución aclaró en un comunicado que realiza estudios basados en datos de Facebook desde hace años, algunos incluso en colaboración con la empresa, y reiteró que la red social no aportó evidencias que corroboren sus especulaciones. “Nuestro equipo publica estudios sobre estos datos en revistas científicas de prestigio desde 2013”, detalló el texto. Según Zuckerberg, el catedrático de la Universdidad de Cambridge Alexandr Kogan fue el responsable de entregar datos personales de usuarios de Facebook a Cambridge Analytica (CA). Kogan había desarrollado la aplicación “This is your digital life”, que se hizo con la información personal de 87 millones de personas, la misma que luego llegó a manos de CA.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios