11 Noviembre 2016
LA ÚLTIMA VEZ. “Bebe” Acosta grita su golazo frente a Rafaela, el 27 de agosto. Fue la última victoria como local de Atlético. la gaceta / foto de hector peralta (archivo)
Las cosas han cambiado desde 2015 para Atlético. Para bien (muy bien) y para mal.
En el costado positivo está su reciente e histórica clasificación a la Copa Libertadores para su edición 2017. El logro fue de los jugadores que hicieron una campaña casi perfecta en el Torneo de Transición 2016 viniendo de la B Nacional. Entre ambas categorías, el equipo acumuló un invicto de 32 partidos como local.
Los dirigentes (sumado al apoyo incondicional de los hinchas) terminaron ese trabajo con una gran gestión en AFA ante Armando Pérez y compañía y el lunes 31 de octubre terminaron de ganar el partido con la confirmación desde la Comisión Normalizadora.
Paralelamente al esfuerzo institucional, el equipo arrancó la presente temporada con un triunfo (1-0 ante Atlético Rafaela) que salió de la galera por el golazo de Guillermo Acosta. Sin embargo, esa victoria fue la última del equipo en el Monumental, esa fortaleza que en este año fue perdiendo su fuerza tras ese resultado, dando lugar a otra de las diferencias del “Decano” modelo 2016 con el de 2017.
“Hace mucho que no ganamos acá. Esta era una cancha en la que éramos muy fuertes pero últimamente no se nos están dando los resultados”, aseguró Leonel Di Plácido, lateral de Atlético. El tiempo pasado que utiliza para sus verbos confirma la diferencia: el equipo ya no es el mismo como local.
Luego de Rafaela, visitaron el José Fierro Huracán, Estudiantes, Boca y Unión. El equipo de Juan Manuel Azconzábal no pudo con ninguno. Perdió 2-0 ante el “Globo” y el “Pincha” mientras que empató ante el “Xeneize” (2-2) y el “Tatengue” (1-1).
“Sentimos que se nos escaparon dos puntos, necesitábamos sumar de a tres. Sobre todo en casa”, reconoció Josué Ayala, arquero del equipo. La presión, cuando se juega en casa, juega su papel para que el local consiga la victoria pero es algo a lo que Atlético se había acostumbrado por aproximadamente dos años, sin siquiera perder un solo partido.
En el partido ante Unión, sacó la ventaja sobre el cierre del primer tiempo y pudo liquidarlo al principio del segundo pero falló y le costó. Después tuvo chances sobre el final pero tampoco las aprovechó, algo que también era casual en 2016: que el equipo gane partidos sobre la hora. Ahora no sucede lo mismo.
Luego del enfrentamiento con Lanús, de la próxima semana, llegarán a Tucumán, Belgrano, Quilmes y Tigre, antes de finalizar el 2016 y previo al receso. Justo, rivales que pelean por mantener la categoría y en los que los tres puntos, esos que se había acostumbrado a ganar, serán más que importantes.
En el costado positivo está su reciente e histórica clasificación a la Copa Libertadores para su edición 2017. El logro fue de los jugadores que hicieron una campaña casi perfecta en el Torneo de Transición 2016 viniendo de la B Nacional. Entre ambas categorías, el equipo acumuló un invicto de 32 partidos como local.
Los dirigentes (sumado al apoyo incondicional de los hinchas) terminaron ese trabajo con una gran gestión en AFA ante Armando Pérez y compañía y el lunes 31 de octubre terminaron de ganar el partido con la confirmación desde la Comisión Normalizadora.
Paralelamente al esfuerzo institucional, el equipo arrancó la presente temporada con un triunfo (1-0 ante Atlético Rafaela) que salió de la galera por el golazo de Guillermo Acosta. Sin embargo, esa victoria fue la última del equipo en el Monumental, esa fortaleza que en este año fue perdiendo su fuerza tras ese resultado, dando lugar a otra de las diferencias del “Decano” modelo 2016 con el de 2017.
“Hace mucho que no ganamos acá. Esta era una cancha en la que éramos muy fuertes pero últimamente no se nos están dando los resultados”, aseguró Leonel Di Plácido, lateral de Atlético. El tiempo pasado que utiliza para sus verbos confirma la diferencia: el equipo ya no es el mismo como local.
Luego de Rafaela, visitaron el José Fierro Huracán, Estudiantes, Boca y Unión. El equipo de Juan Manuel Azconzábal no pudo con ninguno. Perdió 2-0 ante el “Globo” y el “Pincha” mientras que empató ante el “Xeneize” (2-2) y el “Tatengue” (1-1).
“Sentimos que se nos escaparon dos puntos, necesitábamos sumar de a tres. Sobre todo en casa”, reconoció Josué Ayala, arquero del equipo. La presión, cuando se juega en casa, juega su papel para que el local consiga la victoria pero es algo a lo que Atlético se había acostumbrado por aproximadamente dos años, sin siquiera perder un solo partido.
En el partido ante Unión, sacó la ventaja sobre el cierre del primer tiempo y pudo liquidarlo al principio del segundo pero falló y le costó. Después tuvo chances sobre el final pero tampoco las aprovechó, algo que también era casual en 2016: que el equipo gane partidos sobre la hora. Ahora no sucede lo mismo.
Luego del enfrentamiento con Lanús, de la próxima semana, llegarán a Tucumán, Belgrano, Quilmes y Tigre, antes de finalizar el 2016 y previo al receso. Justo, rivales que pelean por mantener la categoría y en los que los tres puntos, esos que se había acostumbrado a ganar, serán más que importantes.
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