Más final que medio término

Más final que medio término

¿A qué le teme más la oposición K? ¿A perder las elecciones y quedar lejos del poder para 2019 o a que un triunfo de Cambiemos signifique su condena en Tribunales?

¿A qué le teme más el oficialismo nacional? ¿A perder y olvidarse de la posibilidad de una reelección o a que la derrota signifique el fracaso precoz de la supuesta y autoproclamada “nueva política”?

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Las elecciones de medio término fueron siempre relevantes para el presidente de turno y terminaron marcando el destino de todos ellos, desde Raúl Alfonsín hasta Cristina Fernández. Eso no es novedad, pero sí lo es que en esta ocasión lo que está en juego son cuestiones que podrían no tener retorno: marcaría el derrumbe del gobierno de los sin corbata o la revisión profunda en la Justicia del accionar de los ex funcionarios kirchneristas, según quién resulte vencedor. Elisa Carrió ya anticipó que los jueces federales podrían “activarse” apenas sepan que están a salvo de los K, es decir, en cuanto las urnas ratifiquen que no podrán volver al poder. Los cañones apuntan a Julio de Vido, ayer caído en desgracia, pero podrían alcanzar a ex funcionarios tucumanos, como el tristemente célebre José López y a sus “socios” de estos lares que habrían dejado huellas sobre millones de dólares que no aparecen en los papeles. Tiemblan los que tuvieron que ver con el Plan Más Cerca y con los planes de vivienda financiados por el Fonavi.

El peronismo antiCristina, en tanto, utiliza la fuerza de la ex Presidenta. Su intención no es salvarla, sino que el afán de redimirse ella misma y esquivar Tribunales, le permita a la fuerza de Juan Domingo asestarle un golpe artero al desprestigiado Cambiemos. Según la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) asignó al ICG un valor de 2,28 (en una escala de 1 a 5), lo que representa el valor más bajo durante la gestión de Macri. En términos interanuales, el ICG se contrajo 13%, según el estudio que la Di Tella hace desde 2001. El mismo análisis indica que el componente de Evaluación general del gobierno obtuvo 1,88 puntos, también registrando un descenso pronunciado, con 11 puntos porcentuales menos que en el mes anterior.

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No son buenos tiempos para la administración nacional, que podría dilapidar su capital si cae en las elecciones. ¿Qué sería perder para Macri? Principalmente, ser derrotado en la provincia de Buenos Aires. Según otros analistas, debería ganar en al menos tres de los distritos grandes y no sólo en las tierras de María Eugenia Vidal para cantar victoria.

Lo que suceda en la Nación tendrá incidencia directa en Tucumán. José Cano está atado al destino de la administración macrista y la mala imagen del líder le hace mella en la provincia. Sin embargo, confía en que el enojo de parte de la sociedad con los dirigentes alpero-manzuristas es mayor y terminará victorioso en las urnas. Habrá que ver.

Enfrente, el huracán Osvaldo Jaldo sopla con potencia destructora. En apenas días recorrió gran parte de la provincia, participó de actos y regó las paredes con su nombre y con el de dirigentes que salieron a pintar que lo apoyan. El tranqueño juega fuerte y piensa que hacer zafar de la derrota a los suyos lo pone a la cabeza de la sucesión en 2019. Ya no será fácil dejarlo de lado, como ya lo hiciera otras veces José Alperovich. ¿Qué será ganar para el oficialismo local? En el Gobierno dicen que un voto más ya significa una victoria, pero por lo bajo saben que “ganar” -en especial para el licenciado vicegobernador- será sacar mínimamente los más de 110.000 votos de diferencia por sobre Cano que obtuvieron en 2015. De lo contrario, Jaldo ya no ocupará la casilla del medio.

¿Alperovich trabaja fuerte para que quien juró por “el mejor gobernador de la historia” supere aquella elección? Hay quienes apuestan que no le caería mal ver a Jaldo lamentando resultados no tan beneficiosos. Todo es especulación en el mundo del “arte de lo posible”.

Por lo pronto retumban las palabras de Carrió por estas tierras subtropicales como si las campanas de San Francisco repicaran en la mismísima Casa de Gobierno. Las últimas novedades vernáculas con las denuncias de Silvia Elías de Pérez no les hacen ninguna gracia a algunos que ocupan despachos públicos desde hace más de una década. La senadora radical tendría lista una catarata de nuevas presentaciones para después de octubre.

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