Presentarán una biografía de Juana Azurduy de Padilla

Un historiador boliviano revela datos de la heroína que, según documenta, vivió en Tucumán

PRESENTACIÓN. Guerra, Torres y Pojasi, en el Concejo Deliberante, el viernes.LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO.-. PRESENTACIÓN. Guerra, Torres y Pojasi, en el Concejo Deliberante, el viernes.LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO.-.
31 Mayo 2016
Antes del 25 de Mayo de 1810, exactamente un año antes, ocurrió un hecho histórico de igual relevancia, pero que no llegó a tener tanta espacio en los libros de historia como el segundo. El 25 de Mayo de 1809, en la actual ciudad de Sucre, capital de Bolivia, se escuchó el primer grito libertario de Sudamérica. En el vecino país apenas si se recuerda la efeméride, aunque en a nivel regional, en el departamento Chuquisaca, hay quienes lo festejan. Y también hay quienes estudian la historia y lo describen como un terremoto cuyas réplicas llegaron hasta Buenos Aires un año después.

En torno de los puntos en común entre aquellos acontecimientos libertarios giró el foro internacional Las Revoluciones de Mayo y la Independencia Suramericana, un encuentro que tuvo como protagonista a los docentes e investigadores Benjamín Torres (Chuquisaca, Bolivia), Alejandro Pojasi (Salta) y Cecilia Guerra (Tucumán).

Torres, miembro de la Sociedad Geográfica y de Historia de Sucre y de la Academia Boliviana de Historia Eclesiástica, fue el encargado de contar los detalles del mayo boliviano. “Es la primera revolución de Sudamérica y se dice que es el primer grito libertario de la región. El 25 de mayo de 1809 los oidores de la Real Audiencia de Charcas obligan a renunciar a su presidente, Ramón García Pizarro, y es la primera vez que se crea un gobierno autónomo. Duró hasta 1809 y cómo le haya ido es un tema aparte...”, resume el investigador.

Estudioso de los procesos que hermanaron a Bolivia y a Argentina, y siempre con la inquietud de contar la historia que no siempre llega a las aulas, Torres volverá a Tucumán el 10 de junio a presentar su biografía “Juana Azurduy de Padilla. La historia detrás de la leyenda”, donde cuenta que la guerrera vivió en Tucumán.

“Hay documentación de que ella recibe una colaboración de Bernabé Aráoz -primer gobernador de Tucumán- porque estaba enferma. Ella había ido el año anterior a Buenos Aires a cobrar los sueldos de su esposo, y luego estuvo en Tucumán”, contó. El marido de Azurduy fue Manuel Ascencio Padilla, militar del Alto Perú que murió en batalla el 14 de septiembre de 1816.

“Ella se presenta como viuda del coronel Manuel Ascencio Padilla -quien participó en la Batalla de Tucumán (1812)- y como residente en Tucumán, según ella declara. Ese dato nos abrió la idea de que entonces no era Salta donde vivía. Todo el mundo habla de memoria de que estuvo con Güemes, pero en este documento dice que era residente en Tucumán. Había un sólo Tucumán en la época colonial y era esta ciudad. Lo que consta de manera documental es que sí vivió en Tucumán por un par de años y que alrededor de 1823 ya está en Salta y en 1825 retorna a Chuquisaca, donde muere. Esa documentación está y la queremos presentar junto con el libro”, adelantó Torres.

En este caso la investigación buscará también una rectificación histórica. “Se tiene como fecha de su nacimiento el 12 de julio, pero resulta que hay un caso de homónimos. Es que Juanas Azurduy hay como 10. Lo que queremos documentar es quién es la que se casó con Padilla. Y no es la del 12 de julio. Tiene que haber una rectificación a partir de los documentos: cuándo nació, cuándo se casó y qué es lo que hizo de su vida. Esas inquietudes ya se las hicimos llegar a las autoridades bolivianas y como es parte de una historia en común con Argentina, también es tarea de los investigadores de acá”, finalizó el investigador.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios