El campeonato de la inflación

Si hay algo que caracteriza a los economistas, eso es la cautela. Por algo les temen a las predicciones, pese a que muchos de ellos tratan de hacer proyecciones con datos presentes sobre impactos futuros, sin descuidar lo que sucedió en el pasado. La serie histórica es válida para establecer de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos en materia económica.

Y el campeonato contra la inflación es largo. No se gana en una o dos fechas. Hay que enfrentarse a todos los obstáculos para mirar la película. Quedarse con la fotografía suele ser el peor de los errores. En todos los órdenes de la vida. Y, hablando de serie histórica, ¿se acuerdan de aquella vieja frase que decía que los sueldos suben por la escalera y los precios por el ascensor?

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“Los últimos números publicados por el Indec son de mayo, donde los salarios promedios de la economía crecen 29,9% interanual, y ese mes la inflación todavía era 24%, es decir teníamos un crecimiento del salario real de casi 6%. Ese número en julio va a ser bastante más alto, va a llegar casi al 8%. Y en promedio en el año le va a ganar por goleada a la inflación”. La explicación fue realizada ayer por el ministro de Hacienda de la Nación, Nicolás Dujovne, para intentar demostrar que la reactivación del poder adquisitivo está en marcha y que, más temprano que tarde, en las estadísticas se revierte la tendencia. Esa es una foto, una fecha del campeonato que se disputa desde hace un año y medio, si se toma como parámetro la actual gestión del presidente Mauricio Macri.

En la anterior administración se había roto el termómetro del Indec y se apuntaló al consumo como el gran motor del sostenimiento del poder de compra de los argentinos. Ahora se está pagando la cuenta de tanta emisión monetaria pasada.

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Si analizamos lo que sucedió en 2016, podríamos llegar a la conclusión de que el poder adquisitivo de la sociedad cayó un 7% (lo confirmó la consultora W, especializada en consumo masivo). El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del año pasado trepó a 40%; los sueldos no acompañaron esa variación.

El desarrollo del partido fue modificándose a lo largo de estos últimos meses. En el primer semestre del año, la inflación en el NOA ha sido del 12,7% y, tal vez, habría que sumarle otros dos puntos porcentuales por la variación de precios que se registró durante julio. La meta inflacionaria del Banco Central hace rato que fue abortada. En una Argentina de “dólar electoral” los precios se calientan por acción e inducción política, debido a la cobertura que hacen algunos agentes económicas por lo que pudiera llegar a pasar en el corto plazo. El dólar se ha comido un 10% del valor que tenía el peso argentino al iniciar el año. Y hasta está en los niveles previstos en el Presupuesto Nacional para el cierre del año: $ 18. Ahora, el mundo económico está esperando el “pass through” (un término que ya se usó para reajustar las tarifas de los servicios energéticos) o, en buen romance, el traslado a precios del tipo de cambio. Y otra vez el círculo vicioso. Para algunos, un dólar alto significa mayores costos de producción; para otros, la panacea, después de un largo período de divisa haciendo la plancha. Hacia abajo, todos pierden, no por goleada, pero resignan terreno en ese difícil partido que se juega cotidianamente para llegar a fines de mes.

Un sondeo efectuado por la consultora Capital Humano ha concluido que el 77% de los encuestados cree que los sueldos estarán por debajo de la inflación en 2017. El 20% estima que los sueldos van a aumentar más que la inflación. Menos del 3% piensa en un crecimiento de los sueldos por encima de la inflación.

Si se toma en cuenta la evolución de los precios proyectada hacia fines de año, tanto en el Gobierno como en las consultoras privadas se llega a la conclusión de que el porcentaje estará cerca del 23% anual. Esa cifra está a tono con la mayor parte de las paritarias acordadas durante este año por los principales gremios en la Argentina.

En términos futbolísticos, el partido aún está empatado. No hay goleada. Casi un hecho es que todos los agentes económicos terminen pidiendo la hora y esperando que el crecimiento sea sostenido para 2018, con menos ruidos electorales, más actividad, menos inflación y más poder adquisitivo.

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