Julieta Daga: “Una tragedia es buen campo para un payaso”

Julieta Daga: “Una tragedia es buen campo para un payaso”

La actriz cordobesa presenta su unipersonal “Suena tremendo”, sobre una clown que no quiere irse.

LARGA DESPEDIDA. En el escenario, Julieta Daga se transforma en Lita. Prensa.cba LARGA DESPEDIDA. En el escenario, Julieta Daga se transforma en Lita. Prensa.cba
09 Agosto 2017

ACTÚA HOY

• A las 20 en El árbol de Galeano (Virgen de la Merced 435).

Julieta Daga es una presencia recurrente en Tucumán con sus espectáculos teatrales donde despliega su clown y los talleres que dicta sobre este género. La actriz cordobesa brilló cuando presentó “Bufón” y luego estuvo con Laura Ortiz en el dúo cómico Las Pérez Correa. Esta vez regresa en soledad con “Suena tremendo”, que presentará esta noche en El árbol de Galeano, pero aclara que no hay ruptura.

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“Somos hermanas con doble apellido (ríe) y nos estamos acompañando aunque sea de lejos. Este unipersonal lo trabajamos juntas: ella me guió desde la dirección y yo la dirigí en su unipersonal ‘Paloma sin Vacilo’. Trabajamos en dúo desde hace ocho años, que es lo que alimenta el corazón de todo lo que hacemos en forma separada, porque además tenemos nuestros trabajos, viajes y talleres por separado. No siempre podemos hacer todo juntas, y tampoco nos aguantaríamos”, le dice a LA GACETA.

- ¿Cómo se hace humor desde el drama y la tragedia?

- El origen de la comedia es la tragedia. El payaso lleva en sí un destino trágico, y muy a su pesar el público se ríe de él: quiere hacerlo todo bien y en su afán de ser lo mejor se tropieza, encuentra el error, está en lugares donde no debería estar, corre riesgo su vida y se desencaja. Por eso siempre que hay una tragedia, es buen campo para un payaso.

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- ¿A qué se enfrenta tu clown, Lita, en esta obra?   

- A lo más triste, que es dejar lo que más ama y tener que irse, soltar. Se enfrenta con los grandes temores de la vida, con lo desconocido que sobreviene. Un abismo que puede llegar a ser aventura, pero supone un dejar lo conocido y lo amado atrás, quizás por nada o por todo. Nadie lo sabe. En toda partida se pierden cosas por compartir y se gana todo lo que nos espera, los recuerdos que se potencian y se tornan poéticos, las imágenes que crecen, el amor que se vuelve más fuerte y perfecto. Muchas veces es mejor perder cosas. Lo peor es el olvido: dicen que uno olvida lo que ya no desea. La memoria es signo de que algo sigue vivo, de que vive en vos y en la gente; se encarna en nuestras luchas. La memoria nos hace pertenecer con el corazón.

- ¿Por qué ese título?

- Porque a veces no son tan tremendas algunas cosas desconocidas. Luego de ese momento terrible en donde parece que todo se acaba, no se acaba nada, las cosas sólo transmutan y cambian de estado. Uno se vuelve otro y agradece haber transitado esa situación.

- ¿Qué fantasmas combate?

- A los que combatimos todos los seres humanos: el miedo a perder lo amado, a que nadie te recuerde, a que no haya nada después, a perder lo construido... Los recuerdos son su historia, su carne, su rostro, sus alegrías y tristezas. No quiere desaparecer.

- El clown trabaja desde sus propios temores. ¿Los tuyos son los mismos que los de tu Lita?

- Por momentos sí, aunque intenté que fueran los temores de todos. Me inspiré en mis abuelas, especialmente en mi nona Nely, que en el momento en que se tenía que despedir y mientras llorábamos todos, ella dijo tranquila ‘yo estoy bien’ y se fue...

- ¿Estirás las despedidas?

- Depende; si no quiero irme será interminable mi partida, como la de mi payasa, pero si veo que el otro sufre parto rápido.

- ¿Cómo estás viendo la gestión cultural nacional?

- La veo pésima o no la veo. Me parece que hacen todo mal, las políticas culturales no son inclusivas y los programas de apoyo han disminuido. Los actores y las salas tienen que optar por estrategias de trabajo de superviviencia para no perder los espacios; las tarifas de luz y gas son insostenibles y hay salas y espacios alternativos que tiene que cerrar a diario al ser imposibles de mantener. En Córdoba la estamos viendo fiero y en Buenos Aires a cada rato viven situaciones similares. La gente se cuida más y recorta gastos por el lado de la cultura a la hora de cuidar el bolsillo. Las autoridades nacionales no reconocen las búsquedas ni los colores del teatro de las provincias en los festivales hegemónicos del país, que parecen ser los que legitiman el teatro que se hace. Viene siendo el momento de charlar profundamente algunas cosas. Reír es cosa seria, pero esta declamada revolución de la alegría no tiene nada que ver con la risa, ni con los payasos, ni conmigo...

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