“Será difícil que el fútbol argentino cambie”

“Será difícil que el fútbol argentino cambie”

A 16 años de su momento dorado como futbolista, el exarquero aceptó un mano a mano con LA GACETA.

 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ
04 Mayo 2016
Pasaron 16 años de su momento dorado como futbolista, pero él sigue vigente. Ahora toda la experiencia recogida durante su carrera realizar charlas de liderazgo empresarial. Sergio Goycochea vino a Tucumán invitado por la Facultad de Educación Física y ofreció una serie de conferencias con motivo de los festejos por el Bicentenario. El ex arquero, que además trabaja en televisión, aceptó un mano a mano con LG Deportiva.

- ¿Por qué nunca estuviste ligado directamente al fútbol?

- Cuando me retiré no me interesaba y después me encaminé hacia otro lado. Es una cuestión de gusto, no me veo siendo entrenador, quizás sí ayudante de campo o como manager. Pero ya tengo 52 años y estoy enfocado hacia otro lado. No lo tengo en mi cabeza por ahora.

- ¿Cómo ves al fútbol argentino y los cambios que se proyectan?

- Esto es como cuando a tu casa le cambiás el frente o la pintás de otro color. El fútbol argentino siempre fue exportador y mientras no pueda retener económicamente a sus figuras ningún cambio va a ser posible. Esto es una cuestión económica y no pasa porque los clubes se manejan mal, sino porque no generan los recursos para hacer frente a otros mercados más poderosos. Si vos repatriás a todos los futbolistas argentinos y armás una liga sería la mejor del mundo. Mientras no se cambie la ecuación económica, va a ser difícil que el fútbol argentino cambie.

- ¿Qué opinión tenés respecto al proyecto de la Superliga?

- Este proyecto no es claro, no hay nada definido. Con esto Boca y River van a sacar diferencias porque van a tener una billetera mucho más grande. Ojo, legítimamente, porque son los clubes que más generan. El fútbol argentino se emparejó para abajo con esto de los torneos con tantos equipos. Desde 2006 hasta acá, en 20 torneos hubo 12 campeones. Eso es nivelar para abajo porque los equipos no pueden sostener los planteles. Hay que estudiar bien el tema. Si sirve para generar recursos para los clubes, estará bien. Hay que cambiar muchas cosas.

- ¿Qué pensás del proyecto de implementación de la responsabilidad patrimonial de los dirigentes?

- Me parece perfecto. Muchos salieron a decir que era discriminatorio pero acá hay algo claro: no cualquiera puede ser presidente de Boca o River, por ejemplo. Tampoco firmar contratos elevados sin tener ninguna responsabilidad. Hay que tener seriedad siempre.

- ¿Cómo manejaste el hecho de saltar a la fama de golpe?

- Aprendiendo de la situación. En el ’90, cuando me fui al Mundial de Italia un 22 de abril sólo me conocía la gente del fútbol. Volví el 9 de julio y me conocían hasta las hormigas. Eso no me cambió. Es fuerte. Iba al supermercado y me conocía hasta la señora que estaba comprando tomates. Es difícil manejar eso porque no tenés privacidad. En ese tipo de momentos es cuando tenés que tener claras las ideas, si no terminás volcando.

- ¿Eso es lo que intentás transmitir en las charlas de liderazgo?

- Claro. La vida es así. Cuando no tenés en claro para dónde vas, te golpea. Hay que prepararse e ir aprendiendo de cada situación.

- ¿El penal del Andreas Brehme fue como si te hubieran despertado de un sueño?

- En ese momento no lo sentí así. Caí de que habíamos perdido la chance de ser campeones del mundo cuando vi que les colgaban la medalla a los alemanes. Ahí me cayó la ficha. Para nosotros, emocionalmente la final fue con Italia. Igualmente el golpe fue duro.

- ¿Cómo fue el momento de ese penal? ¿Tenías una presión extra por los que habías atajado antes?

-Cuando Brehme se paró frente mío, levanté la cabeza para ver el cartel y vi que iban 86’. Era como el quinto penal de una serie. Sabía que si me lo hacían estábamos muertos. Yo no atajo ese remate porque pensé que iba a tirarlo arriba. Fui a ese lugar. Por eso no llegué abajo. Creía que él iba a intentar asegurarlo. Brehme tenía una justeza tremenda. Si alcanzaba a rozar la pelota lo hubiera atajado y la historia, quizás, hoy sería distinta.

- ¿Se aprende a atajar penales o es algo innato?

- Hay un poco de cada cosa. Se puede mejorar, obviamente, pero no es una ciencia exacta; hay muchos factores que influyen. Igual se puede entrenar la potencia de piernas, aprender a mirar al delantero, esperar hasta último momento para decidir.

- ¿Seguís el fútbol tucumano?

- Soy futbolero y consumo mucho fútbol. Sé que Atlético está en Primera, pero por mi amistad con Roberto (Sagra) sigo cómo le va a San Martín. El otro día estaba viendo la TV y apareció La Ciudadela llena en una tercera categoría. Es increíble, parecía que estaba jugando la selección la final de un Mundial. La pasión de sus hinchas es tremenda; San Martín merece estar mucho más arriba.

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