Paros universitarios que afectan la calidad educativa

Paros universitarios que afectan la calidad educativa

Suele ser apetecible, pero en ocasiones, de acuerdo con las circunstancias, no es lo más recomendable. Ser “el jamón del sándwich” es penoso sobre todo cuando no se puede escapar de esa posición y se termina fagocitado por algunas de las partes que lo oprimen. Esta realidad ocurre todos los años desde hace mucho tiempo en la Universidad Nacional de Tucumán. A poco de iniciarse el ciclo lectivo, comienza una larga y sostenida secuencia de paros por cuestiones salariales de los afiliados a la Asociación de Docentes e Investigadores de la UNT (Adiunt), sindicato adherido a la Conadu Histórica.

El ofrecimiento inicial del 22% en cuatro cuotas no conformó a los docentes. Desde Adiunt se mantienen firmes en la exigencia de una suba salarial del 35%.

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En la última reunión paritaria que tuvo lugar a mediados de junio, el Ministerio de Educación mantuvo la propuesta salarial para 2017 de un 22% en cuatro cuotas: un 4% en marzo, 6% en junio, 6% en septiembre, 4% en diciembre, más 2% de jerarquización también en diciembre. No se llegó a un acuerdo, razón por la cual se ratificó la continuidad de los reclamos y la contrapropuesta salarial de la Conaduh elevada a la Nación. Adiunt, que se mantiene firme en el reclamo de conseguir un 35%, aseguró que los paros no afectarían las mesas de exámenes.

Hace unos días, la rectora de la UNT dijo que las huelgas iban a perjudicar a los estudiantes. Sostuvo que la única confederación que aún no había aceptado la oferta salarial del gobierno nacional era la Conaduh. “Es lo que viene haciendo cada año. Durante los 12 años del kirchnerismo tampoco firmó el convenio salarial... al final los docentes tratan de alargar el dictado y de comprimir los contenidos para que los alumnos no pierdan tanto”, manifestó. Dirigentes de Adiunt expresaron que la rectora los cuestiona. “En lugar de cuestionar el ajuste y el ahogo presupuestario que sufre la UNT, y que se expresa en la falta de becas, aulas, comedores, boleto educativo, la rectora ataca a los docentes. Lamentablemente, no nos sorprende, pues en oportunidad del reclamo de los integrantes de la orquesta juvenil de la UNT, actuó de la misma manera”, dijeron.

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El tercer sector que recibe las consecuencias del conflicto son los estudiantes. Una huelga de esta naturaleza atenta contra la calidad educativa. En abril pasado, la Federación Universitaria de Tucumán (FUT) puso en tela de juicio la efectividad del reclamo. “¿Qué tan efectivas son estas medidas de fuerza? ¿Se han hecho más aulas? ¿Se ha incrementado el presupuesto de la UNT? ¿Los salarios docentes se han dignificado?”, señaló el titular de la FUT. El dirigente se refirió también al paro por tiempo indeterminado de 2014 (fueron más de 80 días de inactividad), luego del cual muchos estudiantes del interior y de otras provincias abandonaron la universidad.

Es un conflicto de larga data que evidencia que, tanto el gobierno nacional anterior como el actual, no se han preocupado por dignificar los salarios de los docentes universitarios. Todo sigue en un callejón sin salida; la intransigencia de las partes impide un acuerdo razonable. No se conoce gestión de legislador nacional tucumano alguno para ocuparse seriamente del asunto, como tampoco se ha escuchado a los postulantes actuales comprometerse para luchar por una mejor educación universitaria que contemple además salarios dignos. En los fuegos cruzados, los que siempre pierden son los que están en el medio; en este caso, los estudiantes y la educación.

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