Miau Trío recupera el jazz vocal, con estilo propio

Mariana Michi, Rocío Katz y Rocío Iturralde juegan con el público en cada show, y llegan a Tucumán para su primera presentación.

JAZZ VOCAL. Mariana Michi, Rocío Iturralde y Rocío Katz son Miau Trío, y actualizan los sonidos de los 30. JAZZ VOCAL. Mariana Michi, Rocío Iturralde y Rocío Katz son Miau Trío, y actualizan los sonidos de los 30.
03 Septiembre 2016

ACTÚA HOY
• A las 23 en Casa Managua (San Juan 1.015).

El propio nombre del grupo encierra un juego. Miau Trío está conformado por tres mujeres que son alérgicas a los gatos, por lo cual expresan de ese modo un amor imposible de concretar.

Ellas se divierten y hacen divertir; entremezclan sus voces; completan la frase que comenzó alguna otra o tratar de redondear una idea ajena. Y todo esto en medio de una entrevista con LA GACETA, que termina siendo una síntesis de la simbiosis que alcanzan en el escenario, y que se podrá comprobar esta noche, en Casa Managua.

De entrada, salen del molde: para expresarse en canciones, eligieron el jazz vocal de la década del 30, temas casi olvidados que recuperaron y adaptaron para sus registros y que plasmaron en un disco ya agotado, con una estética tan alegre y versátil como la que proyectan.

Son Rocío Iturralde, Mariana Michi y Rocío Katz, abocadas a revivir una época de la canción norteamericana, con la compañía de instrumentos poco comunes en ese género: guitarra, ukelele, cuatro venezolano y castañuelas. Todo tiene una explicación: “no trabajamos con nada de época porque, en definitiva, es música popular de siempre”, aventura Iturralde. Los cambios propuestos incluyen tanto la sonoridad de los instrumentos como la misma forma de tocarlos.

“En escena se torna algo muy divertido, con partes muy teatrales y mucha interacción con el público. Suelen decirnos que no se nota lo complejo de los arreglos vocales que proponemos, pese a que algunos son difíciles. Nos entretiene poder jugar con ellos, luego de mucho estudio antes de actuar”, agrega Michi.

La posibilidad de acercarse a un estilo poco difundido actualmente es otro atractivo de su propuesta. Katz considera que es poco visitado “porque tiene que ver con los registros de las voces”. “Hace poco comenzaron a aparecer algunas grabaciones en las redes sociales. Yo los conocí porque mi viejo tenía un disco simple, con un solo tema. Al empezar a escucharse un poco más, se comenzó a recuperar esa línea”, señala, al tiempo que Iturralde aporta que, en paralelo, “empezaron a surgir distintas bandas en la Argentina, todas a su manera, desde las que apuestan a una nueva musicalidad y con impronta propia, como la nuestra, a las que se orientan más al tributo”.

La impronta lúdica domina su propuesta, que en público nunca se repite porque depende de las reacciones en la platea. “Nosotras traemos los temas viejos, jugamos con ellos y vemos qué producen y qué sale -asevera Katz-, no lo vamos a reproducir exacto. Hace 80 años creaban música a partir de divertirse y para entretener”.

Michi reconoce que una de las dificultades que enfrentaron fue la ausencia de referencias. “No hay partituras ni registros de esa época. Hay algunas que son transcripciones, pero las adecuamos porque yo soy contraalto, Katz es mezzo-soprano e Iturralde, soprano. Cada una debió encontrar cuáles son las notas raras en las que caemos y cómo funcionamos y hicimos algo nuestro, con un rango mayor de temas y sin depender de lo existente. Además, lo que había era para voces masculinas y, habitualmente, para más integrantes. Fue una gran experiencia, porque hay pocos antecedentes de tríos femeninos vocales en el país y menos en jazz”, señala.

En la dinámica con los espectadores el idioma no es una barrera, si bien casi todas las letras son en inglés. “La gente termina entendiéndonos porque interpretamos mucho las letras, que son irónicas y pícaras en su mayoría; las actuamos porque las sentimos, pero no componemos personajes”, remarca Katz. Así, pueden aparecer velos de novia sobre el escenario para contar una ruptura en el altar, o surge un subtitulado humorístico. Y el público va desde niños entusiastas hasta adultos que recuerdan su propia infancia, “porque nos interesa mucho integrarlos en cada show como cómplices de lo que hacemos”, según Iturralde.

En cada presentación hay un tema dedicado a Ricardo Darín; lo aclara Michi: “una noche, en plena función, se me apareció en la cabeza su imagen mientras cantábamos esa canción, se apoderó del tema y quedó fijo, ya se nos fue de la mano”.

Y la lejanía idiomática no les preocupa ni siquiera cuando componen (las tres son cantautoras): lo demuestra que su primera canción propia como trío, que fue escrita en italiano y por fuera de la estructura del jazz. “Ahora hicimos otro tema, ya en castellano, que titulamos ‘Ácaro’, que es la historia de un amor imposible entre un ácaro y una chica. Las tres somos muy alérgicas y todo tiene alguna parte de nosotras”, plantea Iturralde, a modo de síntesis y despedida.


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