Un monarca y una espada legendarios

De los bajo fondos más oscuros a ser el monarca que marcó una era. El mítico Rey Arturo y sus valientes caballeros de la mesa redonda se inmortalizaron en leyendas, fomentados por los relatos orales celtas y con el condimento de una mitología colmada de misterio y brujerías.

La historia es demasiado rica como para que no se transformase en obras de teatro, cuentos, novelas, comedias musicales, dibujos animados y películas, como la que se estrena hoy en Tucumán, con el peso de una gran compañía por detrás y un elenco de prestigio. El rubro técnico está encabezado por su elogiado director, Guy Ritchie, el mismo de los últimos Sherlock Holmes y de “El agente de Cipol”, entre lo más reciente, pero especialmente de las prestigiosas “Juegos, trampas y dos pistolas humeantes” y “Snatch: cerdos y diamantes”.

En su versión, Ritchie aborda al personaje desde que es un joven pandillero (interpretado por Charlie Hunnam) de los oscuros callejones de Londonium, la villa bajo dominio romano que luego se transformó en la capital de Gran Bretaña. Este huérfano abandonado a su suerte luego de que su tío, el actual monarca, asesinase a su padre para usurpar el trono, no sabe de su linaje real; sólo se le presentan algunos recuerdos en medio de atormentadores sueños. Lo descubre luego de que saca la famosa espada Excalibur (significa cortar el acero) de la piedra que la atenazaba.

Este hecho cambió su vida: se une a la resistencia al tirano Vortigern (su tío, a cargo de Jude Law), conoce a la misteriosa Guinevere (Astrid Bergès-Frisbey), toma decisiones difíciles, aprende a manejar armas, a controlar sus demonios y a conducir al pueblo. Esos son los pasos que le permiten luego transformarse en el unificador del disperso reino de Britannia, el futuro que le tenía reservado la historia.

Más allá de lo estrictamente espectacular de las escenas de violencia, la propuesta apunta al desafío de dominar los propios miedos para cumplir con el destino.