Un laboratorio para transformar los proyectos en películas

Un laboratorio para transformar los proyectos en películas

Una quincena de cineastas tucumanos y capacitadores comparten un retiro en San Javier para desarrollar guiones y definir producciones.

EN PLENA LABOR. Capacitadores y alumnos abordan los diferentes rubros que componen la elaboración de las películas, para que se puedan filmar. EN PLENA LABOR. Capacitadores y alumnos abordan los diferentes rubros que componen la elaboración de las películas, para que se puedan filmar.
13 Diciembre 2017

Nada los distrae, salvo las imágenes de una naturaleza que se cuela vigorosa por la ventana. Están concentrados a pleno en la misión de desentrañar las fortalezas y debilidades de los proyectos de películas que presentan, para que pasen de ser una idea a transformarse en un filme.

Hoy concluirá, luego de una semana de fuerte trabajo, la segunda experiencia del Laboratorio de Desarrollo de Proyectos Audiovisuales de Tucumán (LabinTuc), un retiro de una quincena de cineastas tucumanos, santiagueños y porteños que comparten sus propuestas en la Residencia Universitaria de San Javier. La tarea de los capacitadores Benjamín Ávila, Pablo Giorgelli (ambos directores) y Nicolás Batlle (especializado en producción) es transmitir herramientas que permitan que las seis propuestas seleccionadas (ver “Los elegidos”) lleguen a las salas.

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La clínica es desarrollada por la Dirección de Medios Audiovisuales del Ente Cultural de Tucumán y la Escuela Universitaria de Cine, Video y TV de la Universidad Nacional de Tucumán, con el aporte de la Secretaría de Políticas y Comunicación Institucional de la UNT y la Asociación de Directores PCI (Proyecto de Cine Independiente). Esta es la segunda edición del LabinTuc, dos años después de la anterior, y el objetivo es hacerlo anual.

“La experiencia comenzó antes de llegar a San Javier, porque tuvimos que elegir sólo seis de 15 proyectos que se presentaron, muy parejos entre todos. No fue fácil, y no me sorprende porque ya la primera vez hubo un alto nivel, y algunas ideas están camino a convertirse en películas”, señala Giorgelli, quien estuvo a cargo de la selección junto a Batlle (Ávila es docente de la carrera de cine, por lo cual tomó distancia en ese corte). La inscripción abarcó ficción, documental y series de televisión.

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Las jornadas de trabajo tienen instancias colectivas entre todos e individuales con cada propuesta. “Ayudamos a los directores y productores de cada una a que se pongan en una instancia más cercana a la concreción. Desde nuestra experiencia, colaboramos, aportamos y sugerimos diversas cuestiones que hacen a la particularidad de cada idea. Tenemos propuestas que ya están en desarrollo, y nos centramos en la idea y en el guión; y en otras nos encontramos con un estado mucho más avanzado, y nos dedicamos a pulir y despejar dudas, para que se empiece a abordar la etapa de la financiación”, precisa Giorgelli, en diálogo con LA GACETA.

- ¿Cuál es el nivel local?

- Desde hace tiempo que sabemos que está pasando algo bueno con la producción audiovisual, que no es casual: tiene que ver con las generaciones que salieron de la Escuela, con el tamaño de la ciudad, con la producción general y con la cantidad de gente que se está dedicando a filmar. Lo que me sorprendió fue la diversidad de proyectos, lo que enriquece la cinematografía de un lugar. Hoy hay muchos formatos que permiten acercamientos particulares a una expresión artística, e incluso comercial.

- ¿Les preocupa los cambios en el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), que afectarían líneas de financiamiento?

- Vivo un estado de inquietud, como todo el sector. Estamos alerta y en incertidumbre, porque se están cambiando reglas y no es claro lo que vendrá. Hay muchas dudas y suspicacias, que perjudicarían las ayudas estatales al sector. El éxito internacional del cine argentino en estos últimos 15 años, con premios y reconocimientos en festivales y en taquilla, no es casual; es consecuencia de una política de Estado que, si se resiente, causará problemas laborales y culturales, porque hay muchas familias que viven del cine. Hace 30 años, sólo había escuelas en Buenos Aires y ahora las hay en todo el país, lo que implica que se han ampliado las miradas.

- ¿La distribución sigue siendo la pata débil en el cine nacional?

- La exhibición es la gran asignatura pendiente. Hay fallas en los canales de difusión, sean salas, televisión o plataformas digitales. Hay muchas películas tucumanas que están terminadas y son muy difíciles de ver, y lo mismo pasa en todo el país. El Estado no atacó adecuadamente este problema.

- Estrenaste con mucho éxito “Invisible” en festivales, la sucesora de “Las acacias”. ¿Cuándo llegará a Tucumán?

- Espero que muy pronto. La presenté en Venecia, en Noruega, en India y en Mar del Plata, entre otros lados, y tiene fecha de estreno comercial en el país para el 8 de marzo. Ojalá pueda venir a presentarla a Tucumán. En Brasil se estrenó hace un mes y no baja de cartel desde entonces, porque tiene muy buenos comentarios. Estoy muy feliz.

los elegidos
cuatro ficciones y dos documentales
Los equipos responsables de los seis proyectos seleccionados comparten (hasta hoy) una semana en San Javier. Cuatro de las propuestas son de ficción: “El tiempo entre nosotros”, de Agostina Colantuoni; “De tiempo, amor y ácido”, de Martín Falci; “El gato en la caja”, de Pablo Schembri; y “El negro Santa Ana”, de Franco Lescano y Fernando Gallucci (como suplente quedó “Incertidumbre”, también de Lescano). Los otros dos son proyectos documentales: “El Diablo cantaba en el monte”, de Gustavo Caro; y “La memoria cóncava”, de Gaston Bejas. “Es de importancia fundamental que los seleccionados estén dispuestos a compartir sus proyectos con todos los participantes, ya que una parte estructural del programa se desarrolla a partir de las discusiones colectivas”, explicó Juan Carlos Veiga, director de la Escuela de Cine de la UNT, impulsora principal de la Residencia LabinTuc.
> Los elegidos
Cuatro ficciones y dos documentales
Los equipos responsables de los seis proyectos seleccionados comparten (hasta hoy) una semana en San Javier. Cuatro de las propuestas son de ficción: “El tiempo entre nosotros”, de Agostina Colantuoni; “De tiempo, amor y ácido”, de Martín Falci; “El gato en la caja”, de Pablo Schembri; y “El negro Santa Ana”, de Franco Lescano y Fernando Gallucci (como suplente quedó “Incertidumbre”, también de Lescano). Los otros dos son proyectos documentales: “El Diablo cantaba en el monte”, de Gustavo Caro; y “La memoria cóncava”, de Gaston Bejas. “Es de importancia fundamental que los seleccionados estén dispuestos a compartir sus proyectos con todos los participantes, ya que una parte estructural del programa se desarrolla a partir de las discusiones colectivas”, explicó Juan Carlos Veiga, director de la Escuela de Cine de la UNT, impulsora principal de la Residencia LabinTuc.

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