Una mujer o un “outsider” para la Casa Blanca

Lejos de la admiración popular que causa Obama, Clinton y Trump quieren llegar a la Presidencia en los comicios del próximo martes

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06 Noviembre 2016

Sara Barderas - Agencia DPA

WASHINGTON.- Ocho años después de elegir al primer presidente negro en medio de una ola de entusiasmo, los estadounidenses decidirán el martes en las urnas si llevan a la Casa Blanca a la primera mujer o a un novato político millonario que es producto de los “reality shows” de televisión.

En la demócrata Hillary Clinton, de 69 años, o el republicano Donald Trump, de 70, está el presidente número 45 de Estados Unidos, la primera potencia del planeta. Los dos están lejos de despertar la admiración general que suscitó Barack Obama -a punto de retirarse, ha vuelto a marcar un récord de aprobación (55%)- y ambos tienen votantes que los apoyarán sin entusiasmo, solo por evitar lo que consideran el mal mayor.

Clinton encontrará el martes sus apoyos sobre todo en las mujeres universitarias y las minorías, un grupo este último en el que el voto hispano puede jugar un papel importante. Trump ha dejado al descubierto la existencia de un malestar con la política y Washington, con el establishment que representa Clinton, y hallará los suyos en hombres blancos no universitarios golpeados por la globalización, en los que cala su discurso contra los inmigrantes, su retórica populista y su incitación a hacer “América grande otra vez”.

Unos 219 millones de estadounidenses están llamados a votar en un país en el que la participación electoral se sitúa en niveles muy bajos (en 2012 fue del 54,8%) por la necesidad de registrarse previamente para emitir el voto. Aunque Clinton ha liderado las encuestas la mayor parte de la campaña, ella y Trump siguen una carrera ajustada, después de que la demócrata perdiera ventaja por la reapertura de la investigación sobre el uso de un servidor privado para enviar e-mails cuando era secretaria de Estado. Si finalmente vence Clinton, tendrá que gobernar casi seguro con una Cámara de Representantes con mayoría republicana, según apuntan las encuestas. El Senado renueva también el martes un tercio de sus miembros y los demócratas tienen alguna opción de recuperarlo. Junto al resultado, la otra gran incógnita es si Trump reconocerá su derrota si ésta ocurre. “Lo veré en su día”, dijo en el tercer debate electoral, cuestionando uno de los pilares de la democracia y sugiriendo que los comicios están amañados.

La campaña electoral ha sido una de las más crispadas que se recuerdan. Ha valido casi todo y ha dejado un país dividido. Trump ha rebasado líneas rojas hasta el punto de sugerir ataques físicos contra Clinton y de asegurar que la encarcelará si llega a la presidencia.

Ninguna de las polémicas que se volvieron contra él le ha hecho daño de verdad, salvo la de la grabación de 2005 en la que se le escucha alardear de un comportamiento que raya el abuso sexual.

El Partido Republicano, que subestimó sus posibilidades, ha quedado dañado por el efecto Trump. Destacados referentes han dicho que no lo votarán. Otros, con puestos en juego en el Senado, han acabado apoyándolo tras mostrar su disgusto. El resultado es una guerra civil en la formación. Clinton, por su parte, ha tenido que defenderse durante toda la campaña de acusaciones de corrupción -el escándalo de los e-mails abrió otro frente en la Fundación Clinton- y falta de fiabilidad.

Cuando Clinton se lanzó por segunda vez a la carrera presidencial -la primera fue derrotada por Obama en primarias-, estaba, ahora sí, llamada a hacer historia. Su llegada a la Casa Blanca se veía probable y, si finalmente no lo conseguía, habría sido al menos la primera mujer en concurrir a unas elecciones presidenciales. Pero en el camino de la ex primera dama, ex senadora y ex secretaria de Estado se interpuso Bernie Sanders, que con su imagen de “outsider” y sus ideas sociales de izquierda que no encajaban en el credo demócrata tradicional, le disputó las primarias hasta el final, sostenido por jóvenes votantes. El segundo gran obstáculo de Clinton se llama Trump y con las encuestas muy ajustadas, nadie puede asegurar que vaya a ser capaz de superarlo. En el mundo hay inquietud ante esa posibilidad, según muestran los mercados y admiten diplomáticos en Washington en privado. Junto a su nula experiencia en política exterior, Trump ha mostrado que es irritable e imprevisible. (DPA)

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La primera batalla tiene como escenario a Florida

MIAMI.- El republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton entraron en la recta final de las elecciones presidenciales de EEUU y ayer competían por Florida, un estado de preferencias cambiantes que podría ser decisivo en el resultado de los comicios del martes. Los sondeos de opinión muestran que Clinton aún tiene ventaja en estados que podrían ser clave para los comicios, pero su liderazgo se redujo tras la revelación hace una semana de que el FBI está investigando nuevamente si hizo un mal manejo de información clasificada cuando era secretaria de Estado. Un sondeo nacional de McClatchy-Marist publicado ayer mostró que Clinton supera a Trump por un punto porcentual, lo que se compara con la ventaja de 6 puntos porcentuales de septiembre. Las encuestas indican que Florida es uno de los estados cambiantes más competitivos. La presidencial de 2000 se definió en Florida, luego de una disputa por los votos que tras un segundo conteo llevó a la Corte a fallar en favor del republicano George W. Bush por sobre el demócrata Al Gore. (Reuters)

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