Un talentoso que nunca descansa

Un talentoso que nunca descansa

Familia, trabajo, deportes, amigos; todo en la vida del “Negro” es pura pasión.

Y EL GANADOR ES... Nuñez Piossek, con el trofeo de LA GACETA de 2002. LA GACETA / foto de JUAN PABLO SANCHEZ NOLI (archivo) Y EL GANADOR ES... Nuñez Piossek, con el trofeo de LA GACETA de 2002. LA GACETA / foto de JUAN PABLO SANCHEZ NOLI (archivo)
18 Enero 2018

En su niñez, José María Núñez Piossek jugaba en el campo familiar de La Cocha. Se divertía con sus perros (de la raza dogo); montaba a caballo y pasaba horas jugando al fútbol con los empleados del lugar. “Nunca imaginé adonde me iba a llevar la vida.”

“Yo quería ser camionero y tractorista” confiesa José María, algo que cumplió parcialmente ya que es su campo pasó horas manejando tractores. Además de sus capacidades para el rugby, él asegura tener talento para el golf, el tenis y el pádel. No conforme con eso, ahora empezó a practicar mountain bike. Pero José María no descuida el físico. “Tengo el hábito de ir al gimnasio, siempre que puedo trabajo el ‘músculo’ como diría mi amigo Serafín Dengra” afirmó el rugbista.

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Su tiempo libre no sólo lo dedica a los deportes. Lo más importante es pasar tiempo con sus hijos, “El Chino”, “Lulú” y “Cuchi” (José Ignacio, Lourdes, la mamá se llama Inés). Las novelas sobre la influencia de holandeses y británicos en el Sur de África, tierras ricas en oro y en diamantes, ambientadas en los siglos XVI y XVII y escritas por Wilbur Smith, son el principal material de lectura del ex Puma.

Llegar al nivel más alto le quitó tiempo para estudiar. Su sueño era convertirse en ingeniero agrónomo, algo que no pudo lograr. “Me hubiese gustado tener mi título, aunque no ejerza” afirma José María. Pero esos sacrificios daban resultados: a los 18 ya jugaba en el seleccionado juvenil. Una llamada de Toulouse, reconocido club francés, fue el indicador de que su carrera lo había escogido para brillar y dar un paso que cambiaría su vida. En su época, estar Europa era difícil. “Cuando estábamos allá, con suerte podíamos volver al país dos veces al año. No es como ahora, que podés estar online donde sea y con quien sea.”

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Sus gustos musicales son variados: no tienen condicionantes, el ritmo no importa. “De televisión veo poco y nada. Igual, ahora sigo una serie llamada ‘The Don’, con Pierce Brosman” asegura el rugbista tucumano. Los últimos estrenos que vio en la pantalla grande son películas infantiles, que disfrutó junto a sus hijas.

Espera que sus hijos lleguen a donde deseen y lo hagan siendo felices. Los chicos ya encaminaron sus gustos. “‘El Chino’ juega al rugby y está en el seleccionado tucumano juvenil; ‘Lulú’ hace gimnasia artística, ballet y hockey; y ‘Cuchi’, la más chica, encontró su alegría en el ballet y también le gusta andar en bicicleta conmigo”, relató José María.

El único, y el mejor beneficio que le dejó el deporte, fue la posibilidad de recorrer el mundo y hacer amigos por todos lados. Para vacacionar prefiere Las Estancias con su familia y sus amigos. “Si quisiese vivir en otro lado lo estaría haciendo, pero ahora prefiero que mis hijos crezcan aquí”.

Nuñez Piossek, cuenta que, si no hubiera convertido en un jugador de rugby, “me hubiese gustado jugar al futbol americano en el mejor nivel”. Lo dice con soltura. Y, aunque se trata de un sueño que para él hoy resulta imposible concretar, al menos mantiene vivo de alguna forma. ¿Cómo? Yendo a disfrutar algún partido de esta pasión estadounidense cuando tiene la oportunidad de viajar.

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