Rodearse de aromas mejora la calidad del sueño y reduce el estrés

Rodearse de aromas mejora la calidad del sueño y reduce el estrés

En un ambiente de trabajo, los olores que remiten a los cítricos son ideales para mantener despierto el cerebro y ser más creativos.

ESENCIAS. Conocer los beneficios de la aromacología puede aportar calma y paz gracias a las fragancias. ESENCIAS. Conocer los beneficios de la aromacología puede aportar calma y paz gracias a las fragancias.
10 Abril 2018

De pronto, una brisa suave nos acerca un aroma que, a su vez, remueve un viejo recuerdo guardado en la memoria. Las fragancias tienen esa capacidad de alterar las emociones. La aromacología es la disciplina que altera el estado de ánimo (para bien o para mal), a través de distintas fragancias.

Los especialistas dicen que oler aromas de la naturaleza ayuda a armonizar los estados psíquicos. Además son ideales para hacer “volver la calma” en distintos ambientes, obtener una agradable sensación de frescura que brinda estados de bienestar y mejorar la adaptación a las tareas de la vida cotidiana.

Publicidad

Las fragancias pueden provocar imágenes cerebrales que, a veces, favorecen el equilibrio del sistema nervioso, endocrino e inmune, además de mejorar el rendimiento de una persona en sus tareas cotidianas.

La aromacología nació a principios del siglo XX, pero recién fue bautizada como tal en la década de 1970. La cosmetóloga, esteticista y especialista en el tema, Alejandra García, dice que puede alterar la mente y las emociones. “Sucede que el bulbo olfatorio está ubicado en el lugar del cerebro donde se forman los recuerdos y las emociones (el sistema límbico), por lo que es normal asociar un aroma o una fragancia a algún recuerdo en particular” advierte.

Publicidad

Estimular o serenar

Según la especialista, el aroma de un alimento como la naranja, el chocolate o la vainilla provocan estimulación; mientras que las maderas y las flores brindan tranquilidad. García explica que este fenómeno se conoce como “cerebro primitivo”, un concepto que remite a la prehistoria: cuando el hombre buscaba alimento se sentía alegre y cuando hallaba un refugio para descansar se tranquilizaba y la paz lo invadía.

“Por ejemplo -dice García-, en un ambiente de trabajo los aromas cítricos o verdes son ideales para mantener despierto al cerebro y ser más creativos; mientras que para un dormitorio se deberían elegir esencias de flores y maderas -como el sándalo, el pachuli, la rosa o el nerolí- y así lograr un descanso placentero”.

Si bien trabajan con distintos aromas para crear ambientes especiales y causar efectos en las personas, la aromacología y la aromaterapia no deben confundirse, porque nada tienen que ver. La aromaterapia -según García- se basa únicamente en el uso de aceites esenciales puros. Ya sea por inhalación o aplicación directa sobre la piel, esta disciplina puede curar una picazón, sanar una herida o disminuir la caída del cabello, independientemente de cuánto nos guste el aroma (ya que lo que alivia o proporciona bienestar no es el perfume, sino las propiedades de las plantas -o del aceite-). En cambio, en aromacología no se distingue entre aceites esenciales y fragancias (esencias sintéticas). Estos pueden utilizarse por separado o pueden combinarse para lograr un abanico de aromas. Incluyen fragancias en productos de limpieza, aromatizantes de ambientes y cosméticos industriales, entre otros.

Las propiedades

Ambas disciplinas pueden convivir perfectamente, según la especialista en aromaterapia y aromacología. “La lavanda, por ejemplo, tiene propiedades medicinales comprobadas por la ciencia que pueden aliviar una quemadura y, al mismo tiempo, aportar calma y paz gracias al aroma de su flor”, resalta.

Un producto aromacológico tiene aromas sintéticos y es probable que incluya leyendas como “fragancia” o “esencia”. En cambio, un producto aromaterapéutico trae inscripto entre sus ingredientes “aceite esencial de...”. En cuanto a sus precios, los aceites naturales suelen ser más caros, por su elaborado proceso de obtención.

Inhalamos los aromas con la nariz, pero es el cerebro el que clasifica y reconoce los aromas. Las fragancias son un medio simple, accesible y lúdico para lograr bienestar y balance emocional. “Rodearnos de aromas puede ayudar a mejorar la calidad del sueño -resalta García-, a reducir el estrés y a mantenernos más alegres. Conocer sobre aromacología es fundamental para aprender a elegir la fragancia ideal y crear distintos ambientes y potenciar las actividades que realizamos en cada espacio”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios