“Tratar a un paciente diabético debe ser mucho más que administrar medicación”

“Tratar a un paciente diabético debe ser mucho más que administrar medicación”

Una especialista afirma que si bien el diagnóstico no se puede modificar, el pronóstico es algo que el propio paciente puede ir construyendo de la mano del médico y de todo tipo de ayuda que necesite para asegurarse la adhesión al tratamiento. La diabetes afecta a 3 millones de personas en nuestro país, y aproximadamente la mitad de quienes la padecen desconocen su condición. Día Mundial de la Diabetes.

CONSULTA INDISPENSABLE. La intervención del especialista y el análisis de laboratorio son las formas de diagnosticar y de tratar la diabetes. LA GACETA / FOTOS DE JOSÉ NUNO.- CONSULTA INDISPENSABLE. La intervención del especialista y el análisis de laboratorio son las formas de diagnosticar y de tratar la diabetes. LA GACETA / FOTOS DE JOSÉ NUNO.-
14 Noviembre 2017

> Signos de alerta

- Glucemia alterada (en ayunas, superior a 130 mg/dL) - Ganas de orinar con frecuencia y hacer micciones muy largas 

- Mucha sed - Mucha hambre - Descenso súbito e inexplicable de peso - Aliento y/u orina con olor a acetona


“La diabetes es una enfermedad crónica; no puede curarse. Pero con tratamientos adecuados -que son mucho más que administrar medicación y ordenar una dieta- los pacientes pueden llevar una vida plena”, afirma Olga Escobar, endocrinóloga y directora de Innovar Salud. Ella destaca que los mejores tratamientos son los que reconocen las particularidades de cada paciente y que se gestionan junto con él.

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No es un dato menor si se piensa que esta enfermedad ya es una epidemia y que por eso hoy, como cada 14 de noviembre desde 1991, se conmemora el Día Internacional de la Diabetes. El objetivo es generar conciencia sobre sus riesgos y su crecimiento, y cada año tiene un lema diferente: el de este, “Nuestro derecho a un futuro saludable”, se diseñó con el foco puesto en las mujeres (ver “Pensando...”).

Tiempos modernos

Profundicemos: la diabetes, que -se dijo- está en constante aumento en todo el mundo, no es una epidemia cualquiera; es típica de la civilización contemporánea que bombardea todo el tiempo con propuestas de alimentos no saludables y estimula costumbres que alientan el sedentarismo. Los nuestros son tiempos en los que, como decía Mafalda -la niña/filósofa del humorista Quino-, “lo urgente no deja tiempo para lo importante”: cuidarse, tratarse bien. Y esa es la clave para no tener diabetes; y si ya la tenés, para que no sea grave.

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“Hay dos grandes tipos de diabetes: en la tipo 1, el páncreas no produce insulina y el factor genético es preponderante; se da con mayor frecuencia en niños y adultos jóvenes. La otra es la tipo 2, que cubre el 90% de los diagnósticos. Y si bien inciden los antecedentes familiares, depende fundamentalmente de hábitos no saludables y aprendidos”, explica Escobar. Añade que están relacionados con la forma de alimentarse y con el sedentarismo, y que el estrés emocional suele ser el gran desencadenante.

“Esos hábitos no saludables se se transmiten de generación en generación, pero son modificables. Entonces, si alguien cambia su modo de relacionarse con los alimentos o su sedentarismo, está protegiéndose a sí mismo, y protegiendo a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, porque ellos aprenderán buenos hábitos con naturalidad, desde muy chicos”, resalta.

Este cambio de conductas, que es la base del ideal de prevención de largo plazo, depende de una decisión: “el diagnóstico se recibe y es el que es: la diabetes no se cura. Pero el pronóstico no está escrito, se construye día a día y puede ser muy bueno. La mayoría de los pacientes quiere estar bien; lo que sucede es que no sabe cómo hacerlo -resalta-, pero sí sabe muchas cosas de sí, sabe de sus síntomas, y los médicos tenemos que aprender a escuchar”. La cuestión no es tomar remedios y “hacer dieta”, sino aprender a comer y, por sobre todo, a sostener esa forma de alimentarse toda la vida, y en eso los gustos personales, los patrones culturales, los miedos y los mitos influyen decididamente. “De la escucha al paciente surgirá el tratamiento”, afirma.

Escobar insiste en rechazar el concepto de “dieta” porque -asegura- no es algo que se pueda sostener a largo plazo, genera más estrés... y la serpiente se muerde la cola.

“Ese es otro de los aprendizajes con los que hay que ayudar al paciente: cómo afrontar las dificultades para que no causen estrés... Y por eso el abordaje de la diabetes (como el de muchas enfermedades crónicas) debe hacerse multidisciplinariamente. Tomada así, la enfermedad puede ser una oportunidad de aprender, por ejemplo, a poner límites”, destaca Escobar. Resalta que muchos pacientes descubren durante el tratamiento que no poder ponerse límites con la comida era un reflejo de los problemas para poner límites en general.

“La mayor dificultad -añade- suele estar en tener que pedir ayuda. En reconocer que sabemos qué tenemos que hacer, queremos hacerlo, pero no sabemos cómo. ¡Y no sólo con la comida!”.

pensando en las mujeres
 
 Según la Federación Internacional de Diabetes, son más vulnerables y, al mismo tiempo, tienen más influencia en los estilos de vida familiares
 
n Más de 199 millones de mujeres viven con diabetes; se calcula que llegarán a 313 millones en 2040. Los roles de género y las dinámicas de poder influyen sobre su vulnerabilidad y en las dificultades de acceso a la salud.
n Las desigualdades socioeconómicas las exponen a los principales factores de riesgo: dieta y nutrición pobres,  inactividad física, consumo de tabaco y de alcohol.
n Dos de cada cinco mujeres con diabetes se encuentran en edad reproductiva. Ellas tienen más dificultades para concebir. Además, la diabetes puede implicar riesgo alto de mortalidad y morbilidad materna e infantil.
n Cerca de uno de cada siete nacimientos se ve afectado por la diabetes gestacional, que produce complicaciones relacionadas con el embarazo (alta presión arterial, bebés con un peso elevado y partos difíciles). Y un número importante de ellas desarrolla luego diabetes tipo 2.

> Pensando en las mujeres 

 Según la Federación Internacional de Diabetes, son más vulnerables y, al mismo tiempo, tienen más influencia en los estilos de vida familiares

- Más de 199 millones de mujeres viven con diabetes; se calcula que llegarán a 313 millones en 2040. Los roles de género y las dinámicas de poder influyen sobre su vulnerabilidad y en las dificultades de acceso a la salud.
n Las desigualdades socioeconómicas las exponen a los principales factores de riesgo: dieta y nutrición pobres,  inactividad física, consumo de tabaco y de alcohol.
- Dos de cada cinco mujeres con diabetes se encuentran en edad reproductiva. Ellas tienen más dificultades para concebir. Además, la diabetes puede implicar riesgo alto de mortalidad y morbilidad materna e infantil.
- Cerca de uno de cada siete nacimientos se ve afectado por la diabetes gestacional, que produce complicaciones relacionadas con el embarazo (alta presión arterial, bebés con un peso elevado y partos difíciles). Y un número importante de ellas desarrolla luego diabetes tipo 2.

> ¿De qué hablamos?

La diabetes es una excesiva concentración de azúcar en sangre. Si todo está bien, después de comer el páncreas envía a la sangre una hormona llamada insulina, que circula por ella y funciona como llave: permite que la glucosa que el cuerpo obtuvo de la comida (y que es la fuente de energía) penetre en las células. Cuando esto ocurre, la cantidad de glucosa en sangre baja. Pero cuando uno tiene diabetes ese proceso no funciona bien y mucha glucosa permanece en el torrente sanguíneo. Cuando ese proceso se cronifica, puede dañar los ojos, los riñones y los nervios o provocar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y problemas de cicatrización (típico pie diabético). Esto último pueden llevar incluso a la necesidad de amputar un miembro. Fuentes: Mayo Clinic y Medlineplus.


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