Murió tras las torturas en “La Escuelita”

“Abuelo, soy Norma”. La niña se aproximó al hombre que -describió- estaba sentado en el piso, con los ojos vendados. “Un militar me dijo que no me acerque, le dije que era mi abuelo. Me respondió que era un delincuente. Le dije que no, que era mi abuelo”. Norma Medina relató ayer en la megacausa “Operativo Independencia” que cuando tenía 10 años fue detenida junto a su madre Elena Roldán de Medina y llevada al sitio en donde vio secuestrado su abuelo Rito Medina.

Tres miembros de la familia oriunda de Monte Bello (Famaillá) declararon sobre la detención y la trágica muerte del anciano tras pasar por la “La Escuelita” de Famaillá. Los Medina, que se dedicaban a la cosecha de limón y que tenían un pequeño almacén, fueron llevados a destacamentos y centros clandestinos de detención en varias oportunidades, según afirmaron en el Tribunal Oral Federal (TOF).

Norma detalló que pudo hablar con Rito dos veces. Explicó que como había sido la primera nieta, tenían una relación especial: “era todo para mi. Imaginen lo que he pasado cuando se lo han llevado. Fue muy triste. Quería llevármelo a la casa y no lo dejaban ir. Lo tenían como que era el peor terrorista (sic). Le decían que le daba de comer a los que ellos llamaban extremistas. Mis abuelos tenían pensionados, hacían comida para la gente que salía de trabajar”, lamentó.

Ella y su mamá habían sido sacadas todas las veces de su casa y cargadas en un camión. “Llegamos a unas oficinas. Al fondo la bajaron a mi mamá y le vendaron los ojos. La metieron en una pieza, donde había otras mujeres. Algunas lloraban. Yo quedé en el pasillo, era muy curiosa y comencé a caminar. Vi gente sentada y vendada y alcancé así a ver a mi abuelo Rito. La soltaron a mi mamá a la madrugada. La segunda vez que fuimos, mi mamá ya me había cortado el pelo y vestido de varón porque ahí eran todos hombres y tenía miedo de que me hagan algo”, expresó.

Elena narró que en todas las ocasiones las sacaron de la casa militares vestidos de verde que las apuntaban con armas. “Nos llevaron a la administración de la citrícola San Miguel. Había varios conocidos ahí”, dijo y mencionó a vecinos de la zona.

Manifestó qué sucedió luego de que lo detuvieron a su suegro. Rito iba a bordo de una jardinera cuando lo interceptaron y lo subieron a un camión: “fue el 14 de marzo de 1975, el volvía de Tucumán de hacerse un electrocardiograma. No supimos nada de él. Lo buscamos en todas partes, fui a pedir a la administración que lo dejaran. Hasta que una señora me dijo que lo habían llevado al Hospital Padilla”.

Afirmó que fueron a ese centro de salud y que les informaron que estaba internado y con custodia. “Mi marido Juan Carlos Medina entró primero y se sintió mal de verlo. Nunca imaginamos que tenía las piernas amputadas. Después entré, me reconoció y me habló. ‘Ya he pagado todas las culpas, me voy limpio. Me han hecho iniquidades, me pusieron la picana’, me dijo”, lamentó.

La fiscala Julia Vitar preguntó a la mujer si supo qué le pasó. “Me contó que le pasaron un camión por encima de las piernas y que lo torturaron muchísimo. Estaba con gangrena”, consignó. Vitar le consultó si su suegro le había comentado quiénes lo habían herido. “El Ejército lo hizo, estaba en la Escuelita de Famaillá y lo sacaban para torturarlo cerca de Teniente Berdina, me contó”, acusó la mujer. Rito Medina murió el 14 de abril en el hospital Padilla, un mes después de haber desaparecido.

Tanto Elena como su esposo Juan Carlos- que también estuvo detenido algunas horas en diferentes oportunidades- coincidieron en afirmar que en Monte Bello vivían a merced de las fuerzas de seguridad y que su casa permanecía vigilada.

El Tribunal determinará las presuntas responsabilidades de 19 imputados en crímenes de lesa humanidad cometidos contra 271 víctimas. Los casos son de 1975, durante el Operativo Independencia, ordenado por la ex presidenta Estela Martínez de Perón.

Marcos Taire

“Los dirigentes azucareros fueron uno de los objetivos centrales de la represión”

El periodista de investigación Marcos Taire declaró ayer como testigo de contexto en la megacausa. “La cantidad de dirigentes azucareros perseguidos fue enorme. Fueron uno de los objetivos centrales de la represión, así como los movimientos estudiantiles y sociales”, manifestó el autor del libro “El último grito”, sobre la última gran huelga de la Fotia. “El operativo independencia tuvo como pretexto la existencia de un grupo insurgente para liquidar el movimiento obrero, que era muy combativo”, opinó. Aseguró que se silenció a la Fotia y se paralizó la acción sindical.

Cuándo sigue el juicio

Las próximas audiencias se suspenderán por el Congreso Eucarístico

El presidente del Tribunal Oral Federal (TOF), Gabriel Casas, informó ayer que la semana próxima no habrá audiencias. Se retomarán el jueves 23 y viernes 24. Explicó que se debe a que las fuerzas de seguridad no podrán brindar seguridad porque estarán abocadas al Congreso Eucarístico (se concretará entre el 16 y el 19). Habitualmente, gendarmes se ocupan del orden dentro de la sala y policías de la custodia fuera del edificio. El juicio, que es el de mayor magnitud que se celebra en el TOF, comenzó el 5 de mayo y se espera que se extienda durante un año.