Cartas de lectores
06 Enero 2018

Plazo para el pago de impuestos

Hace muchos años que adquirí mi casa y mi auto. Hace décadas que todos los fines de año pasa exactamente lo mismo: el Gobierno pone un plazo cada vez más restringido para pagar los impuestos con un descuento del 20% hasta “X” día de diciembre. También ocurre que no se pagan los sueldos y aguinaldos en fecha, por lo tanto la gente que quiere abonar para ahorrar unos pesos es tal vez la misma que el Gobierno o el patrón no le paga en tiempo y forma. Resultado: gente haciendo interminables colas, muchas veces al rayo del sol con las temperaturas agobiantes del clima tucumano. Me pregunto: ¿todos los años lo mismo? ¿No hay un funcionario a quién se le prenda la lamparita para dejar de castigar a los contribuyentes? ¿Con tanta cantidad de personal que sin duda sobra en muchas reparticiones, nadie tiene la función de modificar las pautas, reglamentaciones o lo que fuere para evitar el maltrato que recibe el pueblo, gracias al cual están ahí? Hagamos propuestas: si los funcionarios -llámense contadores, abogados u otros bien pensantes- se ocupan del tema un día de su valioso tiempo, ¿no podrían producir algo más lógico y respetuoso para el pueblo al que dicen servir? Si en noviembre elaboran los cálculos para actualizar los montos y a partir del 1 de diciembre tienen las boletas para pagar, si se prorroga 15 días ese pago con la misma boleta y en lugar del 20% se rebaja un 18% del valor del impuesto, ¿no ganaríamos todos? Creo que así los empleados no se sobrecargarían de trabajo, la gente no perdería su tiempo -que también vale-, el Gobierno tendría un mayor ingreso de dinero, no se gastaría el doble de papel con la impresión de las boletas con el valor actualizado. ¿A nadie le importa el bienestar del pueblo traducido en esas pequeñas cosas que no requieren gasto alguno, o falta tanta materia gris? A quien corresponda sólo les pido que piensen y ejecuten. ¿No son parte del Poder Ejecutivo?

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Teresa Pacheco

[email protected]

Las propias fallas de la VTV

En 2013 la Provincia y la Agencia Nacional de Seguridad Vial firmaron un acuerdo para poner en marcha la obligatoriedad de la VTV (verificación técnica vehicular). Estaba dirigida principalmente a vehículos particulares de más de tres años de antigüedad. Los rodados tienen que ser sometidos a una evaluación mecánica, que consiste en revisar el estado general del vehículo, desde el sistema de suspensión, dirección y tren delantero hasta el chasis. Los autos que no pasan los controles tienen un plazo de 60 días para hacer las mejoras marcadas y volver a realizarlo de forma gratuita. Lo poco entendible de esta norma es el plazo para corregir las fallas detectadas en la revisión. Si bien son causales de secuestro y multa del vehículo circular sin luces, las fallas de la dirección no son detectables a simple vista pero muy peligrosas y hasta fatales. Es decir, ¿te permiten seguir en circulación hasta que vuelvas con la reparación efectuada? Esa metodología la convierte a la normativa en recaudatoria y negligente. Una falla es una falla y permitir la circulación de un rodado que no se encuentra en condiciones es una irresponsabilidad.

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Williams Fanlo

Azcuénaga 980, San Miguel de Tucumán

Una actitud Insólita

He leído el “Enfoque del Domingo” de Federico Van Mameren (31/12/17) sobre la situación del Concejo Deliberante en el municipio de Yerba Buena y la de sus miembros o ediles, tema que se vino exponiendo en este diario en varias oportunidades. En concreto estamos hablando de un organismo institucional que debería estar funcionando y que, por lo que entiendo, no se ha formado por razones políticas. Esta carta es de opinión y quiero con ella realizar un comentario que creo que corresponde si es que, como sociedad, deseamos un cambio positivo. El hecho es que a pasado un año y el consejo y las personas que han sido elegidas para integrarlo no lo han constituido supuestamente por conveniencias de algunos de sus integrantes y no pensando en la sociedad que los a votado. Una gran parte de los habitantes en general y los de Yerba Buena en este caso, no tienen obligación de conocer por su nombre a los ediles; es decir se vota y se espera de éstos que hagan su trabajo. Se supone que cobran por ello. Y pienso en algo muy sencillo: el que no trabaja no debería cobrar. Es más, si alguno cobró se les descuenta. Me parece que sería una muy buena forma de apurar la integración del Consejo. Obviamente muchos como yo leímos que no se da el quórum porque la entrada de un miembro podría afectar a las decisiones de otros que ya están dentro, y no les conviene. Incluso sé que esto afecta al jefe municipal que correctamente ganó las elecciones. No es por lo general mi tema de estudio la política como si lo es la economía, pero ambas se relacionan. Entonces me vengo preguntando: si no se desea o no se puede formar el Consejo, supongo que sus miembros “no” están cobrando sus haberes. Y eso nos lleva a la economía, ¿cuánto cuesta mantener a un Consejo o al personal de un municipio que por conveniencias políticas no se forma? ¿Concretamente cuál es el salario de un concejal y cuántas horas debe trabajar? Porque esto nos cuesta a todos los que pagamos impuestos. Sería bueno tanto para la municipalidad de Yerba Buena, como la de todas de la Provincia, incluso de la capital, conocer cuánto es su presupuesto: gastos e ingresos y cuáles los salarios de, por ejemplo, los concejales, intendentes, directores, etcétera. Y, también la cantidad de personal, ya que están, en cada uno de los municipios, integrados en relación a la cifra de la población.

Liliana Macián

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Cambios en los billetes

Desde mi condición de ciudadano quiero expresar el total desatino y falta de sentido patriótico del presiente del Banco Central de la República Argentina, Federico Sturzenegger, al haber reemplazado la imagen de próceres y presidentes argentinos por animales de la fauna autóctona. Tal vez sean más propios para un sello postal. La existencia de billetes de $ 500 y $ 1.000 no hacen sino evidenciar un proceso inflacionario grave, sobre todo si comparamos la tasa de inflación acumulada durante 2017 en países vecinos respecto del nuestro, que ascendió a un 22,3%: frente a Brasil, 1,8%; Uruguay, 4,3%; Paraguay, 4%; Chile, 2,1%; Perú, 1,4% y Bolivia, 2,4%. Sabido es que el propio presidente del BCRA eligió a los animales para ilustrar los billetes de curso legal. Reemplazó en el de $ 20 a Juan Manuel de Rosas por un guanaco; en el de $ 50 a Sarmiento y las islas Malvinas con el gaucho Rivero por un cóndor, y en el de $ 100 a Julio Argentino Roca y a Eva Perón por el taruca. Los próceres ilustran los billetes porque fueron personas de notable dignidad, probidad y distinción; cualidades que no se predican en el reino animal. Es más, la fauna es propia de la naturaleza y por ende ajena al obrar del hombre, ya nos fue dada, a diferencia de la cultura que sí tiene por creador al hombre. Y es allí donde el prócer cobra importancia y respeto, en tanto participe de procesos políticos y sociales que escribieron nuestra historia y conformaron el “ser nacional”. Quién puede negar que Sarmiento sentó las bases del sistema educativo o que Eva Perón levantó la bandera de la justicia social. Es más, hasta personajes denostados por el revisionismo histórico, como el tirano Rosas o Roca, y la cuestión de la campaña al desierto, fueron estampados en billetes como forma de aceptar que el devenir histórico también se construye con oscuros personajes. Hubiera sido interesante que para los billetes de $ 200, $ 500 y $ 1.000, antes de plasmar a la ballena franca austral, el yaguareté y al hornero respectivamente, se hubieran incluido a quienes fueron olvidados por la historia oficial, como Mariano Moreno, Juana Azurduy, Manuel Dorrego y tantos otros hombres y mujeres que ayudaron a construir la Patria grande. Pareciera que para la gestión del Gobierno de Cambiemos, la historia nacional representada en los billetes, que tanto le costó a todos los argentinos, debe devaluarse al estilo neoliberal, para dar paso a la zoología como formal sutil de querer borrar la memoria y la identidad del pueblo.

Mario Alberto Villafañe

Avenida Silvano Bores 100, San Miguel de Tucumán

Sargento Moya

Luego para que se haga justicia. Y no hay justicia, porque no hay leyes, para un pueblo de no más de 600 habitantes en el que vivo: Sargento Moya. No hay leyes para la llamada contaminación acústica o sonora (comúnmente llamada auditiva), por el exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona. Si bien el ruido no se acumula, traslada o mantiene en el tiempo como las otras contaminaciones, también puede causar grandes daños en la calidad de vida de las personas si no se controla bien o adecuadamente produciendo efectos nocivos fisiológicos y psicológicos para una o un grupo de personas. La música estrepitosa y la desproporcionada proliferación de equipos musicales que no son apropiados para domicilios particulares, produce efectos negativos sobre la salud auditiva, física y mental de los seres vivos. Y para que esto no ocurra, falta en mi pueblo que dicten en forma urgente ordenanzas municipales con multas ejemplificadoras. Los organismos internacionales subrayan que se puede correr el riesgo de una disminución importante en la capacidad auditiva, y que existe la posibilidad de trastornos psicológicos (paranoia, perversión) y hasta fisiológicos por la excesiva exposición a la contaminación sónica (afecta el tracto digestivo).

Blanca Rosa Araujo Ferro

Sargento Moya, Monteros

Respuesta a Adiunt

Vengo a responder la nota publicada en LA GACETA (05/01/18) en la que el gremio Adiunt pone en cuestionamiento la atención de Asunt (Obra Social de la UNT) a los afiliados que residen en el Sur de la Provincia. 1) No existe ninguna diferencia de atención respecto de los que residen en la capital, puesto que la obra social es la misma para los 23.000 afiliados que la componen (incluidos los del sur de la provincia). 2) Para una mejor atención se habilitó una boca de expendio en la Escuela de Enfermería de Aguilares, a fin de facilitar la atención a los afiliados que deseen atenderse en el Sur. Para ello también tenemos un convenio firmado con el Círculo Médico del Sur, el Colegio de Bioquímicos de Tucumán, el Círculo de Farmacias del Sur (Cifarsur), el Círculo Odontológico, el Colegio de Psicólogos, entre otros, con libre elección de profesionales. 3) Desde diciembre del año pasado se agregó una empleada para atender las demandas de prestaciones del sur, con un sistema on line que agiliza las autorizaciones de órdenes en nuestra auditoría. 4) De existir algún imponderable en la atención en el Sur, los afiliados pueden recurrir a la central en la capital que atiende todos los días de 7.30 a 17.30, en todas las especialidades. Se incluyen nuestros centros propios de atención, ubicados en distintas establecimientos universitarios. 5) Nuestra obra social está considerada como una de las mejores por su sistema de atención integral, con servicios contratados a los colegios profesionales de Tucumán también con servicios propios. 6) Sería bueno que no se interprete que los afiliados pagan y no tiene atención. Esto no es así. La atención la tienen todos por igual y permanentemente estamos corrigiendo los mínimos inconvenientes derivados de la distancia del interior con la Capital. Las autoridades de Asunt y todo su personal están siempre abiertos al diálogo con la mejor predisposición para atender todas las demandas de salud. Estamos convencidos que los problemas se solucionan planteándolos donde corresponde (en Asunt) y no a través de los medios de prensa buscando algún rédito político, que considero inadmisible cuando se trata de instituciones de muchos años de existencia atendiendo la salud de todos los universitarios de Tucumán.

Héctor M. Avila, Vicepresidente de ASUNT

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Pasaron los Reyes Magos

¿Qué tal? Hace un ratito nos estábamos diciendo feliz Nochebuena y ya estamos esperando la inminente llegada de los Reyes Magos. Si el almanaque sigue andando a esta velocidad, en un momentito “vamos a pasar a ser viejos”, decía preocupado un caballero que andaba por los cuarenta pirulos. ¿Recuerda cómo era la expectativa por la llegada de los Reyes Magos? La mamá venía “chantajeando” desde una semana atrás, diciéndoles a los hijos que “si no se portaban bien, no iban a venir los Reyes”. Por supuesto que la amenaza apenas si alcanzaba un 50% de éxito para la madre, que seguía con esa repetía expresión: “Ustedes me van a sacar canas verdes”. Llegaba el momento para los chicos de salir a jugar a la vereda y los temas de conversación inevitablemente era sobre lo que se le había pedido a los Reyes. No faltaba en la barra el descreído que los padres eran los Reyes y otro que decía que los camellos, el año pasado, se habían comido todo el pastito que les había puesto junto a la puerta y que también se habían tomado todo el agua de la fuente. En medio de una creciente expectativa entre los chicos, el sol comenzaba a marcharse, quitándole el ropaje de luz a la siesta; la oración se iba extendiendo y de repente, ¡llegaba la noche! Los chicos se querían ir a dormir temprano, dominados por la impaciencia por la llegada de los magos. Poco más le peleaban al sueño para no dormirse y poder ver la llegada de los camellos. El sueño finalmente los vencía. Al día siguiente, tempranito, ya estaban de cabeza buscando en los zapatos a la orilla de la cama lo que les habían dejado de obsequio. Después se iban presurosos a la cama del papá y la mamá para mostrarles lo que le habían traído los Reyes. El padre era el primero en hacer andar el autito, mientras daba una lección de cómo se tenía que tratar la cuerda para que no se cortara. Lo cierto es que a la tercera vuelta, había que recurrir a un piolín porque al coche se le había cortado la cuerda. Mientras tanto, la nena presumía con su muñeco “malcriado” en brazos, al tiempo que con la otra mano trataba de acomodar las cosas que traía una cocinita de juguete. Los chicos estaban ansiosos por salir a la vereda para mostrarles a sus amiguitos lo que le habían traído los magos. Entonces, entraba en acción la mamá: “No van a salir con los juguetes porque los otros se los van a romper”. Los otros eran los chicos que por más que se habían portado bien, sus padres no habían podido llegar a los Reyes para entregarles la cartita. Anoche pasaron los Reyes y estoy seguro que esta mañana, al despertarse, muchos buscaron disimuladamente en sus zapatos si les habían dejado algo.

Héctor Costilla Pallares

Banda del Río Salí

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