Enamorados, y a las corridas

Enamorados, y a las corridas

Carolina Nieva y Ezequiel Chavarría gozan el alto rendimiento deportivo y el amor de pareja.

ELLOS. “Caro” y “Eze” no siempre entrenan juntos, ya que las rutinas pueden diferir, pero no por ello dejan de aconsejarse. la gaceta / foto de Analía Jaramillo ELLOS. “Caro” y “Eze” no siempre entrenan juntos, ya que las rutinas pueden diferir, pero no por ello dejan de aconsejarse. la gaceta / foto de Analía Jaramillo
08 Enero 2018

A veces funciona, otras no. A Carolina Nieva y Ezequiel Chavarría les va bien en el deporte y en el amor. La dama es triatlonista; el caballero, atleta mediofondista. Juntos, son novios y ambos coinciden: desde que son pareja, se sienten mejores atletas. Hace dos años que están juntos, pero como se dice en el barrio, “Caro” ya le “echaba el ojo” desde antes. “Él bajaba del cerro con su novia”, recuerda Nieva la primera vez que sintió algo distinto por “Eze”, que nada se imaginaba de la situación. En esos años, la triatlonista no frecuentaba las carreras de calle en las que suele competir Chavarría, hasta que en una prueba de Concepción comenzó el sprint final. Llegaron a la meta, cuentan en su historia, en la Trepada al Indio de unas semanas después de aquel 2016. “Esa noche quedamos en salir”, contó el atleta.

La cita en La Rotonda de El Corte terminó con un beso, el primero de tantos que se dan por el mismo amor que los une y por los triunfos que obtienen en sus respectivos deportes. “De vista nos conocíamos como hace mil años. Yo salía con un amigo de él y por él lo conozco. Cuando lo veo pensé: ‘pucha’”, relató Nieva mientras golpeó con fuerza sus dedos en la palma de la mano izquierda. “Encima el chico con el que yo salía me decía que era un corredor re grosso y a mí más me gustaba”, contó entre risas bajo la atenta mirada de “Eze” que seguía su relato con una sonrisa pícara.

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“Era un compañero de entrenamiento, más que amigo”, continúa la historia Chavarría con tono travieso. “Yo la miraba para saludarla y ella me bajaba la mirada. Entonces, yo pensé que no me iba a dar bola (sic)”, recordó el corredor. “Es que yo soy re tímida”, se escudó Nieva. Aunque después da muestra de valentía cibernética, la que abunda hoy en día. “Lo busqué en Face y no me apareció, así que dejé”, agregó la triatleta.

Camino allanado

Dicen que el amor se abre camino. En el caso de estos deportistas enamorados, se abrió en esa Trepada al Indio que los llevó de Monteros hasta el imponente monumento.

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Fue el momento en que pasaron de verse por separado en las carreras a ir juntos a las pruebas. “Él me ve en las competencias y me dice qué hago mal. En todo nos podemos dar consejos. Yo le digo mucho sobre su técnica: siempre lo veo encorvado”, recalcó Nieva.

“Sé que lo hago mal”, asintió Chavarría. “Lo hago mal desde que empecé a correr. Siempre me dijeron que mejorando mi técnica, iba a correr más fluido y que las zancadas van a salir mejor”, contó “Eze” sobre la teoría que le cuesta poner en práctica.

Precisamente esa será una de las tantas metas para este año que, se tiene fe, será mejor que el que pasó. “No era lo que esperaba, pero sé que yo cometí los errores de no prepararme para lo que realmente tendría que haberme preparado”, reconoció Chavarría.

Sin embargo, el vínculo con Nieva y el exitoso año de su novia, que fue elegida como la mejor triatleta por LA GACETA fue lo que le puso un signo positivo a 2017. “Lo disfruté mucho porque verla correr a ella me ponía orgulloso y feliz”, remarcó Chavarría. Ella también consideró clave su apoyo. “Para lo de Hawaii me ayudó mucho porque estaba por no ir por cuestiones económicas”, reconoció Nieva, que en la lejana isla de Maui se consagró campeona mundial del circuito de triatlón X-Terra, uno de los más prestigiosos.

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