San Martín vuelve de Mendoza con sabor agridulce

San Martín vuelve de Mendoza con sabor agridulce

El "Santo" había realizado los méritos para ganar, pero sobre el final, la “Lepra” le igualó. Fue 2-2.

San Martín vuelve de Mendoza con sabor agridulce

Independiente Rivadavia estaba para el “cachetazo”, para la puñalada letal, pero San Martín lo dejó crecer de manera inesperada. Le regaló terreno, balón y para colmo no supo cuidarse con la pelota, algo que había sido su mejor arma durante casi todo el partido. Ese fue el gran déficit “Santo” en la “Expedición Cuyo” y sobre lo que deberá trabajar Diego Cagna.

El partido de San Martín en Mendoza fue casi perfecto, pero hubo algo en lo que falló el equipo que dirige Diego Cagna: no estuvo certero para definir el duelo y terminó sufriendo innecesariamente. Si el partido hubiera terminado tres o cuatro a cero a favor del “Santo”, nadie hubiera podido decir nada. Pero falló en la puntada final y el empate mendocino terminó siendo su castigo.

San Martín se plantó en el “Bautista Gargantini”, la casa de Independiente, como si estuviera jugando en La Ciudadela. Salvó en los primeros cinco minutos, cuando la “Lepra” salió decidido a llevárselo por delante, el “Santo” se hizo fuerte en el medio gracias al tándem Briones-García y comenzó a crear peligro sobre el arco mendocino. Además, extendió ese dominio durante la mayor parte del juego.

San Martín sumó en el parque homónimo de la capital mendocina porque supo pegar en los momentos claves del juego. Gonzalo Rodríguez facturó en la segunda vez que su equipo llegó al área rival y Rodrigo Moreira agrandó la diferencia en el arranque del complemento. Esos dos goles fueron dos ganchos al mentón para una “Lepra” que luego de esos dos golpes parecía haber quedado al borde del knock out.

Una vez Matías García estuvo lúcido y otra vez, como en cada ocasión el torneo, el equipo se sintió cómodo dentro del campo. El ex Gimnasia La Plata corrió, colaboró en la marca, distribuyó el juego, manejó el balón y tuvo una pegada exquisita que San Martín aprovechó para traducirla en dos cabezazos que dejaron al equipo al borde de un triunfo largamente merecido.

El laboratorio “Santo” funcionó de mil maravillas. Esta vez, en Cuyo, San Martín sacó ventajas a través de jugadas de pelota parada, algo que fue su talón de Aquiles en defensa durante el arranque de la B Nacional. García estuvo preciso en los centros y los movimientos dentro del área fueron exactos para que Rodríguez y Moreira sacarán ventajas.

ANALISIS

Le perdonó la vida y se fue masticando bronca

Bruno Farano - Especial para LA GACETA

Si San Martín no pudo volverse con los tres puntos a Tucumán fue pura y exclusivamente por culpa suya. Hizo todo el “Santo” en el estadio emplazado dentro del parque San Martín: dominó durante tres cuartas partes del juego, despilfarró mil y una situaciones que hubieran sentenciado el partido mucho tiempo antes y dejó crecer a un equipo que parecía estar al borde del knock out.

Por eso, las caras de los jugadores cuando dejaban el vestuario visitante estaban casi por el suelo.

Es que los dirigidos por Diego Cagna jugaron uno de sus mejores partidos en lo que va de la B Nacional. Mostraron personalidad –incluso mayor a la que muestra en La Ciudadela- para sacar pecho en un reducto complicado, manejaron la pelota y sacaron dos goles de ventaja. Pero fallaron en dar el golpe de gracia. Le perdonaron la vida a la “Lepra” y se fueron masticando bronca.

Pero, mirando la mitad del vaso llena, San Martín encontró en Mendoza a su mejor versión. Debe aceitarla y aprender a sentenciar a sus rivales; si lo logra, se recibirá de equipo y crecerán sus chances en el torneo.

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