Viene un hermanito: ¿cómo ayudo a mi hijo?

Viene un hermanito: ¿cómo ayudo a mi hijo?

Contárselo con tiempo, que participe en los preparativos y dejarle su propio espacio son algunos consejos de las especialistas.

Algunos niños lo intuyen, y eso se nota en unos apenas perceptibles cambios de humor. Hay otros que tardarán en entender y que necesitarán más detalles o experiencias perceptivas concretas. Si bien hay alegría cuando llega un nuevo integrante a la familia, seguramente el hijo mayor responderá de muy diversas formas, que dependerán de su temperamento: con celos, con retrocesos, con indiferencia, con berrinches, con un apego más fuerte hacia su padres... Especialistas dan consejos sobre qué hay que hacer con ese niño que pronto sentirá que “ha perdido el trono” o la atención de sus padres.

El hijo mayor de Roxana Bazán, Emir, no entendía que Faruk estaba por llegar, ya que tenía apenas un año y medio en ese momento. El “problema familiar” era qué iban a hacer el día del nacimiento, ya que Emir nunca se había quedado a dormir en otra casa que no fuera la suya. Entonces organizaron actividades para que esa noche no padeciera el cambio y no sintiera que lo habían “abandonado”. Con esa premisa, armaron una gran piyamada en la casa de la abuela materna, con primos y tíos.

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“Mi mamá es una mujer grande, así que yo necesitaba que Jalil (su marido) se quedara conmigo. Fue un bardo, pero terminó muy bien. Porque Emir la pasó excelente en esta primera experiencia fuera de casa. Al otro día, por cuestiones de salud, no pudimos llevar a Faruk a casa, lo que fue un horror para nosotros. Pero lo transformamos en algo positivo para Emir: vio que no lo dejábamos por su hermanito; le explicamos que al otro día llegaría con un regalo y que lo buscaríamos todos juntos”, relata Roxana. Y confiesa que recién ahora, a los tres años y medio de su hijo mayor, están apareciendo los celos. De todas formas, sostiene que “sobrevivir” el día del nacimiento fue lo más complejo.

Planificar, hablar

Los celos y otros sentimientos que el niño expresa por medio del llanto, del enojo o de las caricias bruscas son normales, indica la psicóloga Natalia Gerez, y no hay que alarmarse por ello o por los retrocesos (como hacerse pis encima o no querer dormir solo). Eso sucede -explica Gerez, que también es mamá de Helena y “Luli”- porque niños pequeños no pueden poner sus sentimientos en palabras.

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“El momento de la llegada de un hermanito tiene que planificarse, ya que va a cambiar la dinámica familiar. Hay que hablar desde el principio sobre esa llegada del bebé. No hay que reclamarle o retarlo por sus actitudes. Hay que contenerlo, hablarlo. Se le pueden mostrar fotos de cuando él era un bebé y decirle que él puede participar en la elección del nombre y de la ropa, en la decoración de la habitación... y que desde la panza podrá leerle cuentos. Así irá tomando de alguna manera contacto con su hermanito”, aconseja. Y si el niño debe hacer cambios -detalla-, como dejar la mamadera o los pañales, se deberían concretar antes de la llegada del bebé o aplazarlos, para que no lo asocie con ese nuevo integrante de la familia.

“Es importante es que la mamá tenga pequeños espacios con el hijo mayor para conversar, jugar, leer. Y -a su vez- cuando la mamá esté con el bebé, dándole de mamar por ejemplo, que el papá pueda realizar actividades con el más grande. En esos ratos le pueden explicar que será el hermano mayor, que le podrá enseñar muchas cosas, siempre desde el amor y no desde la obligación: de esa manera le tomará el gusto a ese nuevo rol que experimentará. Sentirá que es importante”, añade.

Las visitas para conocer al nuevo integrante de la familia también tienen importancia en la cabecita de ese niño. “Quienes vayan a conocer al bebé deberían reparar más en el hermano mayor que en el menor; que jueguen con él, que le hablen, para que los celos no aumenten o no haga berrinches para llamar la atención”, opina Lucía Marigliano, psicóloga y mamá de Pilar y de Lucas.

Previo a ese momento, sostiene, el primogénito debe estar incluido en absolutamente todo lo que tiene que ver con el bebé y eso también incluye el día del nacimiento: “que vaya al sanatorio para que sepa que salió de la panza, que lo vea y lo conozca ahí. ¿El bebé debe traerle un regalo? No estoy de acuerdo con eso: creo que es importante el contacto con lo que pasa realmente”.

Desde su experiencia personal, Marigliano reconoce que el puerperio es un momento difícil para las madres: “tenemos que adaptarnos a la nueva realidad nosotras también. Es difícil, por la revolución hormonal, pero necesitamos armarnos de paciencia y estar con ese hijo que tanto nos necesita y sobrellevar de la mejor manera las emociones de ese pequeño. Lo mejor será tener la ayuda de la pareja, siempre”.


> PUNTO DE VISTA

Atentos a los cambios, en la casa y en el aula

ROMINA KRECZMAN NONROY | DOCENTE DE NIVEL INICIAL

Desde el primer momento en que la pareja se entera de que va a agrandarse la familia, hay que compartirlo con el niño, decirle que él también estuvo en la panza, que fue chiquito, mostrarle fotos... No siempre será fácil, porque él entiende que de ahora en más tendrá que compartir sus cosas y a sus padres. Entonces, hay que repetirle que lo aman, darle más abrazos, que las rutinas no se corten, darle la seguridad de que siempre estarán ahí, que serán suyos y de su hermanito, porque hay mucho amor para dar. En el jardín me pasa ver a esos niños en pleno cambio: algunos tienen retrocesos, se hacen pis en la cama o en la salita, llegan con chupete o mamadera y hablan como bebés. También se ven enojos (algunos les pegan a sus compañeritos) o están desatentos. Por eso es importante una buena comunicación y compartir la llegada del hermanito con la docente. De esta manera podrá estar atenta a esos cambios. Tener celos en ese momento es natural; ahí el niño empieza a formar su personalidad, a salir del yo y de su egocentrismo. Hablo de mamá y de papá, pero no siempre está compuesta así la familia. Entonces, en esos casos, un abuelo o un tío pueden colaborar para lograr la contención que el niño tanto necesita ante la llegada del hermanito.

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