Por qué muchas personas quieren vivir en un barrio cerrado

Por qué muchas personas quieren vivir en un barrio cerrado

Desde hace varios años, la moda de las urbanizaciones especiales se expande en Yerba Buena, El Manantial, Tafí Viejo, Los Nogales y San Pablo, principalmente.

Por qué muchas personas quieren vivir en un barrio cerrado
05 Agosto 2017

Detrás de los cercos perimetrales, se encuentran los countries o barrios cerrados. Cada vez más personas, eligen este estilo de vida. Y entre los argumentos a favor se oyen frases como esta: “lo más positivo es que los chicos pueden jugar afuera. No tengo que estar pendiente de si cruzan una calle. Además, hemos hecho muchos amigos. Este lugar fomenta la sociabilización”. La autora de la reflexión es Silvia García, residente de una urbanización privada.

Ella forma parte de esa gran ola que, en los últimos años, decidió mudarse a un condominio del tipo. Hoy, en la Argentina, son hasta tres las generaciones que han elegido este estilo de vida, en provincias como Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza y Tucumán.

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En este último terruño, los countries y barrios cercados se afincaron -principalmente- en Yerba Buena, El Manantial, San Pablo, Tafí Viejo y Los Nogales. Y de entre todos, el suelo yerbabuenense es el que concentra la mayor cantidad de edificaciones. Además, se trata del distrito con más crecimiento demográfico de las últimas décadas en el país, de acuerdo a datos comparativos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

Hasta 2014, en todo el Gran San Miguel de Tucumán -integrado por Alderetes, Banda del Río Salí, Las Talitas, San Miguel de Tucumán, Tafí Viejo y Yerba Buena- había 91 urbanizaciones cerradas, de acuerdo a un informe de becarios del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Se estima que desde ese entonces, la cifra se ha duplicado, de mínima.

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En general, los countries con lotes grandes se han situado en los márgenes de los municipios piedemontanos, en tierras en las que antes se plantaba caña de azúcar o citrus. Uno de éstos es el Country Jockey Club Tucumán, que ocupa 140 hectáreas al norte de Cebil Redondo. Otros ejemplos son los countries Las Yungas, en el límite oeste de Yerba Buena, y La Alboreda, en el ascenso hacia Villa Nougués. Los emprendimientos más chicos se construyen en áreas centrales.

La avenida Perón representa un caso particular, pues la urbanización hacia el norte de ese camino ha hecho estallar las periferias. Da la sensación de que se han roto los límites; de que se está desarrollando un nuevo eje urbano. La situación puede resultar peliaguda, si se tiene en cuenta que urbanizar no siempre es sinónimo de mejoramientos. Ha quedado demostrado que el exceso de construcción y su falta de planificación ahogan la vida.

Máxime, si se considera que no hay ni un urbanista que hable bien de los barrios cerrados. Los acusan de destruir las tramas de las calles, de profundizar la exclusión social y de generar dependencia hacia los vehículos, entre otros cuestionamientos. No obstante, la tendencia se ensancha.

El desarrollista Fernando Schujman -autor de Las Yungas, El Nogal, Veraterra, Distrito y Taficillo, entre algunos de sus emprendimientos- dice que el barrio cerrado responde, en primer lugar, a la inseguridad. “Si se pierde la seguridad, se pierde, en consecuencia, la urbanidad. No hay sentido de vecindad, porque la gente no sale a las veredas de sus casas a sociabilizar. Aparece, entonces, la demanda de barrios privados. Las personas perciben que allí dentro, en cambio, se rescata la tranquilidad y la convivencia entre vecinos”, razona.

En segunda instancia, Schujman considera que muchos de los moradores de estos condominios valoran el establecimiento de reglas claras, que es algo que tampoco se observa afuera. “Las ordenanzas se respetan porque hay un acuerdo entre los propietarios, que se plasma en un reglamento interno”, dice.

Una tercera razón que, a su juicio, conlleva a las personas a anhelar estos entornos es la naturaleza, debido a que muchos se encuentran cerca de la montaña y otros ofrecen espacios verdes dentro de sus alambres.

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