Cartas de lectores
09 Septiembre 2017

El Banco Central

“Romper las cadenas”. Así llamaremos al hecho de impulsar que nuestro Banco Central de la República Argentina (BCRA) haga lo que ordena la ley 24.144 de creación de su carta orgánica. El Artículo 3, creado para la estabilidad monetaria, financiera creación de empleo, y desarrollo; Artículo 6; son 10 personas del directorio, de probada idoneidad. El banco no recibe órdenes del Poder Ejecutivo (PE), pero tiene auditores, síndicos y debe presentar un informe anual con sus proyectos; cada 15 días se tiene que reunir el directorio. Toda la carta tiene la sabiduría de quienes la redactaron, sólo hay que cumplirla. ¿Por qué no nombran a los directivos del Banco con gente de probada idoneidad? No se trata sólo del presidente. Es un equipo, y así habrá más garantía de que cumplirán con los objetivos de la institución. Ya hemos visto cómo nos va cuando este Banco no funciona según su sabia carta orgánica. Tiene controles y rendiciones de cuenta mes a mes y está interconectado con el ministro de Economía y con la política económica del Poder Ejecutivo. Si este gran equipo funcionara, estaríamos listos para un desarrollo sin saltos; caso contrario, si a nadie le importa hacer las cosas como se planearon en la carta orgánica, la entidad seguirá a los tumbos. ¿Dónde buscar gente capacitada? Los bancos argentinos tienen empleados expertos en relaciones con el Banco Central. Busquen y vean antecedentes; estudio, familia, honestidad, que no sean parientes de políticos; y también en bancos extranjeros con empleados argentinos en esta función; así podrán hallar directores de no más de 50 años de edad.

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Carmelo José Felice

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Maldonado y la historia

Lamentablemente, lo malo que tiene la historia es que se repite. Lamento tanto que no hayamos aprendido, y que haya padres y madres que se lamentan tanto de que a los alumnos se les hable de Santiago Maldonado. Es lamentable tener que leer en este mismo espacio cómo unos defienden lo indefendible y otros atacan por atacar. Lo más lamentable es que se desvirtuó todo; los gendarmes reprimen y dejaron las fronteras para los narcos; los pueblos originarios son despojados de sus tierras y Santiago, que es un ser humano, no aparece. Para no lamentarnos después, preocupémonos de los contenidos de lo celulares de nuestros hijos, de las malas compañías y de esos “amiguitos” que fuman porrito. Y, en particular, hablen, discutan y no peleen sobre los desaparecidos de no hace mucho tiempo. Díganles que eso fue una masacre en la que se desintegraron familias enteras. Que, lamentablemente, para unos así empezó el terrorismo de Estado; para otros, terrorismo apátrida. Si no sale la verdadera luz, y aunque lo lamentemos, la historia se repetirá. Adhiero a los conceptos de la carta (“Santiago Maldonado V) del lector Javier Guardia Bosñak (4/9), y hago mías sus palabras. Bien por los maestros por sensibilizar e involucrar a nuestros hijos en la problemática actual.

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Francisco Amable Díaz

Pedro G. Sal 1180

San Miguel de Tucumán


Impudicia

Impudicia, según el diccionario, significa: “Falta de pudor y honestidad, descaro, cinismo, desvergüenza en defender o practicar deshonestidades”. Una palabra que describe claramente a los gobernantes, dirigentes y funcionarios, el cinismo con que defienden lo indefendible, justifican lo injustificable genera asco, repulsión y desazón. La sociedad sufre en carne propia la crisis moral, social y económica a la que nos condujo esta misma dirigencia corrupta. Resulta nefasta la desfachatez conque unos y otros utilizan un grave problema de larga data como si fuera una cuestión de campaña política; me refiero al colapso cloacal y el deplorable servicio que presta la SAT. Los negociados y la obsecuencia dan asco, así como la imprevisión, la falta de criterios y la toma de dudosas decisiones desmesuradas... un megaedificio para la Legislatura, una flota aérea de incierta utilidad, proyectos faraónicos de centros cívicos y deportivos, el pavimentar sin contemplar los principios básicos de urbanización y salud pública, agua potable, cloacas, saneamiento ambiental y protección de los recursos naturales, etcétera. Sólo se preocupan por lo que se puede ver y resulta superfluo. Sin embargo la miseria corre y corrió por lo bajo hasta que rebalsó, dejando expuesta la ineficacia, la falacia inescrupulosa y corrupta a través de la inundación de líquidos cloacales, saliendo literalmente la mierda a la superficie. Al Intendente quiero recordarle que ya hay leyes, ordenanzas, etcétera, sobre saneamiento y salud pública, de nada sirven si no se aplican. Al Gobernador y a sus ministros, que su deber es proteger la salud de la población, no cambiando las estadísticas y ocultando datos sino con hechos concretos de real valor; a los legisladores a los que sólo les interesa su ombligo y su obsecuencia tratando de conservar sus bancas; al defensor del Pueblo, a los jueces y fiscales penales, cobardes que deberían actuar de oficio por atentado a la salud pública y por falta de deberes de funcionarios públicos, tienen que dejar sus posiciones acomodaticias y de resolver chanchullos internos, para de una vez por todas mirar el desconsuelo, la desprotección y la injusticia que sufre la población, chapoteando en los excrementos urbanos y pagando un servicio inexistente. Los discursos y declaraciones causan repulsión. Unos y otros miran a otro lado como si no hubieran estado conduciendo esta provincia y la justicia en los últimos 20 años. ¡Eso es impudicia!

Luis Ernesto de Chazal

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Lo que sobra y lo que falta

Según informa LA GACETA del jueves, el gobernador Manzur defiende ante el presidente Macri y Buenos Aires la plata que le corresponde por ley al resto de las provincias. Y, entre otras cosas, afirma: “Si nos quitan lo que nos corresponde por ley, no sólo rompen con el federalismo, sino que no podemos seguir adelante”. Pero, he aquí que el día de la inauguración del nuevo aeropuerto internacional Benjamín Matienzo, el Gobernador y sus amigos se despacharon con un festejo en el cual consumieron 650 kilos de asado, 2.500 empanadas, 2.500 sánguches y bombón escocés. Las preguntas que surgen a través de estos hechos, son: ¿para qué quieren más plata? ¿Con qué no podrán seguir adelante? ¿Quién pagó lo que se consumió en el mencionado festejo? ¿Qué se celebró que justificara semejante gasto? Así somos y así estamos los tucumanos. “Cosas veredes, Sancho, que non crederes”.

Daniel E. Chavez

Pasaje Benjamín Paz 308

San Miguel de Tucumán


El fútbol, placer privatizado

¡Volvió el fútbol! ¿Para quiénes? ¿Para los que lo puedan pagar? Ya se pagaba. Las sociedades anónimas deportivas que organizan la Superliga han transformado al fútbol en un negocio. Lo era y ahora lo han formalizado. El hincha, ahora “cliente”, ama este deporte y su club. Junta moneda por moneda para concurrir a una cancha llevando a su hijo o a su familia. Es capaz de los sacrificios más asombrosos. Los clubes ya le habían recortado la mitad de las posibilidades cuando, adaptados a la nueva situación, le subieron precios de entradas populares y abonos societarios. Nadie sabe, como el hincha, de las necesidades y de las cosas que hace para ver a su equipo. Presenciar un partido siempre fue prioridad y se complementaba con el fútbol por televisión ¿Para que? Munirse de la información necesaria, en un “cuadro de situación”, de futuros rivales. Tal complemento, ahora, es puesto en duda. Quien quiera ver fútbol, desde su casa, deberá pagar un abono que rondará entre los 800 y 1.200 pesos, según el operador que contrate, más un plus de 300 a 500 pesos. El hincha, de esta manera, ve afectada una de sus necesidades. ¿Por qué? Su capacidad productora, como trabajador, la restauración de la fuerza de trabajo, equivalente a la nutrición, la vestimenta, el alojamiento, la educación y al esparcimiento, en este caso llamado fútbol, está cada vez más fuera de su alcance. El fútbol, con su privatización, es una confiscación al salario. Estas operaciones económicas van a contramano de la existencia misma del fútbol. Un niño en su edad más tierna, ni bien observa la presencia de un objeto cualquiera posado en el suelo, instintivamente algo dentro de él lo mueve a darle un puntapié. El fútbol existe desde que el hombre adquirió su condición de tal, y es incompatible con el negocio.

Pedro Pablo Verasaluse

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Incoherencia

Probablemente uno de los principales males de nuestro país sea la incoherencia. Y van algunos ejemplos:1) Se controla la VTV de los autos, mientras se permite circular a los carros con tracción a sangre; 2) Se exige el uso del cinturón de seguridad, pero se tolera que cuatro personas viajen en una moto; 3) Al empresario registrado se le exige hasta el certificado de nacimiento de la suegra, mientras el 45% de los trabajadores están “en negro”; 4) La empresa proveedora de agua gasta miles persiguiendo telefónicamente a usuarios morosos mientras ríos de agua potable corren por las calles desde hace décadas. Hay muchos ejemplos más. Ya ni siquiera nos sorprenden, estamos acostumbrados.

Miguel Röhmer-Litzmann

Pasaje Magallanes 2.051

Yerba Buena


Los inolvidables Tucu Tucu

Aquel 9 de septiembre de 2007 pareció que el tiempo se hubiera detenido en un fatídico instante. Una herida que no cierra; o, por lo menos, que no es aceptada. “Gringo” Bulacio y Ricardo Romero, compañeros de ruta, fundadores del conjunto folclórico “Los Tucu Tucu”, perdían la vida en un trágico accidente, cuando se dirigían a su querido Tucumán para participar del Septiembre Musical. Tucumán se quedaba huérfano de sus embajadores musicales a nivel nacional e internacional; embajadores que iban a cumplir 47 años sobre los escenarios. Casi medio siglo en el que habían ido recogiendo reconocimientos tan diversos como el Ñandú de Oro, en el festival de Punta Arena, en Chile; el primer premio Internacional de Folclore en Madrid, España, el premio 1992 de Sadaic; la distinción del Congreso de la Nación por su aporte a la cultura nacional, en 1998, y el Cosquín de Oro, máximo galardón del folclore argentino. Quedaron, también, sus escenarios compartidos con Julio Bocca y Alberto Cortez. Una comunidad quedó sumida en el dolor. El pueblo tucumano despedía acongojado los restos del “Gringo” Bulacio cantando Luna Tucumana, en el San Martín. Y, por sobre todas las cosas, dos familias quedaron destrozadas. Gringo, hermano querido, orgullo de Aguilares, hoy tu familia y amigos que tanto amaste te extrañamos y recordamos con todo el amor que sembraste en tu vida. Quedan en el recuerdo las palabras del folclorista y poeta José Miranda Villagra: “¡Los Tucu no se van!”

Elsa Bulacio

Muñecas 1.095

San Miguel de Tucumán

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