El luchador de kickboxing llevó sus convicciones de la política al ring, y los guantes del ring a la política

El luchador de kickboxing llevó sus convicciones de la política al ring, y los guantes del ring a la política

Jorge “Acero” Cali es además concejal en el partido de Escobar, Buenos Aires

14 Enero 2018

Jorge “Acero” Cali, polifacético, luchador de kickboxing, es además concejal en el partido de Escobar, Buenos Aires. Es un hombre de fe (“creo en Dios, punto, no ando con los calcos en los autos”), cuyo nombre genera reacciones en todo momento, a favor o en contra, pero jamás pasa desapercibido. Como cuando visitó Tucumán, hace algunos días.

“Acero” fue múltiple campeón del mundo en kickboxing. “Logré hacerme profesional a una edad madura, casi 33 años” relató Jorge. La mayor parte de su carrera se desarrolló en Europa.

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Viene de una familia numerosa: tiene seis hermanos, madre tucumana y padre mecánico. Jorge contó que su niñez fue en un hogar de “piso de tierra”, con muchas limitaciones, en la ciudad de Caseros, provincia de Buenos Aires. Estudió en la escuela pública de su barrio. “Quería cumplirle a mi madre y recibirme, intentaba no llevarme materias, cosa que me costaba mucho porque era medio vago para estudiar.”

Soñaba con ser piloto de aviones de grande, pero los caminos empezaron a llevarlo hacia otro lado. “Acero” llegó al “Club Tierrita” a practicar taekwondo WTF. No tardó mucho en conseguir su cinturón negro y ser convocado a la selección nacional. “Soy peleador, sólo voy a dejar de pelear el día que me pongan la tapa de madera arriba”, dice. También asegura que en su carrera no recibió dinero de ningún gobierno “Ninguno en la historia me pagó un pasaje para ir de Buenos Aires a La Plata. Yo me subía en mi ‘bici’ y hacía 50 kilómetros para ir a entrenar”. Sí relata haber recibido $10.000, de “pasa mano” del ex presidente Carlos Menem para que Marcelo Domínguez logre realizar su pelea contra “La Mole” Moli, en el Luna Park.

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“Debe haber sido la pelea más sucia de mi vida”, afirma, al hablar del conflicto político que lo llevó a perder la presidencia del concejo deliberante. “Haciendo un paralelismo con las artes marciales -sostiene-, estoy en el cinto amarillo en la política”. Planea seguir luchando y trabajando por sus convicciones.

Sus pilares políticos y convicciones vienen del peronismo. “Mi papá amaba a Perón y a Evita, mi abuela le pidió a Evita una máquina de coser para un vecino que no tenía para comer. Le entregaron la máquina y ahí se consolidó la relación. Amé a Perón sin conocerlo. En el ‘71 nos rompieron la puerta y levantaron los colchones, sospechaban por los autos que tenía mi papá, que eran los que traían sus clientes para reparar.”

Lleva casado 11 años y tiene un hijo, Máximo, de 10 años. Jorge se considera sobreprotector. Aunque le gustaría que su hijo se golpee un poco más, como le pasó a él. “A veces lo dejo que se golpee, pero cuando lo veo sufrir automáticamente activo el protector”.

No es un habilidoso para cosas como el fútbol, pero haga lo que haga, siempre lo hará dejando todo. “Si me toca ser barrendero, seré el mejor de la cuadra.”

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