El Señor fecunda la tierra que es nuestro corazón

El Señor fecunda la tierra que es nuestro corazón

16 Julio 2017

“Hará mi voluntad y cumplirá mi encargo”. (Rm 8,18-23) “Gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios”. (Mt 13,1-23) “Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende”

El hombre de hoy halla dificultades dentro y fuera de sí mismo para reflexionar, pensar, crear ideas... Siguen ocupando lugar de privilegio las lecturas que sólo entretienen y alienan, y son pocos los que se ocupan de lo mas profundo, de lo interior y de lo espiritual. Es un hecho que la dispersion interior es una realidad y ella ofrece dificultades a la semilla evangélica. El vangelio nos llama a dar frutos profundos que surjan de lo interior de nuestro corazon a la vida de la social.

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Reflexionemos sobre la parábola del sembrador. Ella nos ayuda a comprender mejor esta realidad providencial y a ponderar sabiamente la responsabilidad que nos corresponde a cada uno de nosotros de hacer madurar la semilla de la Palabra, difundida ampliamente en nuestro corazón. La semilla de la que hablamos es la Palabra de Dios; es Cristo, el Verbo de Dios vivo. Se trata de una semilla en sí misma fecunda y eficaz, surgida de la fuente inextinguible del Amor trinitario. Sin embargo, el hecho de hacerla fructificar depende de nosotros, depende de la acogida de cada uno de nosotros. A menudo, el hombre es distraído por demasiados intereses, le llegan innumerables estímulos desde muchas partes, y le resulta difícil distinguir, entre tantas voces, la única Verdad que hace libre. Es necesario convertirse en terreno disponible sin abrojos y sin piedras, sino arado y escardado con cuidado. Depende de nosotros ser la tierra buena en la que “da fruto y produce uno ciento, otro sesenta, otro treinta” (Mt 13,23).

Hoy es el dia de la Virgen del Carmen

La Virgen María entrega el escapulario el 16 de julio de 1251.

En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita. Este comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le pertenecían. En su oración la llamó “La flor del Carmelo” y la “Estrella del Mar” y le suplicó la protección para toda la comunidad.En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San Simón Stock y le da el escapulario para la orden con la siguiente promesa:”Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno”

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Explicación de la Promesa:

Muchos Papas, santos como San Alfonso Ligorio, San Juan Bosco, San Claudio de la Colombiere, y San Pedro Poveda, tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y llevaban el escapulario. Santos y teólogos católicos han explicado que, según esta promesa, quien tenga la devoción al escapulario y lo use, recibirá de María Santísima a la hora de la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de gracia (sin pecado mortal) o la gracia de la contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto, el escapulario es una señal de su compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.

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