Mutua destrucción asegurada
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05 Septiembre 2017

Carlos Duguech - Analista internacional

¿Qué se entiende -conociendo a Donald Trump como lo estamos conociendo- por “respuesta militar masiva”? Si significa que, cumpliendo con sus amenazas frente al desafío norcoreano de Kim Jong-un, usará todo lo disponible en sus arsenales, resultará previsible que quiera en su egolatría de “dueño” del destino de Estados Unidos (y del mundo todo) ser dueño del botón rojo nuclear, que apretará con fruición. Presiento la expresión de su rostro en clave de omnipotente y su gesto de dueño de todo el poder. De ese que está latente en la expresión más tenebrosa y absurda sintetizada en la sigla en inglés MAD (Mutual Assured Destruction): Mutua destrucción asegurada.

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Fue una doctrina militar de los tiempos de la Guerra Fría, que ahora parece poner a prueba, irresponsable y temerariamente, el presidente más previsible y, paradójicamente, menos previsible de los Estados Unidos. Una doctrina que especula en sólo las palabras. Que si un país posee armas nucleares y se ve obligado a utilizarlas contra otro que también custodia en sus arsenales armas similares, la destrucción mutua estará asegurada. Semejante perversidad sólo es compatible con una visión muy sesgada de la guerra, diseñada y comandada desde despachos confortables por militares de uniformes bien planchados y vistosos accediendo a loa órdenes de su presidente.

Se hace necesario que desde donde se analizan las amenazas a “la paz y la seguridad internacionales” (dos palabras siempre juntas en el texto de la Carta de la ONU) se resuelva en el Consejo de Seguridad, con sede en Nueva York, advertir tanto a los Estados Unidos como a Corea del Norte sobre la necesidad de ser extremadamente prudentes. Está en juego -y no es una mera expresión, la afirman los científicos y los que mucho saben de armas nucleares- no sólo el destino y la supervivencia de los países sujetos al resultado de esa perversa doctrina MAD sino de la propia especia humana y toda vida en el planeta. ¡Nada menos!

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La preocupación de los 122 países que el 6 de julio último suscribieron el tratado vinculante de prohibición de las armas nucleares se evidenció de forma clara y por ello ese tratado se abrirá a la firma en este mes en la sede neoyorkina de Naciones Unidas.

Y unas preguntas, al mismísimo Trump: mientras no existe una guerra, un frente de batalla, un mapa de zonas enemigas a ser destruidas, ¿qué ciudad o poblado elegirá para que sea destinatario de un ataque nuclear? ¿Cuáles familias norcoreanas elegirá para destruirlas con fuego y radiaciones mortales? ¿Cuáles ciudadanos su país protegerá más de los ataques norcoreanos, si alcanzan a llegar sus misiles con carga nuclear?

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