El terror perdió a su narrador preferido

El terror perdió a su narrador preferido

El escritor popularizó textos clásicos del horror en un programa de culto.

PRESENCIA ESCÉNICA. La prestancia de Laiseca marcó “Cuentos de terror”. Telam. PRESENCIA ESCÉNICA. La prestancia de Laiseca marcó “Cuentos de terror”. Telam.
23 Diciembre 2016
Si Horacio Quiroga es considerado el primer escritor rioplatense que popularizó el género del terror en el país, Alberto Laiseca fue su máximo difusor en los tiempos recientes.

El escritor falleció ayer a los 75 años, en la Capital Federal. Había nacido en Rosario el 11 de febrero de 1941, y pasó su infancia en Camilo Aldao, un pueblo en el límite entre Córdoba y Santa Fe. Antes de volcarse a las letras, se desempeñó como cosechero, empleado telefónico de Entel y corrector de pruebas en La Razón.

Pasó sus últimos tiempos en un geriátrico donde era visitado por algunos de sus discípulos, lejos del reconocimiento que recibió años atrás por sus obras y sus apariciones en televisión, relatando historias de miedo y horror.

Laiseca fue un maestro de escritores en sus talleres; autor de la monumental novela “Los Sorias” (la más extensa de la literatura argentina, con más de 1.500 páginas), “Su turno para morir”, “Aventuras de un novelista atonal” y “La hija de Kheops”, entre una veintena de títulos en total; y creador del “realismo delirante”. En 2011 se editaron sus “Cuentos completos” (se incluyó “Matando enanos a garrotazos”, publicado poco antes de concluir la dictadura militar) y, desde entonces, sus apariciones se espaciaron. Por este motivo, sorprendió a mitad de año cuando presentó su última publicación, “La madre y la muerte”, con su salud notoriamente deteriorada y en silla de ruedas.

Su rostro con un grueso bigote, su infaltable cigarrillo, su voz potente y su histrionismo hicieron del micro “Cuentos de terror”, que emitió en 2002 el canal I-Sat, una serie de culto que ganó el premio Martín Fierro a la mejor producción en cable. Por su participación se transformó en un referente de la narración oral en el país, al ponerle cara a las historias de Edgar Allan Poe, Stephen King, John Collier, Manuel Mujica Lainez y (por supuesto) Quiroga, entre otros.

El escritor recibió la Beca Guggenheim, el diploma al Mérito de la Fundación Kónex en novela (quinquenio 1999-2003) y el Premio Boris Vian. También actuó en las películas de Mariano Cohn y Gastón Duprat “El artista” y “Querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo”, basadas en textos de él; y en el documental “Deliciosas perversiones polimorfas”, dirigido por Eduardo Montes-Bradley.

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