El 2016 fue el año de los Honoris Causa en la UNT

El 2016 fue el año de los Honoris Causa en la UNT

En el año del Bicentenario, con el título de Honor se distinguió a personalidades de lo más diversas, entre ellas, un maestro budista y el papa Francisco. ¿Quiénes pueden recibirlo? En principio, todos los que hayan aportado algo concreto a la Ciencia o al Arte en cualquiera de sus manifestaciones. La triste historia del día que lo recibió Raúl Alfonsín.

02 Abril 2017

Un politólogo, un premio Nobel en Física, dos médicos, un genio de la música, un criminólogo, un líder budista y un líder cristiano. ¿Qué tienen en común? Todos han sido distinguidos con el título Honoris Causa que otorga la Universidad Nacional (UNT) entre el año pasado y este. En las algunos casos la distinción fue a raíz de la visita que estos personajes ilustres hicieron a la provincia con motivo del Bicentenario. Esto motivó a que el año pasado la cantidad de Honoris Causa sea atípica: ocho (algunos se entregaron y otros todavía no).

La UNT cuenta con un reglamento que detalla quiénes pueden acceder a esta condecoración. En 103 años, la universidad entregó 41 títulos.

“Se trata de personas de gran prestigio en el ámbito de todas las ciencias y las artes, siempre que no sean de la propia Universidad”, explicó Marcela Tolosa, directora de Comisiones del Consejo Superior.

La propuesta puede venir cualquiera de las facultades, de las autoridades máximas universitarias o de un consejero superior. Luego se nombra un tribunal de especialistas para que, en base a los antecedentes del candidato, hagan sus dictámenes. De ahí pasa a la comisión de Enseñanza y Disciplina que evaluará este dictamen y emitirá uno propio. Eso es lo que se eleva al Consejo Superior para que vote si acepta o no dar el Honoris Causa.

“Pueden presentar la propuestas otras personas vinculadas a la UNT (un egresado, un director), pero necesitan conseguir alguien que los avale”, comentó Tolosa y dio como ejemplo el caso de Barry Cooper (musicólogo inglés), que fue propuesto por Roberto Buffo, director de la orquesta de la UNT, y avalado por la Rectora, Alicia Bardón.

Una vez que se ha decidido otorgar la distinción comienzan los trámites. “Siempre tratamos de hacer una reunión con la persona que solicitó el Honoris Causa para saber cuál será la lista de invitados, quién dará la semblanza y cuándo será el acto”, detalla Estela de Grignola, directora de Ceremonial desde hace 20 años.

En todo este tiempo ha juntado muchas anécdotas, pero nunca va a olvidar el día que distinguieron a Raúl Alfonsín, pero minutos antes le avisaron que su nieta había fallecido (ver nota aparte). Ahora, desde su dirección se encuentran abocados a la tarea de dar con el Papa Francisco. “Como no sabemos cuándo vendrá a la Argentina, ni tampoco si pasará por Tucumán, entonces, estamos tratando de gestionar una audiencia privada”, comentó. Para esto han pedido colaboración al Arzobispado, pero no cree que los trámites estén antes de fin de año. Les ha tocado una figurita difícil.

“Cuando la personalidad es muy conocida al acto se lo organiza en el teatro Alberdi o en el Centro Cultural. Si no lo hacemos en la sala del Consejo Superior”, contó. El protocolo permite que el homenajeado en lugar de dar un discurso ofrezca una clase magistral. Eso dependerá del público y del tema.

Grignola reconoció que el año pasado hubo muchos pedidos por ser el año del Bicentenario, pero que en general no es más de uno por año. El distinguido recibe los atributos (el título, la medalla con el escudo de la UNT y la resolución del consejo) y firma el Libro de Oro.

Con el tiempo los criterios se han ampliado -reconocen Tolosa y Grignola- y un ejemplo de eso es la distinción a Daisaku Ikeda, un maestro budista. Algo así como el aggiornamento de los Honoris Causa.

1. Barry Cooper: el estudioso de Beethoven 

¿Cuánto hay que conocer sobre la obra de Ludwig van Beethoven como para reconstruir la décima sinfonía? En realidad, ¿cuánto hay que adentrarse para inferir lo que otra mente hubiese creado? Esto es lo que hizo Barry Cooper, el musicólogo inglés que durante ocho años dedicó su vida a recomponer los fragmentos de una sinfonía que Beethoven nunca pudo terminar. El Honoris Causa se aprobó en 2016, pero  la distinción se la entregaron en marzo cuando visitó la provincia y la orquesta de la UNT tuvo el privilegio de interpretar su obra o la de Beethoven. Al momento de recibir el título, Barry recordó que alguna vez le preguntaron si esas partituras eran un hijo suyo o de Beethoven. “Le contesté: se necesitan dos personas para tener un hijo”. Un verdadero investigador y científico; su trabajo lo llevó a recorrer Alemania y otros países en busca de los pedazos de un rompecabezas musical.  

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2. Daisaku Ikeda: el líder budista

Es un filósofo budista de 89 años, fundador del partido Humanista (Tokio) que acuñó el término “la revolución humana”. ¿Qué significa? Básicamente,  que todas las personas pueden lograr la transformación positiva de la vida y de una sociedad solo tomando una decisión personal, sin esperar que las estructuras cambien. 

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Es el presidente de la organización internacional Soka Gakkai, que se dedica a trabajar por la paz mundial. Esta distinción fue, al menos, curiosa en la UNT y habla de una apertura hacia la valoración de lo que la sabiduría, la religión y la cultura oriental tiene para ofrecer. Ikeda escribió numerosos libros, ensayos y poesías. El título otorgado por la UNT fue el número 253. Lo han distinguido en todo el mundo. En la ceremonia realizada en el teatro Alberdi no estuvo Ikeda (puede pasar pero no invalida el acto). En su nombre recibió la distinción el representante en Argentina, Minoru Harada. 

3. El papa francisco: “vayan y hagan lío”

¿Qué se puede decir del Papa que los argentinos no hayamos escuchado ya? El año pasado la UNT decidió distinguir al ex cardenal Jorge Bergoglio por ser el líder espiritual de la comunidad cristiana mundial y, además, argentino. Pero el título todavía no llegó a sus manos y es muy probable que aún no sepa que fue acreedor de este reconocimiento. El año pasado se realizó el Congreso Eucarístico Nacional y, por ese motivo, desde la facultad de Agronomía y Zootecnia surgió la iniciativa de otorgarle el Honoris Causa. “Se trata de una persona que siempre abogó por la paz y el diálogo entre las distintas religiones”, justificó el decano Héctor Navarro. 

4. Przeworski: ¿Cómo controlamos a los políticos?

El politólogo polaco Adam Przeworski asegura que las desigualdades económicas se traducen en desigualdades políticas, que las elecciones “son un método para premiar y sancionar a los políticos”, pero que después es difícil controlar lo que hacen. ¿Una de las razones? Quieren “tener el monopolio del poder para siempre”, dijo en una entrevista con LA GACETA. Por eso, cuando las cosas no funcionan, la gente se expresa en la calle. “La democracia nació primero que el gobierno”. 

5. Luis Martí Bonmatí: el especialista en RX

Este español es un experto en radiología y en su abultado currículum se agolpan los logros: director del Área Clínica de Imagen Médica del Hospital Universitario La Fe, de Valencia, miembro de la Real Academia de Medicina de España y ex presidente de la Sociedad Española de Radiología. Cuando la UNT lo distinguió el año pasado, el médico destacó el papel de la radiología (la tomografía, el PET o la radiología digital) como la mejor herramienta con la que los especialistas pueden conocer a un paciente. 

6. David Gross: el genio de las partículas

Es un físico estadounidense que ganó el Premio Nobel en 2004. Esa podría ser una razón más que válida para otorgarle un Título de Honoris Causa. Su genialidad radica en haber descubierto cómo interaccionan las partículas (libertad asintótica), o sea, se ocupó de una parte minúscula dentro de la Física, pero su aporte fue clave para ese campo. En Tucumán, participó el año pasado de la 101ª Reunión de la Asociación Física Argentina y habló del legado de Albert Einstein, a 100 años de la teoría de la Relatividad. 

¿A quiénes más se ha distinguido?
- En 2016: también se les entregó el título Honoris Causa a Josep Brugada Terradellas (doctor en Medicina y Cirugía); Pedro David (jurista y criminólogo) y se propusieron dos más: Margarita (Margo) Glantz Shapiro (escritora, académica y crítica literaria mexicana) y a Noé Jitrik (escritor). 
- En 1993 al arquitecto César Pelli. 
- A los escritores Jorge Luis Borges (1978); Adolfo Bioy Casares (1996) y a Ernesto Sábato (1997). 
- Al cardiólogo René Favaloro en 1989. 
- Al pianista Miguel Ángel Estrella en 1988.
- En 1997 a Tomás Eloy Martínez y en 2001 al escritor Ricardo Piglia. 
- A María Elena Walsh en 1995. 
- Al economista Raúl Presbich en 1995 y al ex juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, en 2009. 

Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanqui

“Que destino de peregrina, de cantar, de andar amando a mi tierra en otros pueblos. Es este destino bello y difícil, pero gracias a la vida por esto”, escribió la folclorista en el Libro de Oro de la UNT cuando en 1997 recibió la distinción de Honoris Causa. La célebre intérprete, que trascendió los límites de esta provincia, no se ajustaba al perfil típico de la distinción, pero su aporte a la cultura era imposible de cuestionar. “La justa distinción que le otorga la Universidad Nacional de Tucumán a esta virtuosa del canto y de la libertad es una forma de restablecer la credibilidad en Tucumán y en los tucumanos, dispuestos a arrojarse a la aventura de idear la utopía de un mundo sin autoritarismos ni vejaciones, que valore la libertad creativa y la vida humana”. La frase formó parte de las palabras del discurso que Susana Maidana, doctora en Filosofía, expresó cuando le entregaron la distinción a la tucumana.



Antes, en 1987, Atahualpa Yupanqui también recibió ese título de la UNT. En el libro de oro ha quedado plasmada su frase: “Voy por el mundo y soy apenas sombra de algo sagrado que decir no puedo”. 

Raúl Alfonsín y el día más triste

“Estábamos llegando al teatro Alberdi. Ya lo teníamos lleno de gente cuando le dieron la noticia. Decidió subir lo mismo al escenario, saludó a las autoridades y a la gente. No pudo escribir en el libro de oro ni recibir los atributos porque estaba tan triste que saludó y se retiró”. Este es el relato cronológico que Estela Grignola, directora de Ceremonial de la UNT, hace de ese triste 7 de septiembre de 2004 cuando el ex presidente Raúl Alfonsín estaba por recibir el Honoris Causa. Antes de ingresar al teatro le habían avisado que su nieta Amparo, de 15 años, estaba internada y su estado era muy grave. Con esa pesada noticia avanzó por la tarima, pero la pena lo había dejado mudo.

Mientras se retiraba, por un micrófono le explicaban al público lo que estaba sucediendo. Lo trasladaron al aeropuerto y minutos antes de embarcar le confirmaron lo peor: Amparo ya había fallecido. Sobre ella se había desplomado un pesado vidrio cuando estaba en el colegio.
“Tiempo después -agrega Estela- viajé a Buenos Aires y Alfonsín me recibió en su casa. Ahí le llevé el libro de oro y pude, finalmente, entregarle los atributos”. 

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