“Los investigadores me dijeron que no hablara porque la gente que mató a mi hijo es peligrosa. Me importa un bledo. Desde su muerte, ya no le tengo miedo a nadie”, avisó Nelly Pacheco. Su hijo, Agustín Ferrari, recibió un balazo el 14 de diciembre cuando cuatro hombres ingresaron a robar a su negocio, un Rapipago. Por el momento, sólo hay un detenido por este caso, un joven de 21 años que fue atrapado hace 10 días.
El local -ubicado en Barrio Norte, frente al Centro de Salud por calle Marcos Paz- continúa cerrado y aún la familia no sabe si se volverá a abrir. Desde allí llevaron de urgencia a Ferrari hasta el hospital. Luego de varios días de agonía, murió el 29 de diciembre.
- ¿Cómo era Agustín?
- Era una excelente persona y no porque fuera mi hijo. Era bondadoso, amable e inteligente, siempre buscaba hacer nuevos negocios. Un excelente padre. Era lo único quetenía, mi único hijo. Era amoroso. Si salía 10 veces, 10 besos le daba a su mamá. No sé cómo puedo seguir. Pero tengo que reponerme, esto tiene que pasar. Si Dios existe, y ahora dudo que exista, tengo que poder seguir. Él se levantaba a las 6.30 a trabajar y le quitaron la vida, sus anhelos, todo. ¿Cómo puede restablecerse una familia así? Él ya tenía dos hijos y el que estaban esperando va a nacer en un mes. Esta gente los dejó sin papá.
- ¿Está más tranquila ahora que detuvieron a uno de los presuntos asesinos?
- No. La familia nunca va a estar tranquila. Perdí mi hijo y con él, mi corazón. Veremos si el detenido es el causante. Él aduce que no tiene nada que ver, yo no lo sé. Lo único que pido son responsables, no perejiles. De todos modos, aún si él fuera, faltaría atrapar a los otros tres asesinos. Todo viene muy lento. La Justicia de Tucumán anda en tortuga, y la delincuencia viene en avión. Estoy totalmente indignada.
- ¿Sabe algo del acusado?
- Sólo que tiene 21 años y que lo detuvieron en su casa de la avenida Francisco de Aguirre. Ah, y que ya tiene un abogado particular. No lo estoy acusando, sólo es una pregunta, pero ¿cómo hacen para pagarlo? Porque es gente humilde, como yo, y nosotros no podemos permitirnos contratar a nadie con los costos que se manejan hoy en día. Creo que el caso lo va a llevar el padre de mi nuera. Pensé que el Estado asignaba gente que pudiera asesorar a las víctimas pero no lo hace. Al menos, no lo hizo conmigo. Sólo se lo ofrece a los acusados.
-¿Alguien la está ayudando en este momento?
- Me hablaron las Madres del Dolor y me dijeron que me van a ayudar. No quiero que haya otras víctimas como Agustín, no quiero más madres llorando como yo. Para una mamá su hijo es un tesoro. Y por supuesto, no quiero más bebés sin padre, como mis tres nietos.
- ¿Alguien se acercó a hablar con usted?
- Ningún funcionario vino a decirme nada. El único que se solidarizó es el pueblo. Las autoridades brillan por su inocencia. Por eso Tucumán está cada vez peor. Estas situaciones ocurren todos los días. El 9 de enero fui hasta la división Homicidios y me atendieron muy bien. Pero al salir a tomar el colectivo me asaltaron. Un tipo me tiró al piso para sacarme la cartera.
-¿Cambió algo en la zona desde ese ataque?
- Arreglaron las luces, pero seguridad pusieron sólo esa semana y nada más. Eran cadetes que no tenían ni una gomera para defenderse. Todo sigue igual. La semana pasada le sacaron el teléfono a una señorita. A las 21 ya no se puede estar en la vereda, hay que estar encerrado.
“Los investigadores me dijeron que no hablara porque la gente que mató a mi hijo es peligrosa. Me importa un bledo. Desde su muerte, ya no le tengo miedo a nadie”, avisó
Nelly Pacheco. Su hijo,
Agustín Ferrari, recibió un balazo el 14 de diciembre cuando cuatro hombres ingresaron a robar a su negocio, un Rapipago. Por el momento, sólo hay un detenido por este caso, un joven de 21 años que fue atrapado hace 10 días.
El local -ubicado en Barrio Norte, frente al Centro de Salud por calle Marcos Paz- continúa cerrado y aún la familia no sabe si se volverá a abrir. Desde allí llevaron de urgencia a Ferrari hasta el hospital. Luego de varios días de agonía, murió el 29 de diciembre.
- ¿Cómo era Agustín?- Era una excelente persona y no porque fuera mi hijo. Era bondadoso, amable e inteligente, siempre buscaba hacer nuevos negocios. Un excelente padre. Era lo único quetenía, mi único hijo. Era amoroso. Si salía 10 veces, 10 besos le daba a su mamá. No sé cómo puedo seguir. Pero tengo que reponerme, esto tiene que pasar. Si Dios existe, y ahora dudo que exista, tengo que poder seguir. Él se levantaba a las 6.30 a trabajar y le quitaron la vida, sus anhelos, todo. ¿Cómo puede restablecerse una familia así? Él ya tenía dos hijos y el que estaban esperando va a nacer en un mes. Esta gente los dejó sin papá.
- ¿Está más tranquila ahora que detuvieron a uno de los presuntos asesinos?- No. La familia nunca va a estar tranquila. Perdí mi hijo y con él, mi corazón. Veremos si el detenido es el causante. Él aduce que no tiene nada que ver, yo no lo sé. Lo único que pido son responsables, no perejiles. De todos modos, aún si él fuera, faltaría atrapar a los otros tres asesinos. Todo viene muy lento. La Justicia de Tucumán anda en tortuga, y la delincuencia viene en avión. Estoy totalmente indignada.
- ¿Sabe algo del acusado?- Sólo que tiene 21 años y que lo detuvieron en su casa de la avenida Francisco de Aguirre. Ah, y que ya tiene un abogado particular. No lo estoy acusando, sólo es una pregunta, pero ¿cómo hacen para pagarlo? Porque es gente humilde, como yo, y nosotros no podemos permitirnos contratar a nadie con los costos que se manejan hoy en día. Creo que el caso lo va a llevar el padre de mi nuera. Pensé que el Estado asignaba gente que pudiera asesorar a las víctimas pero no lo hace. Al menos, no lo hizo conmigo. Sólo se lo ofrece a los acusados.
- ¿Alguien la está ayudando en este momento? - Me hablaron las Madres del Dolor y me dijeron que me van a ayudar. No quiero que haya otras víctimas como Agustín, no quiero más madres llorando como yo. Para una mamá su hijo es un tesoro. Y por supuesto, no quiero más bebés sin padre, como mis tres nietos.
- ¿Alguien se acercó a hablar con usted?- Ningún funcionario vino a decirme nada. El único que se solidarizó es el pueblo. Las autoridades brillan por su inocencia. Por eso Tucumán está cada vez peor. Estas situaciones ocurren todos los días. El 9 de enero fui hasta la división Homicidios y me atendieron muy bien. Pero al salir a tomar el colectivo me asaltaron. Un tipo me tiró al piso para sacarme la cartera.
- ¿Cambió algo en la zona desde ese ataque?- Arreglaron las luces, pero seguridad pusieron sólo esa semana y nada más. Eran cadetes que no tenían ni una gomera para defenderse. Todo sigue igual. La semana pasada le sacaron el teléfono a una señorita. A las 21 ya no se puede estar en la vereda, hay que estar encerrado.