Vivir en departamentos de 40 m2: una tendencia (a la fuerza)

Vivir en departamentos de 40 m2: una tendencia (a la fuerza)

Cada vez son más los tucumanos que acomodan sus muebles y su vida a un espacio reducido.

05 Agosto 2017

Carolina Cabane quiere cumplir el sueño de la casa propia. Es maestra. Con un crédito a 15 años, proyecta mudarse a un departamento. Eso sí: va a tener que hacer malabares para meter sus muebles en un espacio de menos de 40 metros cuadrados. “Obviamente, si pudiera acceder a un dormitorio, lo haría. Pero tengo que ajustarme al dinero que me presta el banco y a mis ahorros”, dice. Además, como pasa gran parte del día afuera, entre los colegios en los que enseña, cree que no se sentirá encerrada.

En grandes ciudades del mundo, como Nueva York o París, la crisis habitacional y los elevados precios llevaron a que sus habitantes pasen a vivir en departamentos cada vez más chicos. Salvando las diferencias, eso ocurre también en estas tierras.

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Sebastián Piliponsky -ingeniero y propietario de una desarrolladora- dice que el modelo de departamento que se construye en Tucumán, en general, no responde a la “verdadera necesidad” de superficie del cliente, sino a lo que este puede pagar. ¿A qué se refiere con eso? A que mucha gente querría comprarse una vivienda de dos domitorios -al menos- pero acaba conformándose con los 40 metros cuadrados de un monoambiente o con los 60 metros cuadrados en los que cabe un dormitorio.

Las estadísticas locales reafirman sus dichos: en los últimos años, la mayoría de los permisos de construcción fueron para edificios con departamentos de uno y de dos ambientes. Atrás quedaron las épocas en las que se vivía con amplitud. Desde la perspectiva de Piliponsky, debido a esa situación de bolsillos flacos, el mercado inmobiliario se encuentra desvirtuado. “Nosotros no construimos para el usuario final. Casi nadie tiene toda la planta junta. Entonces, se hace un modelo de departamento tipo”, reflexiona.

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Para compensar el escaso volumen, los desarrollistas procuran introducir amenidades: piscina, salón de usos múltiples, solarium, quincho, gimnasio, etcétera. En rigor, se trata de un valor agregado al departamento. “En Argentina, se necesitan 12 años de sueldos brutos del salario mínimo, vital y móvil para comprar un departamento. Para peor, la mayoría de los compradores no cuenta con acceso al crédito hipotecario”, añade Piliponsky. A modo comparativo -prosigue- en España esa cifra se reduce a seis años.

El arquitecto Domingo Martearena, quien diseña para la constructora Edifimet, coincide. Según él, la mayoría de los compradores no tiene capacidad económica para acceder a un departamento con tres dormitorios y dependencia de servicio, por ejemplo. Entonces, es el bolsillo el que dibuja la tendencia. Luego aclara que en Barrio Norte pueden encontrarse construcciones más amplias, pero en la zona sur imperan las viviendas de menores dimensiones.

Y esto tiene que ver, también, con las características de uno y de otro sector. “En Barrio Sur se observa otro target comercial, con despensas, drusgtores y negocios chicos. Es un sector de estudiantes y de familias. Se puede conseguir un monoambiente desde $ 750.000”, concluye. La gente de la empresa Natania también da cuenta de esta modalidad, al afirmar que sus edificios cuentan con departamentos de uno y de dos dormitorios. “Todos se caracterizan por su calidad constructiva”, asegura María Inés Covacevich, asesora de ventas de esa firma. No obstante, los metros cuadrados van de entre 40 a 60, a lo sumo.

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