“Tiempistas”

Las negociaciones con el Gobierno nacional son por partida doble. El mendocino Alfredo Cornejo ha inaugurado este espacio de tratativas individuales y luego colectivas. En la primera instancia, el gobernador cuyano ha expuesto a los ministros Francisco Cabrera (Producción) y Nicolás Dujovne (Hacienda) que no hay forma de tocar a una de sus principales producciones: el vino. Por eso, expuso la necesidad de que la actividad tenga arancel del cero por ciento, lejos de las modificaciones impositivas que han golpeado a las economías regionales. Claro que Cornejo comulga con las políticas de la Casa Rosada, pero en esta oportunidad no ha quedado exento de los efectos de las reformas estructurales que instrumenta la gestión del presidente Mauricio Macri.

A los peronistas les costará un poco más llegar hasta los despachos nacionales. Sin embargo, ya se han tendido puentes. Por ejemplo, mañana el club de los Juan, el del cordobés Schiaretti y el del tucumano Manzur, irán a explorar las intenciones de la Casa Rosada en materia fiscal. En la previa de la cumbre de gobernadores con Macri, ambos tendrán una previa con dos ministros claves en el andamiaje político y fiscal: Rogelio Frigerio y el propio Dujovne. El titular de la cartera del Interior viene cultivando un perfil bajo desde hace algunos meses. Pero ahora todo indica que Macri lo sacará a la cancha para acercar a los gobernadores opositores a una reforma considerada fundamental para la gestión de Cambiemos. Manzur atesora una foto de la anterior reunión con el Presidente, a fines del mes pasado.

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El mandatario provincial cree que el capítulo electoral ya ha sido cerrado, al menos hasta 2019, y que es necesario sumarse a los acuerdos básicos planteado por el jefe del Estado nacional. Si bien Manzur se presenta como conciliador, hay quienes sostienen que se trata de una conducta por conveniencia y hasta de supervivencia política en medio de la diáspora justicialista. Al tucumano le encantaría formar parte de la mesa chica del reestructurado PJ, un operativo que ya está en marcha y en el que cuenta como uno de sus principales aliados -además de Schiaretti- al sanjuanino Sergio Uñac. Sin embargo, Macri le seguirá marcando los tiempos. Con un escaso margen de maniobra fiscal, el gobernador no tiene demasiadas vías de escape para actuar con autonomía política. Necesita de la gestión federal para encarar obras por más que el presupuesto se haya inflado hasta los $ 67.500 millones. Manzur no podrá cortar cintas en obras emblemáticas por un buen período. Los márgenes de excedentes de ingresos han bajado a la mínima expresión. Por eso es que la mayor preocupación del jefe del Poder Ejecutivo es sostener los sueldos estatales y abonarlos en tiempo y en forma.

Tiempo. De eso se trata. Como el que ayer le solicitaron los funcionarios nacionales a los industriales azucareros que fueron a reclamarle la revocatoria a la resolución del Ministerio de Energía que promueve un recorte del 29% en el precio del bioetanol de caña. Volverán mañana por una respuesta tras un pacto de silencio que se tradujo en un simple comunicado de prensa que no tiene la misma vehemencia de las declaraciones públicas de los referentes del sector azucarero y alcoholero. Los industriales frenaron también eventuales presentaciones judiciales contra la disposición nacional firmada por el ministro Juan José Aranguren. El tiempo los ayuda a mantenerse en ese cono de silencio. El fin de la zafra aplacó las quejas, pero hay contratos firmados con compradores de bioetanol hasta mayo del año que viene y con un precio por encima de lo pautado ahora por la Nación. Esos compromisos no podrán sostenerse en el tiempo porque el negocio no cerrará y alguien deberá pagar los costos de las rebajas en el bioetanol.

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La gestión Macri está decidida a avanzar a fondo con las reformas. La clave para que esas medidas no afecten a las principales actividades productivas de las economías regionales pasa por la acción en bloque. Y en esto, políticos y empresarios deben deponer criterios personales y elaborar estrategias de conjunto porque, detrás de esas decisiones hay familias que esperan que haya estabilidad en su empleo y en sus ingresos.

Por tradición, el azúcar para Tucumán también es una cuestión de Estado.

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