Buenos Aires los une

Que Dios atiende en Buenos Aires es un jocoso y añoso dicho que tomó relevancia esta semana. Hacia allí viajaron o están por viajar algunos de los hombres más importantes de la política comarcana: Juan Manzur, Germán Alfaro y José Cano. Otro, el “huracán”, sopla desde aquí pero con un ojo mira hacia el sureste. Osvaldo Jaldo orejea si su futuro se definirá desde el edificio de calle Muñecas o desde la Cámara de Diputados.

Todos ensayaron distintas estrategias, todas ellas con sus flechas haciendo blanco en 2019. Manzur se mostró conciliador y lejos de la belicosidad que caracterizó la campaña electoral. Ya no trata de “pasados de copa” a quienes votaron a Mauricio Macri. Elogió su plan de reformas y se mostró dispuesto a consensuar proyectos. Sin embargo, se ofuscó por las medidas fiscales e impositivas que afectarían la actividad sucroalcoholera y la recaudación provincial. Está dispuesto a pelear por ello.

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Alfaro recibió algunos mimos del ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Uno de los dos grandes armadores electorales de la Casa Rosada (el otro es Marcos Peña) palmeó al intendente y lo alentó a seguir armando estructura, esa que le permitió recuperar una banca para Macri en octubre pasado. El líder de la “pata peronista” de Cambiemos habría logrado que le garanticen recursos y obras para que su gestión empuje el carro de cara a los comicios provinciales.

Cano se verá con Peña mañana, que lo habría citado para ratificar el proyecto Gobernación 2019. El ex titular del Plan Belgrano participará de la reunión de Gabinete ampliado y procura retirarse de la Casa Rosada con un renovado compromiso nacional de apoyo a su figura y a su eventual candidatura. Por lo pronto, el jefe de Gabinete le habría garantizado que Prat Gay no tendrá apoyo nacional para un eventual plan de desembarco electoral en los pagos de sus abuelos.

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Jaldo, desde su espejado edificio, teje alianzas y busca evitar tener que alquilar un departamento en Buenos Aires. Algunos cercanos estarían organizando un acto multitudinario para dentro de dos viernes en el que clamarán para que el tranqueño se quede bajo el húmedo y caluroso cielo tucumano. El gremio bancario estaría a cargo de la organización, junto con los cada vez más jaldistas hombres y mujeres del interior, con Darío Monteros a la cabeza. Sería en la emblemática plaza en la que la dirigencia se apostó para exigir que los jueces legitimaran el triunfo de la dupla Manzur-Jaldo en 2015. Aún es una idea y se lanzó el rumor para tantear a la dirigencia.

En paralelo, Manzur se mueve con la cautela que en otros tiempos lo llevó a la cúspide del poder tucumano. Aún evita quebrar con su mentor José Alperovich. Esa ruptura quedaría al desnudo con acciones concretas, como echar al ministro del Interior o a un par de secretarios clave. Abundan los nombres de los supuestos “idos” y de los presuntos “nuevos”. Nada en concreto, todavía. Algunos de los actuales funcionarios habrían tenido listas sus cartas de renuncia, fieles como eran -¿o son?- al ex gobernador. Sin embargo, el propio senador nacional los habría llamado para frenarlos en seco. “No renuncien”, les habría dicho. ¿Qué planea Alperovich? Los incautos lo dan por muerto, pero los más experimentados están convencidos de que ya cimentó un contraataque artero y lento, como esos deliciosos platos que se comen fríos...

Aunque no lo veamos...

En medio de las internas tucumanas que se dirimen con tonada porteña, en el Instituto de la Vivienda hay funcionarios echados o de licencia que aún revolotean por los bares cercanos al organismo impartiendo instrucciones. Hasta el interventor apareció sorpresivamente el lunes por la sede de “su” IPV. Recibió saludos afectuosos y mantuvo un par de reuniones durante la hora y media que anduvo por la entidad. Continúa de licencia, pero al parecer sigue dirigiendo la obra.

Hubo otro movimiento que llamó la atención. Un cambio en la delegación de inspectores fiscales. Allí, la semana pasada, Silvia Corbalán dejó el puesto que ocupaba hacía tiempo. Todo habría sido parte de sucesivos corrimientos que el Tribunal de Cuentas habría realizado en delegaciones fiscales de distintos organismos. Igual, su salida llamó la atención de quienes estaban acostumbrados a someterse a su monitoreo. Corbalán estuvo en los 90 en el IPV, luego había pasado por la Secretaría de Obras Públicas y regresó al organismo que conduce Durán. Ahora, su puesto quedó en manos de Sergio Gómez Salas, quien estuvo alrededor de una década adscripto a la Secretaría General de la Gobernación durante la era alperovichista.

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