Luca Prodan, en 10 sorbos inolvidables

Luca Prodan, en 10 sorbos inolvidables

Treinta años sin el antirockstar.

22 Diciembre 2017

La mañana de un día como hoy, pero de 1987, encontraron el cuerpo sin vida del frontman de Sumo, una estrella fugaz que acercó los sonidos europeos y eclécticos al rock argentino. Habían pasado apenas siete años desde su arribo al país, huyendo de Londres y de su turbulento romance con la heroína. Aquí van algunas líneas de una historia interminable, escrita a lo largo de intensos 34 años. 

una trompada real
La rebeldía se coció a fuego rápido en el Luca Prodan nacido en Roma, en 1953, en el seno de una familia más que acomodada. De compartir aula con el príncipe Carlos de Inglaterra, en el prestigioso colegio Gordonstoun de Escocia, Luca pasó a ser casi un vagabundo en Londres, en plena explosión punk. De aquellos primeros años se sabe poco y nada: sólo tristeza, poco cariño familiar y una real trompada al principito Carlos fueron algunas de las cosas que contó años más tarde. En la heroinómana década del 70 en Europa, formó su primera banda, The New Clear Heads. 
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rock en inglés
Luca llegó a la Argentina a principios de los 80 escapando  de su adicción a la heroína. Lo invitó su amigo de la infancia y futuro representante de Sumo y Las Pelotas, Timmy McKern, afincado en las sierras cordobesas. En el 81 Luca formó Sumo, banda post-punk y    reggae que no tenía nada que ver con los Charly García o los Luis Alberto Spinetta del rock argentino. Sumo tuvo varias formaciones, la última con Germán Daffunchio y Ricardo Mollo, en guitarras; Diego Arnedo, en bajo; Alberto Troglio, en batería; y Roberto Pettinato, en saxo. Luca, el frontman de acento extraño cantaba en inglés, lo que era casi un sacrilegio.
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Mentiras italianas
Sumo tuvo que hacerse lugar, a veces a base de mentiras, para tocar en los escenarios argentinos. Desentonaban, nadie entendía, no confiaban ni en el “Tano” con acento inentendible ni en un Petinatto de mameluco naranja. “Luca agarraba la viola y se mandaba con canzonettas napolitanas, o con temas de Harry Belafonte. Con eso disimulábamos, y obviamente al toque encajábamos nuestros temas”, contó alguna vez el saxofonista.
un antiRockstar en el 60 
Luca nunca se comió el personaje de rockstar, ni siquiera en la cresta de la ola de la banda. Cuenta Gillespi, sobre una vez que lo fue a ver en vivo: “cuando se apagó el último acorde se bajó de un salto, pasó abriéndose lugar entre la gente y salió. Fue el primero en abandonar el local (…) En una bolsa de nylon, como de supermercado, llevaba algunas cosas; ropa, una peluca. Y yo, como hipnotizado, me fui caminando atrás de él. Salió a la calle Corrientes y yo atrás de él, se cruzó de vereda y yo atrás de él. El tipo se quedó en la parada del 60, y yo a dos metros sin animarme a decirle nada, de tan impactado que estaba. Y vino el 60 y él se subió y se fue”.
el amor, a nado
Seguramente no por su aspecto físico ni por que hubiera ofrecido una vida de lujos y limusinas como una estrella, pero Luca Prodan a mediados de los 80 ya era ese personaje magnético que atraía a los rockeros y seducía a las rockeras. Una historia que grafica la impulsividad y el desenfado constante del músico italiano-escocés tuvo lugar en el año 86, durante una furiosa inundación en Buenos Aires. Luca estaba en la avenida Santa Fe y había quedado en encontrarse con una chica en Corrientes. Caminó hasta el medio de la avenida y se fue a su cita... nadando.
 
los monos
Sumo era un delirio. Gente rara si la había. “Al terminar el disco ‘Llegando los monos’ -rememoró alguna vez Pettinato- quedamos con Luca en el estudio. Luca me dijo: ‘Che, quédó bueno esto’, Yo coincidí. Transcurrió un rato y cada vez nos gustaba más lo que oíamos. En eso entró un técnico y nos pidió disculpas: ‘Perdonen, esa no es la grabación de ustedes’. ¡Habíamos estado escuchando como 20 minutos del grupo Fricción y creímos que éramos nosotros!”
luca y la rebeldía
“Mis padres me tienen una envidia impresionante porque yo siempre hice lo que quise. A mi me trataron mal. Ahora los tengo que tratar bien porque son viejitos, que se vayan a la c... de su madre. Yo era chiquito y me trataron como la mierda. Con mis hermanos vivimos en una atmósfera de familia sin afecto y el afecto es lo más importante que hay. Tienen mucha guita y no me importa que si se mueren no me dejen nada”.
luca y el rock nacional
“El rock es música en inglés, chau. Que se vaya a la c... de su madre el rock nacional. Sabés lo que pasa es que casi la totalidad de los músicos de rock argentinos son unos... Yo no los invitaría a comer a mi casa. A Pipo Cipolatti sí porque es divertido. Gustavo Cerati es un chetito con toda la guita de papi, se pinta, se pone el pelito así, es un pelotudo. Yo no hablo de la música, hablo de ellos. No me importa la TV color, la mina rubia, alta, linda y a la mayoría acá si le importa”.

1.- Una trompada real
La rebeldía se coció a fuego rápido en el Luca Prodan nacido en Roma, en 1953, en el seno de una familia más que acomodada. De compartir aula con el príncipe Carlos de Inglaterra, en el prestigioso colegio Gordonstoun de Escocia, Luca pasó a ser casi un vagabundo en Londres, en plena explosión punk. De aquellos primeros años se sabe poco y nada: sólo tristeza, poco cariño familiar y una real trompada al principito Carlos fueron algunas de las cosas que contó años más tarde. En la heroinómana década del 70 en Europa, formó su primera banda, The New Clear Heads. 

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2.- Rock en inglés
Luca llegó a la Argentina a principios de los 80 escapando  de su adicción a la heroína. Lo invitó su amigo de la infancia y futuro representante de Sumo y Las Pelotas, Timmy McKern, afincado en las sierras cordobesas. En el 81 Luca formó Sumo, banda post-punk y    reggae que no tenía nada que ver con los Charly García o los Luis Alberto Spinetta del rock argentino. Sumo tuvo varias formaciones, la última con Germán Daffunchio y Ricardo Mollo, en guitarras; Diego Arnedo, en bajo; Alberto Troglio, en batería; y Roberto Pettinato, en saxo. Luca, el frontman de acento extraño cantaba en inglés, lo que era casi un sacrilegio.

3.- Mentiras italianas
Sumo tuvo que hacerse lugar, a veces a base de mentiras, para tocar en los escenarios argentinos. Desentonaban, nadie entendía, no confiaban ni en el “Tano” con acento inentendible ni en un Petinatto de mameluco naranja. “Luca agarraba la viola y se mandaba con canzonettas napolitanas, o con temas de Harry Belafonte. Con eso disimulábamos, y obviamente al toque encajábamos nuestros temas”, contó alguna vez el saxofonista.

4.- Un antiRockstar en el 60
 
Luca nunca se comió el personaje de rockstar, ni siquiera en la cresta de la ola de la banda. Cuenta Gillespi, sobre una vez que lo fue a ver en vivo: “cuando se apagó el último acorde se bajó de un salto, pasó abriéndose lugar entre la gente y salió. Fue el primero en abandonar el local (…) En una bolsa de nylon, como de supermercado, llevaba algunas cosas; ropa, una peluca. Y yo, como hipnotizado, me fui caminando atrás de él. Salió a la calle Corrientes y yo atrás de él, se cruzó de vereda y yo atrás de él. El tipo se quedó en la parada del 60, y yo a dos metros sin animarme a decirle nada, de tan impactado que estaba. Y vino el 60 y él se subió y se fue”.


5.- El amor, a nado
Seguramente no por su aspecto físico ni por que hubiera ofrecido una vida de lujos y limusinas como una estrella, pero Luca Prodan a mediados de los 80 ya era ese personaje magnético que atraía a los rockeros y seducía a las rockeras. Una historia que grafica la impulsividad y el desenfado constante del músico italiano-escocés tuvo lugar en el año 86, durante una furiosa inundación en Buenos Aires. Luca estaba en la avenida Santa Fe y había quedado en encontrarse con una chica en Corrientes. Caminó hasta el medio de la avenida y se fue a su cita... nadando. 

6.- Los monos
Sumo era un delirio. Gente rara si la había. “Al terminar el disco ‘Llegando los monos’ -rememoró alguna vez Pettinato- quedamos con Luca en el estudio. Luca me dijo: ‘Che, quédó bueno esto’, Yo coincidí. Transcurrió un rato y cada vez nos gustaba más lo que oíamos. En eso entró un técnico y nos pidió disculpas: ‘Perdonen, esa no es la grabación de ustedes’. ¡Habíamos estado escuchando como 20 minutos del grupo Fricción y creímos que éramos nosotros!”

7.- Luca y la rebeldía
“Mis padres me tienen una envidia impresionante porque yo siempre hice lo que quise. A mi me trataron mal. Ahora los tengo que tratar bien porque son viejitos, que se vayan a la c... de su madre. Yo era chiquito y me trataron como la mierda. Con mis hermanos vivimos en una atmósfera de familia sin afecto y el afecto es lo más importante que hay. Tienen mucha guita y no me importa que si se mueren no me dejen nada”.

8.- Luca y el rock nacional
“El rock es música en inglés, chau. Que se vaya a la c... de su madre el rock nacional. Sabés lo que pasa es que casi la totalidad de los músicos de rock argentinos son unos... Yo no los invitaría a comer a mi casa. A Pipo Cipolatti sí porque es divertido. Gustavo Cerati es un chetito con toda la guita de papi, se pinta, se pone el pelito así, es un pelotudo. Yo no hablo de la música, hablo de ellos. No me importa la TV color, la mina rubia, alta, linda y a la mayoría acá si le importa”.

9.- “La Argentina mata”

Carlos Polimeri, en “Luca. Un ciego guiando a los ciegos”, reconstruye una anécdota que pinta la relación del músico con los periodistas. Una tarde cualquiera se presentó en la recepción de Clarín y pidió hablar con el periodista de Espectáculos. Zaparrastroso como siempre, Luca no era de las personalidades que solían frecuentar “el gran diario argentino”. Fueron al bar, Luca pidió ginebra y no había. Comenzó la charla halagando  una nota sobre Sumo, pero inmediatamente atacó: “Vos solamente podrías entender si conocieras la heroína”. Un rato después, mudaron la charla a un bar de la esquina, donde sí había ginebra. Luca había cambiado de opinión: “en realidad, solamente podrías entender si conocieras la ginebra”. Pero al final de la charla, la sentencia volvió a modificarse: “en realidad, podrías entender si quisieras. Argentina mata más que la heroína.”

10.- Fuck you 

La noche del domingo 20 de diciembre de 1987, hace 30 años, Sumo subió a tocar en el club Los Andes, de Lomas de Zamora. Luca venía volando bajo, con una cirrosis hepática que lo tenía flaco, sin fuerzas y pálido. Al terminar el show les pidió a los músicos repetir la canción “Fuck you”, que a su vez era como su grito de guerra. “Ahí va la última”, cuentan que dijo, y sus compañeros de banda lo pudieron entender dos días después, el 22 de diciembre, cuando lo encontraron muerto en su departamento de San Telmo. Su hígado embebido en ginebra había dicho “fuck you, este es tu último trago”.



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