Una pianista francesa que hechizó Tucumán

Una pianista francesa que hechizó Tucumán

EN NUEVA YORK. La pianista gala se presentó junto a la Filarmónica de esa ciudad en la Academia de Música de Brooklyn en diciembre de 1913 con gran éxito de público. EN NUEVA YORK. La pianista gala se presentó junto a la Filarmónica de esa ciudad en la Academia de Música de Brooklyn en diciembre de 1913 con gran éxito de público.
27 Noviembre 2017

Manuel Riva - LA GACETA

Los escenarios tucumanos de 90 años atrás se poblaban de figuras de nivel internacional. Había comediantes de una troupe catalana junto a músicos de la Academia de Bellas Artes que actuaron en el Teatro Belgrano, pero la mayor expectativa estaba puesta en las presentaciones de la reconocida pianista francesa Renée Florigny, que viene precedida de un renombre universal, por sus altos méritos interpretativos, anunciaba nuestro diario.

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Sobre la pianista, la crónica destacaba: realiza actualmente una jira artística por el mundo, habiendo recorrido las principales ciudades de Europa y América, mereciendo el elogio de la crítica autorizada y el franco aplauso del público.

Las presentaciones, que se llevaron a cabo en la Sociedad Sarmiento, fueron un éxito total. Habían sido organizadas por un grupo de damas de la Sociedad Francesa. Nuestro cronista consideró que el apoyo del grupo le dio: un carácter social destacado que sumado al indiscutible valor de la interpretación garantizó un éxito brillante.

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La Paderewsky femenina

Los críticos, de acuerdo a lo que informaba nuestro diario, por sus ejecuciones admirables le pusieron el título de “el Paderewsky femenino”. La comparaban con el gran pianista polaco Ignacy Jan Paderewsky, reconocido por su virtuosismo con el instrumento.

La concertista francesa, nacida en 1888, dejó su marca en nuestra provincia y de acuerdo con los artículos publicados en LA GACETA sus conciertos salieron de lo común. Tienen un alto significado para el fomento de la cultura musical de nuestro ambiente, agregaba la nota periodística.

Nuestro colega de entonces manifestaba con admiración: los indiscutibles méritos de ejecutante y la fuerza interpretativa de la artista se pusieron de relieve en las piezas que ofreció al público, pertenecientes a maestros de escuelas diferentes, lo que le permitió a mademoiselle Florigny exhibirse en todo su valer, haciendo gala de ductilidad y absoluto dominio de su arte. El público le demostró con calurosos y extensos aplausos el reconocimiento por su interpretación conmovedora y precisa.

Su llegada a Tucumán venía jalonada de grandes presentaciones en las principales capitales del mundo. El diario norteamericano The New York Times del 14 de diciembre de 1913 anunciaba su presentación en el marco de los conciertos dominicales de la Sociedad Filarmónica de Nueva York. Florigny y el concertista Leopold Kramer actuaron junto a la orquesta filarmónica en la Academia de Música de Brooklyn.

La pianista llegó hasta los confines del mundo actuando con su piano. Sus presentaciones en países del sudeste asiático como Singapur, donde se presentó en el Salón en Memoria de la Victoria, tuvieron gran repercusión de público. Allí interpretó Danza Española, de Granados; el Ritual del Fuego, de Manuel de Falla y obras de Mozart.

En Brasil

Los brasileños también se rindieron a sus pies y se recuerdan sus presentaciones de enero de 1922. “Fue una noche memorable; con su Gran Polonesa electrizó a los asistentes con su sublime virtuosismo”, resaltó el periodista de “El diario de San Luis”, de la capital del estado nordestino de Maranhao.

Tras sus actuaciones en Tucumán, la artista siguió su derrotero mundial. Poco más de un año después se presentó en Madrid en la sala del Círculo de Bellas Artes. El diario El Sol consignó: “revelaba el buen gusto de esta artista y su selecto criterio confirmado enseguida por su depurada interpretación a la que sirve un mecanismo, notable y cuya calidad sonora habría resaltado más en mejor instrumento que el que se le ofreció”. Allí presentó su composición “Saudade do Brazil” que fue muy aplaudida por el público.

En una universidad china

Cerca de la Navidad de 1935, en el marco del programa de educación integral de los estudiantes de la universidad católica Fu Ren en Beijing, la pianista francesa inició el programa Conciertos de Navidad, que se extendió por varios años. Esos conciertos eran preparados por los estudiantes que buscaban a los artistas que se presentarían en cada temporada y la concertista francesa fue elegida por ellos. En aquella oportunidad hizo su debut el coro de la universidad con el apoyo instrumental de Florigny. El lema que identificaba al programa era: “estos conciertos, que contarán con músicos invitados, se realizarán en el campus para expandir los horizontes estudiantiles”, relata John Cheng en su libro “El ascenso y la caída de la universidad Fu Ren en Beijing”. El libro relata la historia de la universidad creada por misioneros católicos en 1925 y que terminó siendo controlado por el gobierno chino en 1952.

Volviendo a Tucumán, la artista gala, que tenía previsto realizar una presentación, fue obligada por el éxito de su primera actuación a realizar otra. En su anterior audición, la concertista se demostró como una ejecutante diestra y una intérprete sobria y de gran sentimiento; la variedad de escuelas musicales de los maestros que interpretó puso de relieve su ductilidad y su sólida preparación artística, destacaba nuestro diario para pedir una segunda actuación. Por razones de cartelera y por su exigente gira, Tucumán gozó de su presencia en dos oportunidades nada más.

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