El parapentista tucumano Adrián Acosta voló 135 kilómetros: salió de San Javier y llegó a Catamarca

El parapentista tucumano Adrián Acosta voló 135 kilómetros: salió de San Javier y llegó a Catamarca

El deportista estuvo en el aire cuatro horas y 34 minutos. Aterrizó en la localidad de Huacra. Es la primera vez que un piloto une las dos provincias.

04 Diciembre 2017

Estuvo en el aire cuatro horas y 34 minutos. Tiempo suficiente como para recuperar un récord que fue suyo desde 2009 y que, en septiembre de este año, Osvaldo Acosta se lo había quebrado. Cuestión de tiempo y de análisis, Adrián Acosta sumó una perla más a tu palmarés de piloto de parapente, al llegar a 135 kilómetros, en línea recta, desde San Javier hasta el arco de Huacra, en Catamarca. No sólo fue la conquista de una nueva marca de distancia, sino que por primera vez un piloto logra unir Tucumán con territorio de la vecina provincia.

Durante varios días, Adrián hizo todo un estudio climático, hasta encontrar que el domingo 26 de noviembre iba a tener las condiciones perfectas para intentar la nueva marca. “Había hecho un intento anterior y quedé a unos tres kilómetros de donde había llegado Osvaldo. Pero no me pude sacar el desafío de la cabeza y seguí buscando. Hasta que llegó el día. Shauin, mi esposa, me llevó temprano al cerro. Yo estaba decidido a romper el récord, y ella me alentó aún más para conseguirlo. Hice toda la previa en la pista de Los Pinos. Eran las 13.09 cuando empecé a volar.”

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Ese día, desde Loma Bola habían partido el propio Osvaldo Acosta, Matías Kacharoski y Adrián Mangini. El grupo se dirigió al sur, pero Acosta se quedó solo en su vuelo a la altura de la Quebrada de Lules. Más tarde, supo que sólo Mangini lo siguió, y llegó a unos 100 kilómetros.

“Las condiciones eran fuertes. Me llamaba la atención lo seca que se veía la geografía tucumana, al punto que pude ver muchos diablillos de campo, que son como remolinos que se arman con la tierra suelta. Eso no es común aquí, sino en La Rioja. Pero me sirvieron para encontrar con más rapidez las corrientes térmicas ascendentes que me acercaban a mi objetivo. De tan buenas que estaban las condiciones, pude volar a unos 2.200 metros sobre el nivel del mar.”

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El tema es que, gracias a la velocidad que había logrado en su intento (su promedio estuvo entre los 60 y los 70 kilómetros por hora), a Adrián “le sobró tarde” para buscar lo que estaba buscando. Exactamente a las 17.43, segundos después de haber pasado el arco de Huacra, volvió a poner sus pies en la tierra.

“Estuve haciendo maniobras, aquí y allá. La gente del lugar empezó a seguirme con la mirada. Vi a una familia que estaba haciendo un picnic cerca de un descampado y decidí bajar cerca de ellos. Apenas plegué la vela, se me acercó un lugareño, don Ramón. ‘Mijo, ¿usted es el que venía volando? Cuando lo vi a lo lejos me dije ‘qué pájaro tan raro este’ Y había sido usted. ¿De dónde es?’ me dijo. Yo estaba todavía con la adrenalina del vuelo. Al rato, él accedió a sacarse una foto conmigo, fue muy emocionante”, contó Adrián quien, para volver a casa, se tomó un colectivo de media distancia.

Lejos de conformarse con lo logrado, el parapentista -que tuvo un gran año en lo competitivo-, ya se planteó nuevos desafíos de distancia. “Quiero ver si logro llegar a la Cadena del Portezuelo.” Si él lo dice, hay que darlo por hecho.

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