Video: La Naranja y su regalo de despedida

Video: La Naranja y su regalo de despedida

En su último partido de local, Tucumán goleó a Cuyo y le pisa los talones a Buenos Aires.

APOYO. Matías Frías Silva, tackleado por Francisco Cassone, busca darle continuidad al juego soltando el offload para Santiago Resino. Tucumán se despertó y goleó a Cuyo. la gaceta / foto de héctor peralta APOYO. Matías Frías Silva, tackleado por Francisco Cassone, busca darle continuidad al juego soltando el offload para Santiago Resino. Tucumán se despertó y goleó a Cuyo. la gaceta / foto de héctor peralta
19 Noviembre 2017

Restaurar la monarquía “naranja” en el territorio nacional no era el único objetivo que se trazó el seleccionado tucumano al poner su primer pie en este Argentino: también lo era reescribir el guión de esa miniserie de terror y suspenso que fue la edición del año pasado, y que tuvo como villano del primer capítulo justamente a Cuyo. Suena incómodo hablar de revancha en un deporte que promueve los lazos de amistad con el rival, pero no deja de ser cierto que Tucumán se desquitó de la derrota sufrida de local el año pasado con una goleada (55-13) que le dio su primer bonus ofensivo en el torneo y que le permitió acercarse un poco más al invicto Buenos Aires.

Sin su conductor estrella y hacedor del batacazo del año pasado en Los Tarcos, Gonzalo Bertranou (se destacó ayer con Los Pumas), Cuyo fue rival sólo durante la primera mitad. Se sabía que la oposición mendocina iba a ser mucho más fuerte que en el amistoso preparatorio, y a Tucumán le costó hacerse con el control del partido, pese a que facturó en su primera incursión, al minuto de juego, con el try de Matías López. Encontrar el ingoal tan rápido puede ser contraproducente, porque suele tratarse de un espejismo. Cuyo se apoyó en la dinámica de su juego para exponer algunas falencias en el fondo tucumano en ese primer cuarto de hora. Para colmo, las amarillas sucesivas a Lucas Cartier y Ezequiel Faralle le brindaron una ventana de oportunidad que no supo aprovechar, en parte por propia impericia para explotar los espacios y en parte por el gran corazón que mostraron los “Naranjas” para resistir el asedio de los invasores y mantener el ingoal bajo llave. Con un try penal obtenido gracias a un potente empuje en el scrum, Tucumán tomó ventaja en el parcial por 17-10.

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Todas las dificultades se fueron disolviendo en el complemento. Lavado de cabeza mediante, Tucumán se lanzó a jugar y los tries fueron cayendo uno detrás de otro: dos de Tomás Albornoz, dos de Cartier, uno de Emiliano Coria y otro de Nicolás Sbrocco.

Con nueve puntos obtenidos de 10 posibles frente a su público, Tucumán puede darse por satisfecho. Pero sólo por ahora: le quedan dos visitas complicadas (a Salta y a Rosario) que deberá ganar sí o sí, y encomendarse a que los “Dogos” cordobeses muerdan las alas de las “Águilas” en “La Docta”.

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Ni con las puertas abiertas

Una de las razones que esgrimió la Unión Argentina de Rugby para tomar la determinación de suprimir el Campeonato Argentino de Mayores -luego resolvió dejarlo en stand by por presión de Tucumán- fue la escasa concurrencia de público a los partidos.

Aunque el creciente desinterés de los espectadores a nivel nacional bien puede atribuirse a la falta de soporte de la propia UAR hacia el histórico certamen de uniones, también es cierto que las tribunas lucen cada vez más vacías.

En el caso de Tucumán, la tendencia es aún más notoria: si bien es cierto que el gran aforo de la “Caldera del Parque” magnifica la sensación de vacío, también lo es que la asistencia de público en el último partido de local de la que podría ser la edición final del Campeonato Argentino, estuvo por debajo de lo esperado. Sobre todo teniendo en cuenta que, al igual que contra Córdoba, la boletería estuvo cerrada y las puertas abiertas de par en par. Fue una despedida a la que faltaron invitados.

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