Charo Bogarín pinta con la paleta de colores de su voz

La cantante de Tonolec debuta como solista con un material acústico de raíces latinoamericanas.

NUEVA FORMACIÓN. Charo Bogarín lanzó disco con su nombre, en un “nuevo despertar como artista”. i.ytimg.com NUEVA FORMACIÓN. Charo Bogarín lanzó disco con su nombre, en un “nuevo despertar como artista”. i.ytimg.com
11 Noviembre 2017

PRESENTACIÓN

• A las 22 en el aula magna de la Facultad de Derecho (25 de Mayo 471).

“Cantar es como pintar un cuadro, encontrar colores nuevos, explorar texturas, plasmar sentimientos, dibujar paisajes”.

Lo dice Charo Bogarín, dueña de una voz que vibra con intensidades, matices y tonos increíbles, transformada en un instrumento al alcance de todos, que ella elevó de categoría. Esa búsqueda de un sonido propio recorrió un camino intuitivo que partió de su sangre guaraní, con su gente y su tierra, para afincarse en Tonolec (el dúo que integra con Diego Pérez, con folclore atravesado por la electrónica) y que ahora la tiene un un proyecto acústico como solista, del que nació un disco que lleva su nombre como signo de identidad.

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“La Charo” será presentado esta noche en la Facultad de Derecho de la UNT. La cantante lo define así: “es un nuevo despertar como artista a un canto sin fronteras, en busca de nuestras raíces musicales latinoamericanas, acompañada de un equipo sólido”. “Esta es una propuesta que incorpora cuatro venezolano, ronrocos, contabajo, percusión y maracas para lograr un sonido que perdure, que resista los tiempos y los espacios; un sonido clásico que refleje historias y paisajes de nuestro continente”, agrega.

En ese peregrinaje se aleja musicalmente de Tonolec sin romper esa formación, que tienen una identidad musical forjada. “Los caminos en solitario son necesarios en una relación tan larga. En dos años van a ser dos décadas trabajando juntos, hermanados, con mucha admiración y respeto. Estas búsquedas no implican un quiebre, sino un crecimiento y solidificación como artistas”, aclara.

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Bogarín ofreció un taller de canto nativo, técnica a la que describe como una combinación de las coloraturas del canto originario, matizado con cierta técnica del canto lírico, todo en su justa medida.

“La música es un bálsamo para los humanos, los animales, las plantas. Ningún ser vivo queda al margen de las vibraciones sonoras y de sus efectos. Sólo hay que tener apertura, dejarse atravesar y creer en que podemos transformar la realidad a partir de nosotros; creo en la música como una herramienta transformadora y de concientización social, que genere comuniones de almas y derribe barreras. El canto transforma, sana, cura las heridas, fortalece nuestro espíritu y alivia las penas”, afirma.

Su padre, Francisco Javier Pancho Bogarín, militó en las Ligas Agrarias de Formosa y fue desaparecido en la última dictadura militar. Esa sangre le legó su opción por “el canto comprometido, atrincherado y guerrero algunas veces; dulce y pacificador, en otras”. “Como compositoria apelo a nuestra memoria como sociedad atravesada por una historia. En mi obra siempre hay un espacio para recordar a mi padre y a nuestras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y jamás abandono el canto en lenguas originarias para seguir aprendiendo y difundiendo el lenguaje de nuestros ancestros. Quiero ser divulgadora de nuestra raíz”, sostiene.

En ese contexto, le preocupa la situación actual con los pueblos originarios, en especial con los mapuches: “es como volver a las épocas coloniales, con pueblos que molestaban por defender con uñas y dientes sus lugares y modo de vida ante los intereses de empresarios que siguen viniendo a hacerse la América. El Estado puede oponerse con medidas y leyes que frenen este accionar o actuar como cómplice del empresario, todo depende del proyecto de país del Presidente”. “Así como están los sectores de choque, están los organizados en la Confederación Mapucce, cuyo proceder es pacífico -añade-. Se demoniza a la comundiad toda, con una imagen única y negativa”.


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