Calleri presentará hoy su candidatura a presidente de la Asociación Argentina de Tenis

Calleri presentará hoy su candidatura a presidente de la Asociación Argentina de Tenis

CAMBIO. En gestión política Calleri ya trabajó; quiere ser dirigente deportivo. CAMBIO. En gestión política Calleri ya trabajó; quiere ser dirigente deportivo.
15 Febrero 2018

El torneo ATP de Buenos Aires es una maravillosa oportunidad de ver tenis de primer nivel mundial y a la vez, es el momento del año en el que se concentran, en un mismo lugar, varias de las glorias del tenis argentino. Ellos, cada uno en diferentes dosis, se hacen un lugar de agenda para ir al Buenos Aires Lawn Tennis y disfrutar, más que nada, del cariño eterno del público tenístico. El caso de Agustín Calleri, candidato a presidente de la Asociación Argentina de Tenis en las elecciones de abril próximo, no es la excepción. “El Gordo” siempre fue alguien muy metido en el sentir popular y el eco de ese cariño se nota mientras camina por los pasillos del club y se acomoda para la charla con LG Deportiva.

- ¿Cuándo te picó el bichito para ser candidato a presidente?

- Es algo más que picarme el bichito. En 2016 empezamos con varias reuniones con algunos integrantes de La Legión, nos juntamos a charlar sobre los temas del tenis nacional. Veíamos que eran pocos los jugadores, que faltaba la base, coincidimos en que había que modificar unas cuantas cosas del sistema de desarrollo y competencia. Y en concreto, el año pasado, una noche que nos juntamos a comer con Martín Jaite, Mariano Zabaleta y José Acasuso. Ellos me propusieron encarar formalmente el proyecto. “¿Tenés ganas de ser el presidente?”, me preguntaron.

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- ¿Aceptaste enseguida?

- De antemano sabía que me gustaba la posibilidad. Enseguida de retirarme me entusiasmé con la gestión, es una vocación que descubrí cuando dejé el tenis y que ya se expresó cuando fui secretario de Deportes de Córdoba y me tocó manejar un espectro tan amplio como el de una provincia completa. Gestionar me atrapó. La chance de mejorar las condiciones que tiene la gente para realizar algo tan importante como el deporte me sedujo de manera instantánea. Es una nueva pasión que mantuve durante los dos años que fui diputado. Apuntado al tenis, representa una excelente forma de devolver parte de lo que el tenis me dio y nos dio a todos nosotros.

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-¿Cuál es el nudo central de lo que proponen?

- Hacer las cosas mucho mejor de cómo se están haciendo. Somos un grupo compacto, con muchos de La Legión comprometidos, con presidentes de Federaciones y clubes (Tomas Lynch, Jorge Cano) respaldo del interior. Muchas cosas se están haciendo mal. Hay que hacerlas mejor.

- ¿Sintieron algo así como “es ahora o nunca. Si no lo cambiamos nosotros, no lo cambia nadie”?

- No es lo importante del caso. El punto es que todos coincidimos en que debe haber cambios. Hay que fomentar más el desarrollo, apoyar de manera concreta a los clubes para captar y retener a los chicos. Es muy común escuchar a los presidentes y a los capitanes de tenis que nos dicen que cada vez tienen menos chicos que juegan. Se alejan del tenis. Y no se refieren a quienes quieren competir. En los clubes casi no se pueden organizar torneos recreativos porque los chicos van a practicar otro deporte.

- Suena a trabajo complicado…

- Sabemos que se puede hacer, estamos convencidos que nosotros podemos hacerlo. La solución no es mágica, hace falta trabajo, tiempo, buenas iniciativas, buenas intenciones y dedicación total.

- Hablás de buenas intenciones, suena a que otros quizá no las tienen…

- No podés ganar la Copa Davis y perder los sponsors… Hay que vivir para el tenis, no del tenis. Y no es un jueguito de una palabra más o menos. Quienes encaramos este proyecto vivimos toda la vida para el tenis. Sabemos lo que es darle todo nuestro tiempo, toda nuestra energía. Estoy convencido de que este es un diferencial que tenemos respecto de otra gente y es algo que volcaremos a nuestros planes de trabajo.

- ¿Conocés números de la situación económica y financiera de la AAT?

- Nuestra gente estudió el último balance. Nos dejó muchas dudas.

- ¿Desconfiás de la dirigencia actual?

- No hay transparencia en el manejo de la Asociación. La manejan unos pocos y esos pocos no sirven. Los pilares de la AAT son las federaciones y los clubes de tenis y no tienen el lugar que se merecen y les corresponde. La disconformidad es total. Todos se quejan que nadie les atiende el teléfono. Ni siquiera eso.

- ¿En tu época de jugador pasaban estas cosas? ¿Son problemas de larga data?

-Cuando estaba en desarrollo, a mis 14, 15 años, los dirigentes trataban de que al interior le llegara el menor apoyo posible y que se quedara todo en Buenos Aires. Así, sin vueltas. Cuando me hice profesional me encerré en lo mío, mi grupo, mi gente, mis necesidades, no me quedaba tiempo para ocuparme o interesarme por esas cosas, no puedo afirmar que haya sido de una u otra forma. Pero en cuanto volví (volvimos) a ponerle algo de atención al tema descubrimos problemas importantes. Y aquí estamos decididos a solucionarlos.

- Estamos en semana del ATP de Buenos Aires, el torneo más importante del país, que alguna vez estuviste a nada de ganar…

- Antes de contestarte dejáme decirte que este torneo es una fiesta del tenis y un muy buen ejemplo de lo bien que se pueden hacer las cosas con pasión, con dedicación y con experiencia, aunque tengas menos dinero que otros. Respecto de aquella final de 2002 contra el chileno Nicolás Massú, fue extraña, cambiante. Iba ganando 6-2 y 5-1 y pasó lo que muchas veces pasa en el tenis. El partido se volcó, se me complicó y lo perdí, habiendo tenido dos match point para ganarlo. A todos los tenistas nos pasó algo así aunque más no fuera una vez.

- ¿Es un recuerdo doloroso?

- Lo fue en ese momento, claro. La bronca me duró unos días más, pero no me marcó, no me dejó una huella que después me complicó la vida cada vez que fui a cerrar un partido. Al mes, en segunda de Miami, estaba 1-6 y 3-5 contra Ramón Delgado y lo gané. De verdad pasa mucho más de lo que la gente supone.

- ¿Qué lugar ocupa la etapa de jugador en tu vida?

- Al tenis lo tengo presente todos los días. Los recuerdos están en mi casa, es tema de charla cuando converso con amigos, con periodistas. Mis hijos lo juegan de manera recreativa. A mí no me resultó traumático el retiro, me entusiasmé con la actividad política y eso me facilitó mucho la transición, algo que a muchos les ha costado.

- Fuiste el 16 del mundo, ganaste dos títulos, jugaste dos finales de Copa Davis. Si te propusieran volver a jugar un par de partidos, uno por bueno y otro por malo…

- Esa final con Massú, seguro. Hubiese sido mi primer título y en el Buenos Aires Lawn Tennis, nuestra catedral. Además, me encantaría volver a jugar y disfrutar el single contra Juan Carlos Ferrero, aquel domingo de Copa Davis, en Málaga 2003. Fue una cosa especial. Él era el uno del mundo, jugaba en su casa, en su superficie, la serie se había presentado muy adversa. Probablemente haya sido el mejor partido de mi carrera. Siempre amé jugar la Copa Davis. Me encantaba estar en el equipo.

- ¿Te sorprende más lo de Federer o lo de Nadal?

- Son extraterrestres de distinto planeta. Fui el año pasado a la segunda semana de Wimbledon, vi los partidos de Roger, jugaba como si tuviera 22 años. ¡Está nuevo! Charlé con Iván Ljubicic (entrenador de Federer) y me decía que es muy fácil para trabajar, que habían tocado algo del revés, que hablaban bastante de la motivación de nuevos objetivos aunque Federer es un tipo que se automotiva con mucha naturalidad. Y mientras esté contento, con ganas de jugar, el tenis lo tendremos asegurado, el talento que tiene es único, su elegancia es la de Julio Bocca en el Colón.

-¿Y Rafa?

- Con otro estilo, casi los mismos conceptos. Lo ves y te contagia. Rafa te atrapa porque la garra y el espíritu le desbordan el cuerpo. Es admirable que a la edad que tiene siga tan vigente, con tanta sed de triunfo, que haya terminado uno del mundo el año pasado. Nadal es la otra maravilla.

- ¿Que te gustaría que se transformara en nuestro tenis?

- Hay que aumentar la base de la pirámide, más chicos, más jugadores. Nadie nace profesional, eso llega después y depende de mil factores. Lo que debemos lograr es que se sume más gente de manera formal. De dos millones de personas que juegan, tenemos apenas 12.000 afiliados. Esa relación debe cambiar.

- Y en el país ¿que te gustaría que cambiase en los próximos cinco años?

- Tenemos mucho para ser un país del primer mundo. Debemos dejar de manejarnos de manera mezquina para pensar en el bien de todos. Quienes viajamos por el mundo vemos países del tamaño de Santa Fe o más chicos y que están mucho mejor que nosotros con muchísimos menos recursos. Me gustaría un giro cultural respecto de la corrupción que está tan instalada entre nosotros y eso se va a lograr solo con una justicia que no sea partidaria o amiga del poder de turno.

- ¿Mirás tu horizonte como político? Sos conocido, joven, sumás experiencia…

- Siempre digo que el futuro no existe, lo planificás un poquito y la realidad te lo desarma. Esto me gusta, hace unos años que le dedico mi vida, estoy en política, tengo idea de seguir y estoy totalmente comprometido con este proyecto. Por ahora, no hay nada más.

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