El hipódromo cumplió 75 años de vida

El hipódromo cumplió 75 años de vida

FLAMANTE TRIBUNA. Una multitud colmó las instalaciones de la nueva edificación del parque 9 de Julio.  FOTO DE ARCHIVO FLAMANTE TRIBUNA. Una multitud colmó las instalaciones de la nueva edificación del parque 9 de Julio. FOTO DE ARCHIVO
14 Agosto 2017

Una tarde templada, que anticipó el éxito de la reunión inaugural del Hipódromo Tucumán, sirvió para que numerosa concurrencia se diera cita en las cómodas dependencias del flamante circo hípico, desde mucho antes de la hora anunciada para dar comienzo a la reunión. De esta manera comenzaba nuestra crónica de hace 75 años cuando se habilitó el hipódromo tucumano en el parque 9 de Julio.

Las palabras del ministro de Hacienda, Tomas Chueca, recordaban el camino recorrido para llegar a ese momento. “La construcción del hipódromo de Tucumán tenía hace más de 30 años la aprobación de las autoridades Nacional y provinciales, pues en el plano del parque 9 de Julio proyectado por el ingeniero Thays figura el hipódromo como complemento necesario del mismo. Posteriormente, en abril de 1927, el Poder Ejecutivo dio un decreto autorizando a la Comisión Administradora a construirlo. En julio de 1930 aprueba una ley concediendo al Centro Social Sportivo Jockey Club el uso de los terrenos del parque destinados a hipódromo debiendo ajustarse en un todo a los términos del Decreto. Por ley en diciembre de 1936 se faculta a la Comisión a construir y explotar un hipódromo en los terrenos del mismo”.

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Con estas palabras el funcionario rememoraba las ideas fallidas para tener el circo turfístico en nuestra provincia. Recién hacia agosto de 1939 el Gobierno llamó a una nueva licitación y se aceptó la propuesta del arquitecto Jaime Roca en septiembre de 1940, quien la terminó hacia fines de 1941 con un costo total de 600.000 pesos.


LA GACETA. Nuestro diario anuncia la inauguración del circo turfístico.  

El funcionario hizo entrega de la concesión del hipódromo al Jockey Club por el término de 30 años. El titular de la entidad receptora, Eudoro Avellaneda, quería que el lugar fuera “un centro de reuniones que prestigie el deporte a que está destinado y que al mismo tiempo sea el propulsor celosos de estas actividades”. El acto contó con la presencia del gobernador Miguel Critto, sus ministros Chueca y Roberto Berho; autoridades militares y civiles.

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Cuatro carreras

Aquella jornada turfística se compuso de cuatro carreras; la tercera fue la más importante. Llevaba el nombre “Congreso de Tucumán”, y otorgaba un premio donado por el Jockey Club de Buenos Aires. Se corría una distancia de 1.500 metros. La prueba tuvo seis competidores: Herodes, Brial, Miss Chueca, Wenceslao, Conversable y Corococó, que fue el ganador de la competencia y se llevó un premio de 3.000 pesos. El relato señala que la prueba se largó poco después de las 17. Miss Chueca encabezó la carrera pegado a los palos seguido por Herodes, Conversable, Corococó y cerrando Brial y Wenceslao. Casi hasta la mitad mantuvieron esas posiciones. A partir de allí comenzó la levantada del ganador. A unos 200 metros del final Corococó se puso al frente y llegó al disco con un cuerpo y medio de ventaja sobre Herodes. Las carreras restantes fueron ganadas por No Griten (la primera); Amigazo (la segunda) y Paisana (la cuarta).


EN JUNIO DE 1942. Las instalaciones del hipódromo iban tomando forma y se esperaba su inauguración.

La jornada había generado gran expectativa. El público colmó las instalaciones y se jugaron más de 13.300 boletos. Pese al éxito el cronista expresó, en una serie de dimes y diretes: daremos traslado a quien corresponda, de lo que pescamos en varios “círculos burreros” formados antes de disputarse la prueba central. Decían los aficionados: “si cobraran cincuenta centavos la general no nos perdemos una”. Creemos que este lamento burrero (si se nos permite la expresión) debe ser bien estudiado.

Curiosidad

Una curiosidad de aquella jornada inaugural refiere al triunfador en la prueba central, Cocorocó, y es que al pupilo del stud Jujeño lo tenían en trato de venta en una suma menor a la que ganó como premio de la carrera (se impuso en 1’33”4/5). Se le exigía el pago correspondiente antes del día de la carrera y que la disputara por cuenta de su nuevo dueño. Pero por razones que no se conocieron no fue posible terminar la operación el día sábado primero de agosto y el hijo de Tresiete y Birlocha corrió para su antiguo propietario, a quien le dejó en el bolsillo una más que jugosa ganancia.

Un poco de historia

Allá por 1888 se presenta un antecedente sobre el circo hípico “Hipódromo 9 de Julio”, con la idea de seguir los estatutos del Jockey Club porteño sobre el mejoramiento de la raza caballar. La iniciativa estaba impulsada por Juan Luis Nougués.

Hubo que esperar algunos años para encontrar otro antecedente. El club El Círculo, allá por 1914, quería ampliar sus actividades e imitar al Jockey de Buenos Aires. Para ello pidió terrenos en el parque 9 de Julio a fin de realizar las construcciones pertinentes para un hipódromo. Al mismo tiempo, la firma Fourcans hizo un pedido con idéntico objetivo. Finalmente, el gobernador Ernesto Padilla acordó con El Círculo una concesión por 10 años prorrogables por otros tantos. No se llevó adelante ningún tipo de obra como estaba anunciado, lo que hizo que caducara la concesión.

La situación volvió a tomar impulso hacia 1923 cuando un grupo de aficionados obtuvo un permiso para realizar carreras de caballos en una cancha construida especialmente en el parque 9 de Julio, indicaba nuestro diario. La pista tenía unos 700 metros de longitud por unos 15 de ancho. De lo producido por la venta de boletos en cada jornada una parte iría a beneficio de los hospitales. El primer programa preveía cuatro carreras y se produjo el 4 de noviembre de 1923. La actividad tuvo una efímera duración y pocos meses después se desvaneció.

Los años siguieron pasando y las obras seguían sin concretarse. Tres lustros después las cosas se encaminaron cuando la existencia del Jockey Club como entidad social tomó visos de realidad palpable y el Gobierno decidió autorizar a la comisión del parque a poner en marcha el proyecto.

El 2 de agosto de 1939 el gobernador Critto firmó el decreto por el que se aprobaba el proyecto de licitación para erigir el hipódromo. Un año más tarde se aceptaba la propuesta de Roca que se concretaría poco después.

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