Cartas de lectores
18 Enero 2018

El viaje del Papa Francisco I

Entre la tierra y el cielo; así comienzo esta carta de lectores para referirme al breve saludo del Papa Francisco al presidente Macri, cuando cruzó por el espacio aéreo de nuestro país en el marco de sus visitas a Chile y a Perú. Una vez más se evidencian las relaciones frías entre el Santo Padre y la gestión de gobierno de Cambiemos. Dijo Karl Marx que la historia se repetía dos veces: primero como tragedia y luego como farsa. Y vaya que tenía razón. El presidente Julio A. Roca, durante sus sendas presidencias (1880-1886) y (1898-1904), tuvo una mala relación con la Iglesia; en su primer mandato cortó relaciones diplomáticas con la Santa Sede a raíz de un conflicto generado por la creación del Registro Civil, unido al laicismo que practicaba su gobierno. Luego, en su segunda presidencia, las relaciones exteriores con la Santa Sede volvieron a restablecerse. Durante los gobiernos de Roca, el modelo agroexportador se consolidaba cada vez más, beneficiando sólo a las élites de la Argentina de entonces. Ello coincidió con el pontificado del Papa León XIII (1878-1903) y su Doctrina Social obrante en la Encíclica Rerum Novarum; en la cual lanzó una fuerte crítica al capitalismo salvaje de las revoluciones industriales. La Iglesia con León XIII por primera vez atacaba directa y duramente los males de la denominada “Cuestión Social”: trabajo esclavo, pobreza, hacinamiento, etcétera. Hoy, salvando las distancias históricas, la presidencia de Macri contrasta con el papado de Francisco, que de formación jesuita, no ve con agrado al capitalismo en su versión neoliberal; y hasta debe dolerle ver a su país donde los pobres son más y tienen cada vez menos y unos pocos que desde la riqueza ocupan cargos de gobierno sin ningún tipo de sensibilidad social. Los hombres son imperfectos; pero las palabras evangélicas de Cristo no, y son contundentes: “...dijo Jesús: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre al reino de los cielos…”; “…cuando el joven rico preguntó qué debía hacer para seguirlo, Jesús le respondió: vende todas tus cosas y sígueme…, el joven rico se dio vuelta y agachando la cabeza se marchó…”; “…no se puede servir a la vez a Dios y a la riqueza…”. Y en este clima de personas sin sentencia condenatoria pero ya tratados de ladrones del país, cabe recordar que Cristo fue crucificado en medio de dos ladrones, y fue uno de ellos el primero en entrar al cielo. León XIII y Francisco, dos Papas, pero una misma visión evangélica: dar un rostro humano al capitalismo y evitar la explotación del hombre por el hombre.

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Mario Villafañe

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El viaje del Papa Francisco II

Emociona ver a nuestro Papa Francisco en Chile. Es un sobreviviente de la violencia que hubo en ese país. Dios y nuestras oraciones le darán fuerzas y lo protegerán. Muchos se quejan porque no viene a la Argentina; nosotros pudimos gozarlo y apreciarlo durante tantos años en nuestro país. El es sabio, sabe a dónde debe ir. Tengamos paciencia, pidamos a Dios le de vida para que pueda venir al país. Le reprochan que reciba a políticos y corruptos; él es católico y ¿qué debemos hacer nosotros los cristianos?, perdonar y amar hasta al enemigo, aunque cueste. ¿Qué nos acaba de dar el Papa? La contraseña: “¿qué haría Cristo en mi lugar?”, frase de San Alberto Hurtado. Dios lo bendiga a él y a todos los habitantes de este mundo que necesitan tanto de la fe y del amor.

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Graciela Margarita Roldán

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“Viviré en tu corazón”

Mí hija de 7 años se encuentra en la etapa de las mil preguntas, la etapa del por qué; quiere saber de todo y es muy gracioso escuchar sus conclusiones. A veces necesita el concepto específico de las cosas y tratamos de entender nosotros, los adultos, que es una niña y pretendemos que razone como tal. Un mediodía haciendo sobremesa me dijo que no quería que yo cumpla años. Le pregunté el motivo de su afirmación y me respondió dejándome sin aliento: “porque así, no morirás nunca y siempre estarás conmigo”. Creo que el tiempo se paró para mi; me costaba tragar y contener algunas lágrimas y, con todo eso, además debía elaborar una respuesta. ¿Cómo le digo a mí hija que la muerte es inevitable? Se me ocurrió hablarle del cielo y le dije que ahí no muere nadie. Pero al verle los ojitos llenos de lágrimas, le solté la verdad. Le dije que la vida de las personas se agota, que Dios dispone de ellas y que todos venimos con una misión de bien a este mundo. Pero también le dije otra gran verdad: que el amor que alguien siente por otra persona no muere nunca y por eso, cuando me toque partir, “viviré en tu corazón”. Espero que la elaboración de mí respuesta pueda calmar su aflicción. Siento no haberme equivocado; le dije la verdad de la vida y de mí amor por ella.

Williams Fanlo

Azcuénaga 980, San Miguel de Tucumán

Homenaje a los 44 héroes

Nos dicen que tengamos paciencia y la realidad nos sumerge en el “pasado pisado” o “el tiempo lo borra todo”. Que triste es pensar que en el pasado 2017, el agua que tanto beneficio nos da, haya sepultado la vida de 44 marinos argentinos. Y a escasos kilómetros, un río de 50 centímetros de profundidad haya ahogado los reclamos de Santiago Maldonado. Ni una explicación o argumento son creíbles. ¿Cómo puede ser que un cortocircuito haya hecho explotar las baterías y temblar los sensores de medio continente? ¿Tenían cargamento nuclear? O fue una exitosa prueba de misiles británicos, que hicieron estallar en mil pedazos el ARA San Juan. Palabras más o menos, es lo que informó la Armada estadounidense; y lo de Maldonado, mejor ni recordarlo. Soy de ir a las playas de Mar del Plata para el verano, pero este año, en memoria de los dos tucumanos que regaron son su sangre las aguas del Océano Atlántico, no fuí. Me pareció una falta de respeto. Y haciendo memoria, en mi homenaje a ellos, los 44 héroes, me vinieron las letras de dos canciones de mi época: “...y esa viejecita de canas bien blancas, se quedó muy sola con cinco medallas que por cinco héroes premió la Patria”. Y aquella que dice, “...una madre dolorosa a su amor cantaba así; hijo mío ven, no seas mi tormento, torna (vuelve) a Surriento y hazme feliz”. Ni perdón ni olvido.

Francisco Amable Díaz

Pedro G. Sal 1.180, San Miguel de Tucumán

San Pedro de Colalao

El motivo de esta carta es compartir plenamente lo que dice el lector Guillermo Bórquez (LA GACETA 17/01), cuando señala que da mucha tristeza observar en lo que se está transformando ese hermoso lugar llamado San Pedro de Colalao, “con calles intransitables, especialmente la avenida Del Moral, más conocida como el Camino a Chulca; parece más una senda que una calle. Hay arterias sumidas en una completa oscuridad; por nombrar alguna, Mundial 78, pasaje El Ceibo, y no se trata de algo reciente, ya llevan meses en ese estado. Del desmalezamiento de las calles y la recolección de basura, mejor lo dejemos ahí; de los cuatriciclos para qué hablar, circulan como si estuvieran en una autopista, ojalá no haya que lamentar perdidas humanas, jóvenes alcoholizados y en algunas casas música estridente sin importar el día y la hora”. Algo bueno para destacar es que se observa mucha presencia policial y una atención amena y respetuosa en la comisaría del lugar. Respecto del estado de las calles, seguramente el delegado comunal me responderá como hace unos años diciendo que “llueve mucho”. Si hubieran realizado un buen enripiado antes del inicio de la temporada, el camino estaría en buenas condiciones a pesar de las lluvias. Ojalá estemos a tiempo de revertir esta situación para que San Pedro de Colalao vuelva a llamarse “La sucursal del cielo”.

Susana de Serra

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